Visitar Tiflis, la capital de Georgia, es como abrir un libro donde cada página mezcla historias antiguas con capítulos modernos. Situada a orillas del río Mtkvari, rodeada de montañas y atravesada por leyendas, esta ciudad sorprende por su diversidad: fortalezas medievales, iglesias ortodoxas, baños termales, esculturas urbanas, avenidas modernas y una gastronomía única en el mundo.

En este artículo te llevo de la mano para descubrir qué ver en Tiflis, siguiendo un recorrido que comienza en su ciudad vieja y termina en sus zonas más modernas, sin olvidar un apartado especial dedicado a la cocina georgiana.

Historia de Georgia: del reino antiguo a la república moderna
Georgia es un país pequeño en tamaño, pero enorme en historia. Situada entre el mar Negro y el mar Caspio, en plena cordillera del Cáucaso, fue durante milenios un puente entre imperios, religiones y culturas.
Los orígenes y la cristianización
Los primeros reinos georgianos, Cólquida e Iberia caucásica, aparecen ya mencionados por los griegos. La leyenda del vellocino de oro y los argonautas sitúa precisamente en Cólquida (costa del mar Negro) una de las historias fundacionales de la mitología europea. En el siglo IV, Georgia se convirtió en uno de los primeros países cristianos del mundo, gracias a la labor evangelizadora de Santa Nino.
La edad dorada
Durante la Edad Media, Georgia alcanzó su esplendor bajo el reinado de la reina Tamar (siglo XII-XIII). Fue una época de prosperidad cultural, con monasterios, catedrales y obras literarias como El caballero en la piel de pantera de Shota Rustaveli, del que más tarde hablaremos. Sin embargo, las invasiones mongolas y timúridas golpearon al país, que entró en siglos de fragmentación.
Entre imperios: persas, otomanos y rusos
A partir del siglo XVI, Georgia quedó atrapada entre dos gigantes: el Imperio persa y el otomano. Los reinos georgianos sobrevivieron entre alianzas y guerras, hasta que en el siglo XIX Rusia la incorporó a su imperio, lo que supuso tanto modernización como pérdida de independencia.
El siglo XX: independencia, soviets y libertad
En 1918, tras la caída del Imperio ruso, Georgia proclamó por primera vez su independencia, pero en 1921 fue invadida por el Ejército Rojo e incorporada a la URSS. Bajo el dominio soviético, se industrializó, pero sufrió represión y pérdida de libertades. Con la desintegración soviética en 1991, Georgia recuperó su independencia, aunque enfrentó guerras internas en Abjasia y Osetia del Sur y tensiones con Rusia.
Georgia hoy
En el siglo XXI, Georgia se ha abierto al mundo como un destino turístico emergente, combinando sus montañas, su cultura vinícola milenaria y su hospitalidad. Aunque las tensiones territoriales siguen presentes, el país avanza en reformas y en un acercamiento hacia Europa.

Historia de Tiflis: de leyenda fundacional a capital vibrante
Una ciudad nacida de aguas termales
La fundación de Tiflis se atribuye al rey Vakhtang Gorgasali, en el siglo V, tras descubrir manantiales de agua caliente mientras cazaba. De ahí el nombre Tbilisi, que significa “lugar cálido”. Pronto se convirtió en capital del reino de Iberia, gracias a su posición estratégica en la Ruta de la Seda.
Invasiones y renacimientos
A lo largo de los siglos, Tiflis fue conquistada repetidamente: árabes, bizantinos, mongoles, persas y otomanos la dominaron en distintos momentos. Cada invasión dejó huellas en su arquitectura y en la mezcla cultural que caracteriza la ciudad. La fortaleza de Narikala, las iglesias ortodoxas, los baños de azufre y las casas de balcones de madera son testigos de esta diversidad.
Tiflis bajo el imperio ruso
En el siglo XIX, bajo dominio ruso, Tiflis se modernizó: se construyeron avenidas, teatros y universidades. La ciudad se convirtió en un centro cultural donde convivían georgianos, armenios, judíos, rusos y persas, lo que dio lugar a una vida urbana vibrante.

