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Qué ver alrededor de Tiflis: excursiones y lugares imprescindibles en Georgia

Georgia es un país que sorprende a cada paso. Aunque Tiflis, su capital, atrae con su mezcla de tradición y modernidad, los alrededores y regiones cercanas ofrecen experiencias que transforman cualquier viaje en una aventura más interesantes. Desde antiguas capitales con templos medievales hasta ciudades talladas en la roca, balnearios naturales y una vibrante urbe a orillas del mar Negro, este pequeño país del Cáucaso se despliega en una variedad de paisajes y culturas que lo convierten en uno de los destinos más singulares del mundo, a pesar de su pequeño tamaño.

En el Gran Cáucaso

En este artículo de Mundok hemos preparado nuestro paso por algunos de los lugares que más nos gustaron alrededor de Tiflis. Se pueden organizar excursiones de un día o escapadas más largas, combinando historia, naturaleza y gastronomía en un itinerario perfecto para conocer el verdadero espíritu de Georgia.

Mtskheta: la antigua capital espiritual de Georgia

Hablar de Mtskheta es hablar del alma de Georgia. Situada a tan solo 25 kilómetros al norte de Tiflis, esta pequeña ciudad fue capital del reino de Iberia hasta el siglo V y es considerada el centro espiritual del país.

Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, reúne templos, monasterios y paisajes que resumen la esencia de la historia georgiana. Llegar hasta aquí es sencillo: en apenas media hora por carretera desde Tiflis, te encontrarás en un entorno que parece haber detenido el tiempo. El contraste entre la bulliciosa capital y la calma de Mtskheta hace que esta excursión sea casi obligatoria para cualquier viajero. Puedes incluso llegar en taxi por la cercanía si no pudieras moverte de Tiflis.

Catedral de Svetitskhoveli

El gran símbolo de Mtskheta es la Catedral de Svetitskhoveli, levantada en el siglo XI sobre antiguos templos cristianos y paganos. Su nombre significa “columna vivificante” y, según la tradición, en su interior se guarda la túnica de Cristo, lo que la convierte en uno de los lugares más sagrados del cristianismo ortodoxo. La majestuosidad de su arquitectura, sus murallas defensivas y los frescos medievales (como el del Cristo Pantocrátor) que sobreviven en sus muros transmiten una atmósfera única. Entrar en la catedral durante una ceremonia litúrgica, con cánticos polifónicos resonando bajo sus cúpulas, es una experiencia que impresiona. Sin embargo, a diferencia del monasterio de Geghard , no tuvimos la suerte de presenciar ningún cántico.

La entrada a la Catedral de Svetitskhoveli
El interior de la catedral con el Cristo Pantócrator

Otro de los puntos imprescindibles es el Monasterio de Jvari, construido en el siglo VI en lo alto de una colina desde la que se contempla la confluencia de los ríos Aragvi y Kura. La panorámica es probablemente una de las más famosas de todo el país: el monasterio de piedra recortado sobre el horizonte y, al fondo, las montañas que rodean Mtskheta. Este lugar está cargado de simbolismo, ya que según la tradición fue aquí donde la santa Nino levantó una cruz de madera tras convertir a Iberia al cristianismo en el siglo IV. La vista al atardecer es sencillamente inolvidable.

Monasterio de Jvari

No confundir la Iberia oriental con la occidental

La Iberia oriental, también llamada reino de Kartli, era un antiguo estado situado en el territorio de la actual Georgia oriental, con capital en Mtskheta y luego en Tiflis. Fue un centro político y espiritual clave en el Cáucaso, donde se adoptó el cristianismo en el siglo IV. En cambio, la Iberia occidental hace referencia a la península ibérica —España y Portugal actuales—, llamada así por los antiguos griegos y romanos por la presencia del río Íber (Ebro). Aunque comparten nombre, ambas regiones no tenían relación directa entre sí: una era caucásica y la otra europea, y el término “Iberia” se usó en paralelo para designar territorios muy distintos en el mundo antiguo.

Mtskheta es todavía más especial gracias al río Kura (Mtkvari), que contornea la ciudad con un amplio meandro antes de seguir su curso hacia Tiflis. Este abrazo de agua enmarca la antigua capital con un escenario natural que la hace aún más bella, especialmente visto desde los miradores de Jvari.

