Continuación de Jueves Santo – Cenáculo y San Pedro In «Gallicantu» (Cuarta Parte).
Getsemaní
El Monte de los Olivos, es un pequeño monte que se halla enfrente de la ciudad vieja de Jerusalén. Su nombre se debe a la abundancia de olivos que había en esta zona en época antigua, y que desde un punto de vista cristiano, va ligado a la vida de Jesús ya que por aquí realizó varios recorridos, realizó la entrada a Jerusalén el Domingo de Ramos, fue a orar después de la última cena, fue prendido y, posteriormente, ascendió a los cielos 40 días después de la resurrección.
La Iglesia de las Naciones (o de la agonía), localizada en el Monte de los Olivos, es una de las iglesias más significativas de Jerusalén. No tanto por la iglesia, que merece mucho la pena sino por el huerto que se halla al lado, el que podemos imaginar como el Huerto de Getsemaní (del arameo “Gath-Šmânê”, que significa ‘prensa de aceite”) de la biblia. Unas verjas guardan 8 olivos supervivientes de la tala que Tito ordenó en los años 70 de nuestra era, que algunos botanistas datan de la edad del propio Cristo, por lo que es fácil situarte aquí imaginándote a Jesús venir a rezar antes de su arresto y donde Judas Iscariote entregó a su maestro.
La basílica que está justamente al lado se llama “de las naciones” ya que fue construida a principios del SXX gracias a los fondos de 16 países que donaron para su edificación. De hecho, en el interior hay un mosaico con el escudo de estos países y se guarda una roca en la que se cree que estuvo Cristo durante su agonía.
Volviendo a la última cena, nos hemos dejado la traición de Judas ya que la figura del mismo es muy relevante en la Semana Santa del evangelio y abarca tanto la visita al Cenáculo como a Getsemaní. Volviendo a los versículos de Mateo, Jesús predice la traición de Judas, el cual ya había vendido a los sumos sacerdotes por treinta monedas de plata en miércoles santo (un día antes de la última cena).
Jesús predice la traición de Judas
20 Al anochecer, Jesús estaba sentado a la mesa con los doce. 21 Mientras comían, les dijo:
—Les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar.
22 Ellos se entristecieron mucho, y uno por uno comenzaron a preguntarle:
—¿Acaso seré yo, Señor?
23 —El que mete la mano conmigo en el plato es el que me va a traicionar —respondió Jesús—. 24 A la verdad el Hijo del hombre se irá, tal como está escrito de él, pero ¡ay de aquel que lo traiciona! Más le valdría a ese hombre no haber nacido.
25 —¿Acaso seré yo, Rabí? —le dijo Judas, el que lo iba a traicionar.
—Tú lo has dicho —le contestó Jesús.
Mateo 26.20-25
Después de la última cena, en torno a medianoche, Jesús se retira a orar a este simbólico huerto en el Monte de los Olivos y que hoy en día nos traslada a la época de Jesús. De hecho, quizá sea uno de los únicos lugares dentro del recorrido de Semana Santa que más nos impresionó ya que nos podemos imaginar algunas escenas de la biblia ocurrieran en este mismo lugar.
Poco después de retirarse a orar, Judas se acerca y le da un beso, señalando a los romanos a quién deben de apresar. Esto se conoce como el beso de Judas.
Prendimiento de Jesús
43 Todavía estaba él hablando, cuando de pronto se presenta Judas, uno de los doce, y con él una multitud con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes, de los escribas y de los ancianos.44 Y el que le entregaba les había dado una contraseña, diciendo: Al que yo bese, ése es; prendedle y conducidle con seguridad.45 Inmediatamente después de llegar, se acerca a él y le dice: Rabí, Rabí [Rabí][a], y le besó.46 Entonces ellos le echaron las manos y le prendieron.
Marcos 14.43-46
A continuación Viernes Santo – Vía Crucis (Sexta Parte).