Época soviética
Con la llegada de los soviéticos en 1921, Tiflis pasó a llamarse oficialmente Tbilisi (forma actual del nombre). Durante el periodo soviético se expandió industrialmente, pero también se reprimieron sus tradiciones nacionales. Aun así, se mantuvo como un núcleo cultural e intelectual de la región.
Tiflis en la Georgia independiente
Tras 1991, la ciudad vivió momentos difíciles de inestabilidad y conflictos. Sin embargo, en las últimas décadas se ha transformado en una capital moderna y abierta, donde rascacielos de cristal y puentes futuristas conviven con callejuelas históricas y mercados tradicionales. Hoy, Tiflis es el corazón político, económico y cultural de Georgia, y una de las ciudades más atractivas del Cáucaso para viajeros.
La parte antigua de Tiflis
La ciudad vieja (Altstadt)
El corazón de Tiflis late en su ciudad vieja, un entramado de callejuelas empedradas que se extienden al pie de la colina de Sololaki. Aquí se concentran los balcones de madera tallada que se han convertido en símbolo de la ciudad, muchos pintados en vivos colores que contrastan con la piedra gris de las casas antiguas.

Recorrer la Altstadt es como viajar en el tiempo: encontrarás iglesias medievales, tabernas familiares, patios interiores y mercados artesanales donde aún se respira la autenticidad de Georgia. Es el lugar perfecto para empezar la visita, perderse sin rumbo y sentir el ambiente bohemio que caracteriza a Tiflis.
Los baños de azufre en Abanotubani
Según la leyenda, el rey Vakhtang Gorgasali descubrió estas aguas termales al cazar un faisán que cayó en un manantial y salió cocido. De ahí nació la ciudad, cuyo nombre “Tbilisi” significa “cálido”.

El barrio de Abanotubani conserva las cúpulas de ladrillo bajo las que aún funcionan los baños sulfurosos. Hoy en día, los viajeros pueden disfrutar de una sesión de baño y masaje en un ambiente tradicional, una experiencia única que conecta con los orígenes de la ciudad.
La leyenda de Vakhtang Gorgasali
Vakhtang I, conocido como Gorgasali (que significa “cabeza de lobo”, por el casco con forma de lobo que usaba en batalla), fue rey de Iberia —el antiguo reino georgiano— en el siglo V. Según la tradición, durante una cacería en los densos bosques del valle del río Mtkvari, el rey disparó a un faisán que cayó en un manantial de aguas calientes. Para sorpresa de todos, el ave salió hervida del agua.
Intrigado por aquel fenómeno natural, Vakhtang ordenó explorar la zona y descubrieron que el lugar estaba lleno de fuentes termales sulfurosas. El monarca quedó tan impresionado por el poder y la abundancia de aquellas aguas que decidió fundar una nueva ciudad allí mismo y trasladar la capital de Mtskheta a este enclave. A la ciudad le dio el nombre de Tbilisi (derivado de tbili, que en georgiano significa “cálido”).
Más allá de la leyenda, la decisión fue estratégica: Tiflis estaba situada en un cruce de caminos de la Ruta de la Seda, protegida por montañas y con acceso al río, lo que facilitaba tanto el comercio como la defensa.
La fortaleza de Narikala
Dominando la ciudad desde la colina, la fortaleza de Narikala es uno de los símbolos de Tiflis. Construida en el siglo IV por los persas y ampliada por árabes y georgianos, sus murallas ofrecen vistas espectaculares del casco histórico y el río Mtkvari.

Subir de noche, cuando las murallas están iluminadas, es una de las experiencias más memorables en Tiflis. Puedes llegar caminando o tomando el teleférico desde Rike Park. Una vez allí, hay varios senderos que te permiten recorrer y disfrutar de unas vistas panorámicas increíbles a la ciudad. Nosotros pudimos ver el atardecer y ya se nos hizo de noche en tan simbólico lugar.

La iglesia de Metekhi
Es uno de los símbolos más reconocibles de Tiflis y un lugar cargado de historia y leyenda. Se encuentra en un promontorio rocoso sobre la orilla izquierda del río Kura (Mtkvari), justo enfrente de la ciudad vieja y muy cerca del barrio de baños de Abanotubani. Su ubicación es estratégica, dominando la vista del río y de buena parte del centro histórico.