Panorámica al atardecer desde el Monasterio de Jvari. Se observa la confluencia de los ríos Mtkvari (Kura) y Aragvi

No se puede dejar de mencionar el Monasterio de Samtavro, situado a las afueras de la ciudad, muy cerca del casco histórico. Este monasterio del siglo IV, reconstruido en el XI, alberga la tumba de la santa Nino, la evangelizadora de Georgia, que jugó un papel clave en la conversión del país al cristianismo. Sus frescos, su campanario y el ambiente de recogimiento lo convierten en otro punto de gran valor espiritual. Pasear por sus jardines, donde los cipreses marcan la entrada, es sentir la fuerza de una tradición que sigue viva en la vida cotidiana de los habitantes. En este monasterio también reposan los restos del rey Mirian III y la reina Nana, los primeros monarcas de Iberia que adoptaron la fe cristiana.

Monasterio de Samtavro
Monasterio de Samtavro

Además de estos monumentos principales, Mtskheta conserva un casco histórico encantador. Sus casas de piedra, los talleres artesanales y los pequeños cafés ofrecen al viajero un respiro tranquilo después de visitar los templos. Aquí puedes probar un buen khachapuri recién horneado, khinkali (empanadillas rellenas de carne o vegetales), mtsvadi (brochetas a la parrilla)  o un vaso de vino georgiano en tabernas familiares. Este ambiente pausado y hospitalario refleja el contraste perfecto con la energía de Tiflis, ofreciendo un viaje en el tiempo y al corazón espiritual de Georgia.

Media jornada de visita desde Tiflis es suficiente para caminar, descubrir los monumentos y los templos y relajarse en un restaurante georgiano degustando una copa de vino local. Recomiendo incluso ver el atardecer desde el Monasterio de Jvari ya que las vistas son realmente espectaculares.

Uplistsikhe: la ciudad rupestre perdida

A unas dos horas de Tiflis se encuentra Uplistsikhe, una ciudad excavada en la roca que revela los secretos de las primeras civilizaciones de Georgia. Fundada en la Edad de Hierro, se convirtió en un importante centro político y religioso antes de la expansión del cristianismo. Sus túneles, templos y viviendas rupestres cuentan más de 3.000 años de historia, con un urbanismo sorprendentemente avanzado para su tiempo.

Uplistsikhe
Uplistsikhe

Caminar por Uplistsikhe es una experiencia única. Sus calles de piedra, las cámaras subterráneas y los restos de un teatro al aire libre muestran la vida cotidiana de una sociedad que prosperó en un entorno hostil. La basílica cristiana construida en el siglo X sobre las cuevas añade una dimensión espiritual, recordando cómo este lugar se adaptó a nuevas religiones y culturas a lo largo de los siglos.

El paisaje que rodea Uplistsikhe es tan fascinante como el propio yacimiento. Colinas áridas, valles abiertos y una luz intensa que resalta las formas talladas en la roca crean una atmósfera casi mística. No es difícil imaginar cómo sus antiguos habitantes usaban este entorno como refugio y centro estratégico en tiempos de conflicto.

Uplistsikhe

Nos sorprendió realmente encontrar una ciudad enclavada en las rocas, que me traía al recuerdo alguna ciudad similar en Turquía y la Capadoccia. Este lugar tiene merecida su fama y merece la pena que se encuentre dentro del itinerario de Georgia.

Para llegar lo más recomendable es alquilar un coche o contratar una excursión organizada, ya que el transporte público no conecta directamente con la entrada. Es fundamental llevar calzado cómodo, pues el terreno es irregular. La visita dura entre dos y tres horas, pero conviene tomarse el tiempo necesario para disfrutar de cada rincón y comprender la magnitud de esta ciudad perdida.

Uplistsikhe
Una impresionante ciudad en las rocas – Uplistsikhe

Se puede combinar la visita a Uplistsikhe con una ágil visita a Gori y al museo de Stalin, acabando la jornada en Mtskheta.

Gori: la ciudad natal de Stalin

A poco más de una hora de Tiflis y muy cerca de Uplistsikhe se encuentra Gori, una ciudad que atrae la atención principalmente por ser el lugar de nacimiento de Iósif Stalin. Aunque pequeña y tranquila, su importancia histórica la convierte en una parada interesante dentro de una ruta por Georgia central.

Lo primero que sorprende es saber que el dictador comunista llegó tan lejos y fue tan temido tanto para detractores como amigos, habiendo crecido en un lugar tan humilde, y región satélite y de menor importancia dentro de la Unión Soviética (realmente nació en tiempos del Imperio Ruso). Es decir, no fue una persona crecida y formada dentro de los círculos y regiones más punteras del imperio ruso, como podía ser Moscú o San Petersburgo.

Museo de Stalin

Como amante de la historia, y en particular, el periodo de las Guerras Mundiales, el Museo de Stalin, dentro de la visita a Gori, es sin duda el punto central de la visita. Allí se exhiben objetos personales, fotografías y documentos relacionados con la vida del dictador soviético. Incluso se conserva el pequeño vagón verde blindado que utilizaba en sus viajes. La exposición genera opiniones encontradas: algunos visitantes la consideran un homenaje excesivo, mientras que otros la ven como una oportunidad para reflexionar sobre la compleja figura de Stalin y su impacto en el mundo.

Museo Stalin
Stalin de joven
Lenin

En mi opinión, el museo se encuentra tal y como se expuso en su día, es decir, “una oda al magnánimo y alabado líder del régimen comunista”. Puedes encontrar fotos donde se ve un Stalin con sentimientos, por ejemplo, abrazando a una niña, mandando un mensaje de que es cercano y quiere al pueblo. Es una evidente muestra de propaganda de uno de los mayores exterminadores de la historia, que, a su vez, hace muy interesante valorar al museo con el rigor actual, y dejarlo tal cual es, un ejemplo de blanqueo del dictador en su tiempo.

Stalin como el “padre de los pueblos”, protector de la infancia y símbolo de un futuro próspero.
Vagón verde blindado de Stalin
Vagón verde blindado de Stalin

Más allá del museo, Gori ofrece otros atractivos. La fortaleza de Gori, situada en una colina, permite contemplar la ciudad y sus alrededores. Aunque gran parte de la estructura está en ruinas, el lugar conserva un aire histórico que recuerda la importancia estratégica de la zona.

A la izquierda la Estrella de Héroe de la Unión Soviética y a la derecha la Orden de Lenin: las condecoraciones más prestigiosas de la Unión Soviética

Kazbegi y la iglesia de Gergeti: la postal del Cáucaso

La región de Kazbegi, oficialmente conocida como Stepantsminda, es una de las excursiones más espectaculares desde Tiflis. A unas tres horas de viaje por la Carretera Militar Georgiana, la ruta atraviesa valles verdes, montañas nevadas y pasos de alta altitud que regalan paisajes inolvidables. El trayecto ya es parte de la experiencia, con paradas en miradores y fortalezas que muestran la importancia histórica de este corredor estratégico entre Rusia y Georgia.

El Gran Cáucaso

El trayecto entre Tiflis y Stepantsminda no es largo. En poco más de 2 horas y media lo recorres. Georgia es muy pequeño, por lo que ir de norte a sur y viceversa no debería llevarte mucho más de 3 horas. Sin embargo, cuando fuimos nosotros, veníamos del propio Ereván en Armenia, y el trayecto se nos hizo de 8-9 horas, llegando de madrugada a Stepantsminda.

Por supuesto decir que no es aconsejable conducir de noche en Georgia. No solo por la poca pericia que tienen los georgianos al volante, ignorando por completo cualquier señal vial, sino también porque fuera de las ciudades, el mundo rural y animal sigue estando muy presente. En nuestro camino final a Stepantsminda, recuerdo un gran manto de niebla de madrugada que apenas nos dejaba visión, y justo sin haberla visto apareció en el lateral de la carretera una vaca. Si el animal hubiera estado en el centro de la vía, la colisión hubiera sido segura.

En otro orden de cosas, pernoctar en este pueblo es aconsejable. Es un punto y aparte en el camino, donde proseguir al sur o al oeste del país.

Siguiendo con el viaje una vez allí, cuando nos despertamos por la mañana fuimos sorprendidos por las grandes montañas que asomaban frente a nuestros ojos. El Gran Cáucaso. La cordillera más alta de Europa que estremece solo con pensar atravesarla. Sus picos nevados y sus cumbres de infarto, en especial el monte Kazbek, da una gran riqueza al entorno.