La iglesia actual, dedicada a la Virgen María, fue construida en el siglo XIII durante el reinado del rey Demetre II, aunque el lugar tiene raíces mucho más antiguas. Según la tradición, en el siglo V allí se levantaba la residencia fortificada del rey Vakhtang I Gorgasali, el legendario fundador de Tiflis. Se dice incluso que Vakhtang fue enterrado en este mismo lugar, lo que lo convierte en un punto sagrado para los georgianos.
Metekhi también está vinculada a la historia del martirio de Santa Shushanik, una de las primeras mártires cristianas de Georgia, lo que refuerza el carácter religioso del enclave. A lo largo de los siglos, la iglesia ha sufrido múltiples destrucciones y reconstrucciones a causa de invasiones persas, mongolas y de los conflictos con el Imperio ruso. En época soviética estuvo cerrada al culto y llegó a usarse como teatro y almacén.
Hoy en día, restaurada y activa, Metekhi es un importante templo ortodoxo y un lugar desde donde se obtienen algunas de las vistas más espectaculares de Tiflis, especialmente hacia la ciudad vieja, el puente de la paz y la fortaleza de Narikala. Junto a la iglesia se encuentra también la estatua ecuestre del rey Vakhtang Gorgasali, que recuerda su papel como fundador de la ciudad
La catedral de Sameba
La catedral de Sameba, también llamada catedral de la Santísima Trinidad de Tiflis, uno de los templos más impresionantes y modernos de Georgia.

La catedral de Sameba es el símbolo religioso más importante de la Georgia contemporánea y una de las iglesias ortodoxas más grandes del mundo. Su construcción comenzó en 1995, tras la independencia del país de la Unión Soviética, y se completó en 2004. Representa no solo un templo religioso, sino también el renacimiento espiritual y nacional del pueblo georgiano después de décadas de dominio soviético, cuando la práctica religiosa estuvo muy restringida.
Situada en lo alto de la colina de Elia, el templo domina Tiflis con su majestuosa silueta dorada visible desde numerosos puntos de la ciudad. Su arquitectura combina tradición y modernidad: está inspirada en las antiguas iglesias medievales georgianas, con su planta en cruz, cúpula imponente y detalles en piedra tallada, pero a una escala monumental nunca vista antes en el país. La cúpula central, coronada por una cruz de oro, se eleva 84 metros, lo que la convierte en la iglesia más alta de Georgia.

El complejo de Sameba no se limita a la catedral en sí. Incluye un monasterio, una academia teológica, un seminario, talleres y residencias para el clero, convirtiéndose en un gran centro espiritual para la nación. En el interior, las paredes están decoradas con frescos de estilo ortodoxo, muchos aún en proceso de elaboración, y el espacio puede acoger a miles de fieles en grandes celebraciones.
La iglesia de Anchiskhati
La iglesia de Anchiskhati es la iglesia ortodoxa más antigua que se conserva en Tiflis y una auténtica joya de la arquitectura medieval georgiana. Fue construida en el siglo VI, durante el reinado del rey Dachi Ujarmeli, hijo de Vakhtang Gorgasali, fundador de la ciudad. En sus orígenes estuvo dedicada a la Virgen María, aunque más tarde pasó a conocerse como Anchiskhati porque en ella se custodiaba el sagrado icono de Anchiskhati, un icono de Cristo traído desde el monasterio de Ancha (hoy en Turquía) en el siglo XVII.

El edificio, de estilo basilical, ha sufrido numerosas reformas y restauraciones a lo largo de los siglos debido a los saqueos e invasiones que golpearon a Tiflis (árabes, persas y otomanos dejaron huella en la ciudad). Sin embargo, conserva gran parte de su estructura original en piedra y ladrillo, y es un claro ejemplo del arte cristiano primitivo en Georgia.
La catedral de Sioni (o Sioni Tbilisi)
Está situada en pleno corazón de la Ciudad Vieja, cerca del río Kura, y durante siglos fue el principal templo ortodoxo de Tiflis antes de la construcción de la monumental catedral de Sameba. Su origen se remonta al siglo VI, bajo el reinado del rey Vakhtang Gorgasali y su hijo Dachi, aunque la iglesia actual es sobre todo del siglo XIII, ya que fue destruida y reconstruida varias veces tras las invasiones árabes y persas.

El nombre Sioni proviene del monte Sion de Jerusalén, lo que refleja la profunda conexión de Georgia con Tierra Santa. En su interior se guarda uno de los objetos más venerados del país: la cruz de Santa Nino, la santa que llevó el cristianismo a Georgia en el siglo IV. Según la tradición, la cruz fue hecha con sarmientos de vid y atada con su propio cabello, y hoy en día se conserva dentro de la catedral como símbolo de la fe georgiana.
Entre lo antiguo y lo moderno
Plaza de la Libertad
La Plaza de la Libertad (Tavisuplebis Moedani) es uno de los espacios más emblemáticos de Tiflis y un lugar cargado de simbolismo para los georgianos. Se encuentra en el límite entre la Ciudad Vieja y el inicio de la avenida Rustaveli, funcionando como un auténtico puente entre la Tiflis histórica y la moderna.

En el centro de la plaza se alza el monumento de San Jorge, patrón de Georgia, representado en una escultura dorada de gran tamaño derrotando al dragón. La columna mide 35 metros y la estatua fue creada por el escultor georgiano Zurab Tsereteli en 2006. Sustituyó a un monumento anterior que recordaba a Lenin, retirado tras la independencia del país en 1991.
El San Jorge de la Plaza de la Libertad no es solo una figura religiosa: representa la lucha del pueblo georgiano por su libertad e independencia a lo largo de los siglos, en especial frente a los imperios que dominaron el Cáucaso (persas, otomanos, rusos y soviéticos).
La Torre del Reloj del Teatro de Títeres
La Torre del Reloj del Teatro de Marionetas de Rezo Gabriadze es uno de esos rincones mágicos de Tiflis que parecen sacados de un cuento. Se encuentra en la Ciudad Vieja, muy cerca de la avenida Shavteli, y llama la atención de inmediato por su aspecto inclinado y caprichoso, como si la hubieran construido pieza por pieza con fragmentos de distintos edificios.

La torre fue diseñada por el artista, pintor y director de cine georgiano Rezo Gabriadze, fundador del teatro de marionetas que lleva su nombre. No es una torre medieval, aunque lo parezca: fue levantada en 2010 y desde entonces se ha convertido en un icono fotográfico de la ciudad. Su estilo mezcla ladrillo, madera, azulejos pintados a mano y elementos asimétricos que la hacen parecer una construcción de fantasía.
Uno de sus mayores atractivos es su reloj astronómico. Cada hora, una pequeña ventana se abre y aparece una marioneta que representa el ciclo de la vida: desde el nacimiento hasta la muerte.
El teleférico de Rike
Desde el Parque Rike parte un teleférico que en pocos minutos te lleva hasta la fortaleza de Narikala y la estatua de Kartlis Deda, la Madre de Georgia. El trayecto ofrece vistas panorámicas inolvidables sobre el río, el casco histórico y el Puente de la Paz.

La estatua de Kartlis Deda es uno de los grandes símbolos de Tiflis.

📍 Está situada en lo alto de la colina de Sololaki, cerca de la fortaleza de Narikala, y domina el perfil de la ciudad.
🗿 Fue erigida en 1958, cuando Tiflis celebraba sus 1500 años de historia. Mide 20 metros y está hecha de aluminio.
👩 Representa a una mujer vestida con el traje tradicional georgiano, sosteniendo en una mano una copa de vino —para dar la bienvenida a los amigos— y en la otra una espada —para defenderse de los enemigos—.
✨ Esta dualidad resume perfectamente el carácter georgiano: hospitalidad y orgullo nacional.
Rike Park y el Puente de la Paz
El Parque Rike es un espacio verde donde pasear y encontrarte con un lugar que abre Tiflis a la modernidad.

Este parque fue renovado a comienzos del siglo XXI dentro del plan de modernización urbana de Tiflis. Hoy combina zonas verdes, senderos, fuentes y estructuras futuristas, como los túneles metálicos en forma de tubos diseñados por el arquitecto italiano Michele De Lucchi. En sus explanadas es común ver familias paseando, niños jugando o parejas disfrutando de un picnic con las murallas de Narikala al fondo. Durante las noches de verano, el parque se llena de luces y actividades, convirtiéndose en un lugar ideal para relajarse tras recorrer la ciudad. También es un lugar habitual para los conciertos o eventos (justamente coincidimos con uno).
Justo al lado se encuentra el Puente de la Paz, una estructura de vidrio y acero diseñada por el arquitecto italiano Michele De Lucchi. Su forma futurista simboliza la unión entre tradición y modernidad, y de noche se ilumina con cientos de luces LED.