Las impresionantes vistas desde nuestro apartamento a la mañana siguiente
Las impresionantes vistas desde nuestro apartamento a la mañana siguiente

El gran icono de la región es la iglesia de la Trinidad de Gergeti, situada a 2.170 metros de altitud. Construida en el siglo XIV, esta iglesia de piedra parece flotar entre las nubes, con el monte Kazbek (5.047 metros) como telón de fondo. Es una de las imágenes más fotografiadas de Georgia y, sin duda, un símbolo del país. Llegar hasta allí puede hacerse en un 4×4 o a pie, en una caminata de unas dos horas que recompensa con vistas impresionantes.

Iglesia de la Trinidad de Gergeti
Iglesia de la Trinidad de Gergeti
El monte Kazbek al fondo

El aire puro, el silencio y la magnitud del paisaje convierten a Gergeti en un lugar casi espiritual, incluso para quienes no son creyentes. Ver cómo los pastores guían a sus rebaños por las laderas refuerza la sensación de estar en un sitio detenido en el tiempo, donde la naturaleza dicta el ritmo de la vida.

El Gran Cáucaso

Kazbegi también ofrece opciones de alojamiento y rutas de senderismo para los amantes de la aventura. Desde caminatas cortas hasta travesías de varios días, la región es perfecta para quienes buscan conectar con la montaña. El pueblo de Stepantsminda, con sus casas tradicionales y restaurantes familiares, es el punto de partida ideal para explorar esta joya del Cáucaso.

Panorámica del Cáucaso

En nuestro viaje allí, vimos varias posibilidades para escalar el propio monte Kazbek con sus más de 5000m de altitud. Sin duda una experiencia formidable para los montañeros más experimentados, algo que no aplicaba al grupo en el que me encontraba. La figura de la enorme montaña impresiona a la vez que imprime temor si atrevieras atacar su cumbre.

Ananuri: la fortaleza a orillas del embalse de Zhinvali

De camino a o de vuelta de Stepantsminda puedes visitar el complejo fortificado de Ananuri.

Complejo de Ananuri

Este lugar es uno de los sitios históricos más impactantes de Georgia. Se encuentra a unos 70 kilómetros al norte de Tiflis, justo a la orilla del embalse de Zhinvali, en plena ruta hacia Kazbegi. Su silueta de murallas y torres reflejada en las aguas turquesas del lago ofrece una de las postales más reconocibles del país, especialmente cuando las montañas circundantes se tiñen de verde en primavera o de tonos ocres en otoño.

Un paisaje increíble
Complejo de Ananuri

La fortaleza fue construida entre los siglos XVI y XVII como residencia de los duques de Aragvi, una poderosa dinastía feudal que controlaba la región. Dentro del complejo se conservan varias torres de defensa, murallas y dos iglesias. La más destacada es la Iglesia de la Virgen (Ghvtismshobeli), decorada con un relieve en su fachada principal que muestra una cruz enmarcada por motivos geométricos. Sus frescos interiores, aunque muy deteriorados, aún transmiten la fuerza espiritual de este enclave.

Interior ortodoxo de la iglesia

Su posición estratégica en el valle del Aragvi la convirtió en un bastión clave para proteger las rutas comerciales que unían el Cáucaso con Tiflis. Pasear por sus murallas permite imaginar las luchas y asedios que marcaron su pasado.

La belleza del entorno multiplica el atractivo de la visita. El embalse de Zhinvali, de aguas intensamente azules, crea un contraste espectacular con las piedras grises de la fortaleza. Nos detuvimos en los miradores cercanos para tomar fotografías panorámicas. Además, Ananuri es fácilmente accesible desde la carretera principal, lo que lo convierte en una parada obligada en tu trayecto al norte o de vuelta a Tiflis.

Dedicar una hora a explorar Ananuri es suficiente. Se puede considerar el preludio perfecto antes de adentrarse en las montañas del Gran Cáucaso.

Kakheti: la cuna del vino georgiano

Georgia es considerada la cuna del vino, y la región de Kakheti es su epicentro. A solo dos horas de Tiflis, los paisajes cambian para mostrar colinas cubiertas de viñedos, pueblos medievales y bodegas donde el vino se sigue elaborando con el método tradicional de qvevri: grandes tinajas de barro enterradas bajo tierra. Esta técnica, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial, define la identidad vinícola del país.

Kakheti

El pintoresco pueblo de Sighnaghi, conocido como la “ciudad del amor”, es la puerta de entrada a Kakheti. Rodeado por murallas defensivas, con calles adoquinadas y balcones de madera, ofrece una atmósfera romántica y tranquila. Desde sus miradores se contempla el valle de Alazani y, en días despejados, la silueta de las montañas del Cáucaso.

Las bodegas de Kakheti ofrecen experiencias que van más allá de la simple cata. Los visitantes pueden conocer el proceso ancestral de vinificación, participar en almuerzos típicos y escuchar los cánticos polifónicos georgianos que acompañan las celebraciones del vino. Probar un Saperavi (tinto intenso) o un Rkatsiteli (blanco afrutado) es descubrir sabores que no se parecen a los vinos europeos.

La mejor forma de explorar Kakheti es con un coche de alquiler o excursión guiada, ya que el transporte público no conecta bien los pueblos. Pasar al menos una noche en una casa de huéspedes local permite vivir la hospitalidad georgiana, compartir mesa con las familias y comprender por qué el vino es mucho más que una bebida: es parte esencial de su cultura.

Borjomi: el balneario entre montañas

Borjomi es sinónimo de naturaleza y bienestar. Famoso por sus aguas minerales, este balneario en el centro de Georgia atrae a viajeros en busca de relax y aire puro. Rodeado de montañas y bosques, su entorno es perfecto para desconectar del bullicio de Tiflis y disfrutar de un ambiente saludable.

Borjomi

El Parque Central de Borjomi es el corazón de la ciudad. Allí se encuentran manantiales de agua mineral donde los visitantes pueden beber directamente del surtidor. El sabor, algo peculiar por su alto contenido en minerales, es parte de la experiencia. La fama de estas aguas se remonta al siglo XIX, cuando los zares rusos las popularizaron en toda Europa.

Además del agua, Borjomi ofrece naturaleza en estado puro. El Parque Nacional de Borjomi-Kharagauli es uno de los más grandes del Cáucaso, con rutas de senderismo que atraviesan bosques de abetos, ríos y praderas alpinas. Es un destino ideal para quienes disfrutan de la montaña sin necesidad de ascender a grandes cumbres.

La ciudad también conserva en sus edificios de estilo imperial ruso, muchos de ellos balnearios históricos que aún funcionan. Pasar un par de días en Borjomi permite combinar relax, naturaleza y cultura, convirtiéndolo en una escapada ideal desde Tiflis.

Batumi: la joya georgiana del mar Negro

Más allá de Borjomi, a más de 350 kilómetros de Tiflis, Batumi se presenta como un destino sorprendente. Situada en la costa del mar Negro, es la segunda ciudad más importante del país y un centro turístico en constante crecimiento. Llegar hasta aquí es sencillo en tren nocturno, avión o coche, lo que la convierte en una extensión natural para quienes desean ver un Georgia diferente.

Batumi

El paseo marítimo de Batumi es su gran atractivo. Con playas de guijarros, cafés frente al mar y una animada vida nocturna, la ciudad se llena de energía especialmente en verano. La escultura en movimiento de “Ali y Nino”, dos figuras que se funden y separan, se ha convertido en símbolo del amor y de la ciudad misma.

Pero Batumi no es solo mar. Su arquitectura combina rascacielos modernos con edificios de estilo europeo y restos de la época otomana. El jardín botánico de Batumi, con miles de especies vegetales y vistas espectaculares de la costa, es uno de los más grandes de Eurasia y un lugar perfecto para pasear.

Además, Batumi es la puerta de entrada a la región de Adjara, con montañas cubiertas de bosques subtropicales, cascadas y pueblos tradicionales. Dedicarle al menos tres días a Batumi y sus alrededores permite disfrutar tanto de su lado cosmopolita como de su riqueza natural.

En nuestro recorrido no nos dio tiempo de acercarnos a este pueblo costero del Mar Negro pero según nos aconsejaron los locales, era un destino muy recomendable con el buen tiempo.

Conclusión

Explorar los alrededores de Tiflis es descubrir un Georgia diverso, lleno de contrastes y experiencias. Desde la espiritualidad de Mtskheta hasta la modernidad costera de Batumi, pasando por las montañas del Cáucaso, los balnearios de Borjomi y los viñedos de Kakheti, cada destino aporta una pieza esencial al mosaico cultural del país.

Georgia no es un lugar para ver de pasada: es un país para recorrer despacio, varias veces, dejando que sus paisajes, sabores y gentes se queden grabados en la memoria del viajero.