La Tiflis moderna
La avenida Rustaveli
La avenida Rustaveli es el gran bulevar de la Tiflis moderna. Aquí se concentran edificios emblemáticos como el Teatro de la Ópera y Ballet, el Museo Nacional de Georgia, el Parlamento y varios cafés históricos. Caminar por Rustaveli permite apreciar el pulso cultural y político del país.
Teatro de la Ópera y Ballet de Tiflis
El Teatro de la Ópera y Ballet de Tiflis, inaugurado en 1851, es uno de los edificios más emblemáticos de la avenida Rustaveli y un referente cultural en Georgia. Su estilo arquitectónico neomorisco, con arcos ornamentados, columnas y colores vivos, lo hace inconfundible. A lo largo de su historia ha sufrido varios incendios y reconstrucciones, pero siempre ha renacido como símbolo del espíritu cultural de la capital. El interior, decorado con frescos y lámparas de araña, refleja la elegancia de los grandes teatros europeos.

Hoy en día es sede de la compañía nacional de ópera y ballet, y lleva el nombre del compositor georgiano Zajarias Paliashvili. En su escenario conviven clásicos espacio donde tradición y modernidad se dan la mano. Para los viajeros, es tanto un hito arquitectónico para admirar desde fuera como una oportunidad única de sumergirse en la vida cultural de Tiflis asistiendo a una representación.
Al final de la avenida también destaca el monumento a Shota Rustaveli, considerado el poeta nacional de Georgia y una de las figuras más importantes de la literatura medieval caucásica.

📖 Rustaveli (siglo XII-XIII) fue autor de El caballero en la piel de pantera, una epopeya que no solo es la obra cumbre de la literatura georgiana, sino también un texto central de la identidad cultural del país, comparable a lo que es Dante para Italia o Cervantes para España.
🗿 La estatua lo representa de pie, con un porte solemne, envuelto en una capa, y con relieves en la base que evocan escenas de su poema épico.

Es un punto de referencia en la ciudad, muy cerca del Teatro Rustaveli y de otros edificios históricos de la avenida.
Tiflis de noche
La ciudad cobra una nueva vida al caer el sol. En la zona de Sharden Street abundan bares, terrazas y restaurantes con música en vivo, mientras las murallas de Narikala y el Puente de la Paz se iluminan creando un ambiente mágico.
Tiflis nos enseñó dos caras distintas. Por un lado, nos sorprendió gratamente la hospitalidad de una pareja que estaba tomándose algo en una mesa próxima a la nuestra en un bar de la ciudad vieja. Les atrajo que fuéramos españoles visitando la lejana Tiflis, y no dudaron en sentarse con nosotros, compartir experiencias y alguna unión lejana que les vinculaba a España. La conversación fue muy agradable hasta el punto de que nos condujeron a un nuevo restaurante donde compartimos un delicioso khachapuri. Fue curioso que nos preguntaran lo que queríamos beber y que solo nos dejaran dos opciones: absolut o smirnoff. No había más opciones que tomar vodka mientras cenábamos, y tampoco íbamos a rechazar su presente en su localidad, así que continuamos nuestra primera noche en el Cáucaso con una anécdota para contar.
La otra cara quizá fue la cierta frialdad de los lugares de salida por la noche en los alrededores de Sharden Street. Si bien no fue difícil entrar en los locales, el ambiente y la música no daban lugar a conocer e interactuar con demás personas. No obstante, los clubs y locales nocturnos son correctos y tampoco son caros, por lo que, si te gusta darte una vuelta por la noche, es una buena opción.
Esculturas y estatuas imprescindibles de Tiflis
Además de iglesias milenarias, fortalezas y callejuelas con historia, Tiflis sorprende con su arte urbano y sus esculturas contemporáneas. Paseando por el centro, uno descubre que la ciudad está llena de figuras de bronce y monumentos curiosos que cuentan historias, transmiten emociones y reflejan la identidad georgiana.
En lo alto de la colina de Sololaki, no olvidemos que se alza la monumental Madre de Georgia, que acabamos de comentar.
En una callejuela del centro encontramos otra obra muy popular: la escultura de los escritores Ilf y Petrov. Representados sentados en un banco, estos autores soviéticos célebres por su novela satírica Las doce sillas invitan a los transeúntes a sentarse junto a ellos y tomarse una foto, lo que la convierte en un punto de encuentro lleno de humor y cercanía.

También destaca el saxofonista anónimo, una figura de bronce incrustada en la pared del casco histórico. Nadie sabe a quién representa, pero se ha convertido en un homenaje al ambiente bohemio y musical de Tiflis, especialmente al jazz, tan presente en la vida cultural de la ciudad.

Otro de los conjuntos escultóricos más llamativos es Berikaoba, un grupo de figuras que representan la danza popular georgiana del mismo nombre. Con gestos exagerados, máscaras y mucho movimiento, transmiten la alegría festiva del país. Muchos visitantes, al igual que tú en tu foto, imitan sus poses para conseguir una imagen divertida que captura el espíritu de la escultura.

A lo largo de la ciudad hay muchas más esculturas y rincones curiosos: desde caballos metálicos en plazas hasta representaciones cómicas de personajes históricos. Lo mejor es pasear sin rumbo y dejarse sorprender por este museo al aire libre que convierte a Tiflis en un lugar todavía más vibrante y original.
Gastronomía georgiana en Tiflis
La gastronomía georgiana es famosa porque combina una tradición antiquísima con una enorme diversidad de influencias, lo que la convierte en una de las cocinas más originales del mundo. Georgia fue históricamente un punto clave en la Ruta de la Seda, y eso se refleja en sus recetas: sabores mediterráneos, persas, turcos y rusos se entrelazan con ingredientes autóctonos, creando una cocina única. Además, su abundancia de productos frescos —quesos, hierbas aromáticas, nueces, granadas, panes y vinos— le da una personalidad muy marcada.
Otro motivo de su fama es su hospitalidad: la mesa georgiana es sinónimo de celebración. El “supra”, el banquete tradicional, no es solo comer, sino compartir. Incluye una sucesión interminable de platos como el comentado khachapuri (pan relleno de queso), khinkali (dumplings jugosos), estofados como chakapuli y una gran variedad de ensaladas y salsas a base de nueces. A esto se suma el orgullo de ser la cuna del vino, con una tradición vitivinícola de más de 8.000 años y un método propio de fermentación en tinajas de barro llamadas qvevri, reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
9 Platos estrella de la cocina georgiana
El khachapuri y sus distintas variedades
El plato estrella es el khachapuri, un pan relleno de queso que tiene distintas variantes, como el adjaruli, servido con huevo y mantequilla. Ojo porque según el restaurante en el que te encuentres puede haber una gran variedad de khachapuri. Un pequeño resumen de las más conocidas:
Adjaruli khachapuri: originario de la región de Adjara (costa del mar Negro). Es el más famoso fuera de Georgia. Tiene forma de barca y se rellena de queso, mantequilla y un huevo crudo que se mezcla justo antes de comer.

Imeruli khachapuri: propio de la región de Imereti. Es el más común en todo el país: un pan redondo relleno de queso en su interior, como una especie de “pizza cerrada”.

Megruli khachapuri: muy similar al Imeruli, pero además de llevar el queso dentro, se añade queso por encima, haciéndolo más jugoso y contundente.
Penovani khachapuri: una versión más ligera elaborada con hojaldre, que suele encontrarse como comida rápida en panaderías y estaciones.
Achma: a veces llamada “khachapuri de Abjasia”, se parece más a una lasaña o pastel de capas con masa y queso, sin la forma de pan clásico.

No todos los panes de queso en Georgia se llaman “khachapuri”, aunque en la práctica el término se usa de forma amplia para referirse a las distintas versiones.

No confudir con Chakapuli
El chakapuli es uno de los estofados más emblemáticos de Georgia. Se elabora tradicionalmente con cordero o ternera, cocinado a fuego lento con estragón fresco, vino blanco georgiano y ciruelas verdes ácidas (tkemali). Estos ingredientes le dan un sabor muy particular: herbal, ligeramente ácido y a la vez reconfortante. Es típico prepararlo en primavera, cuando abundan las hierbas frescas y las ciruelas, por lo que muchos lo consideran el “plato de temporada” que inaugura el buen tiempo en Georgia.

Justo en un restaurante del centro, tuvimos un pequeño malentendido. Uno de los integrantes del grupo, quiso pedir el Adjaruli khachapuri, para calmar un hambre voraz, pero acabó pidiendo un Chakapuli, que para su sorpresa fueron unos pocos trozos de carne estofados con un exceso de cilantro. Creo que aprendió la lección de identificar correctamente los nombres georgianos.
Khinkali
Otro imprescindible son los khinkali, una especie de dumpling grande con forma de saquito, relleno tradicionalmente de carne especiada (normalmente ternera o cordero, mezclada con hierbas y caldo). Lo especial es que en su interior guarda jugo, por lo que se come de una manera particular: se sujeta por el nudo superior con los dedos, se da un pequeño mordisco al lado para sorber el caldo y luego se continúa comiéndolo, dejando el “rabito” de masa en el plato.


Pkhali
El pkhali son pequeñas bolas o pasteles fríos elaborados con verduras picadas (espinacas, remolacha, col, berenjena, pimiento rojo…) mezcladas con una pasta de nueces, ajo, cilantro y especias. Suelen decorarse con semillas de granada, que aportan frescor y contraste ácido. En el plato de la foto se ven diferentes variedades como pimientos rellenos de nueces, berenjenas enrolladas con pasta de nueces y bolas de espinaca o remolacha con nueces y hierbas.

Es un plato típico de los entrantes georgianos (meze), muy común en los banquetes tradicionales llamados supra. Además de ser delicioso, refleja la importancia de las nueces y las hierbas frescas en la gastronomía del país.
Kharcho
El kharcho es un guiso típico hecho a base de carne de res (aunque en algunas regiones se usa cordero o pollo), con una salsa espesa de nueces, hierbas aromáticas, especias como cilantro, ajo y pimienta, y a menudo espesado con arroz o ciruelas ácidas secas (tkemali). Esta combinación le da un sabor muy característico: intenso, ligeramente ácido y con un punto especiado que lo convierte en uno de los platos más reconfortantes de la cocina georgiana.

La remolacha en la cocina georgiana
En la foto se puede ver una ensalada georgiana de remolacha. Suele servirse con nueces trituradas y a veces con crema agria o yogur, ya que en la gastronomía georgiana las ensaladas con remolacha y salsas a base de nueces son muy comunes.

Nigvziani Badrijani
Berenjenas rellenas de pasta de nueces, ajo, especias y a veces granada). Es uno de los entrantes más típicos de Georgia

Shkmeruli
Pollo al ajillo cocinado en leche o nata, servido en cazuela de hierro. El acompañamiento suele ser Elarji o Ghomi, una especie de puré de maíz con queso fundido, típico de la región de Samegrelo, aunque también puede ser un puré de patata más adaptado al gusto moderno.

Mtsvadi
Es el equivalente georgiano al kebab o al shashlik, pero con un sabor y tradición propios. Se trata de brochetas de carne, normalmente de cerdo, cordero o ternera, asadas a las brasas en espetos metálicos. La clave del mtsvadi está en la calidad de la carne, que suele marinarse de manera sencilla con hierbas, cebolla y a veces vino, para luego cocinarse lentamente sobre carbón hasta que queda tierna y jugosa.

Georgia, cuna del vino
Georgia es considerada la cuna del vino, con más de 8.000 años de tradición vitivinícola y un método único: la fermentación en qvevri (ánforas de barro enterradas).

Algunas de las etiquetas típicas de uvas autóctonas son las siguientes:
- Rkatsiteli 🍇 → una de las variedades blancas más antiguas y extendidas, usada para vinos frescos, secos o ámbar.
- Saperavi 🍇 → la uva tinta más famosa de Georgia, da vinos intensos, oscuros, con mucho cuerpo y capacidad de guarda.
- Kindzmarauli 🍷 → un vino tinto semidulce, elaborado con Saperavi en la región de Kakheti.
- Mukuzani 🍷 → vino tinto seco de alta calidad, también con Saperavi, considerado uno de los mejores tintos de Georgia.
- Tsinandali 🍷 → un vino blanco seco de Rkatsiteli y Mtsvane, típico de Kakheti.
En la foto se puede observar una jarra de barro tradicional (kantsi), símbolo de la supra (banquete georgiano), donde se brinda siguiendo la figura del tamada (maestro de ceremonias de los brindis).
Preguntas frecuentes sobre Tiflis
¿Cuántos días necesito para visitar Tiflis?
Lo ideal son 2 o 3 días completos para recorrer la ciudad y hacer alguna excursión a Mtskheta o Ananuri.

¿Es segura la ciudad para los turistas?
Sí, Tiflis es una ciudad segura, aunque conviene mantener las precauciones habituales en zonas turísticas.
¿Cuál es la mejor época para visitar Tiflis?
La primavera (abril-junio) y el otoño (septiembre-octubre) ofrecen temperaturas agradables y menos turistas.
¿Se puede recorrer Tiflis a pie?
Sí, gran parte de los lugares de interés están en el centro y se pueden recorrer caminando, aunque hay cuestas empinadas. Es aconsejable estar en forma.
