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Ruta hasta Jabal Akhdar: un día en Omán que lo cambia todo: de palmerales milenarios a montañas verdes

Después de disfrutar de dos intensos días de la ciudad de Mascate, y haber tenido una muy interesante primera impresión del país, contratamos una pequeña escapada de 3 días por los lugares de mayor interés a tiro de coche desde la capital. El sol aún no calentaba con fuerza cuando nos subimos al todoterreno junto a nuestro guía omaní, un hombre familiar respetuoso, musulmán practicante, que no solo conocía cada rincón del país, sino que estaba dispuesto a enseñárnoslo y dar a conocer la cultura omaní, muy distinta a aquella de sus países vecinos. Omán, a diferencia de Emiratos o Qatar, no ha podido vivir del petróleo tanto como hubieran querido, por lo que muchos locales desarrollan negocios tradicionales o manuales para poder ganarse la vida.

Birkat Al Mouz

Así comenzó nuestro tour de tres días por Omán, un país de contrastes: montañas escarpadas, dunas doradas, pueblos de barro y palmerales que desafían al desierto.

Primera parada: Birkat al Mouz, el palmeral entre las ruinas

Desde una cima cercana al pueblo de Birkat al Mouz, la vista era de postal: un palmeral inmenso se extendía como una alfombra verde entre las montañas, salpicado por pueblos construidos en barro que, en su mayoría, hoy están abandonados. Estas construcciones de tierra reflejan una influencia clara del Magreb, donde las comunidades del desierto han levantado durante siglos sus hogares con adobe y tierra compactada. Aunque la mayoría de las construcciones están abandonadas, todavía podemos ver algún uso de las pocas que ofrecen algo de estructura estable.

Plano general de Birkat al Mouz donde se puede apreciar la inmensidad del palmeral
Birkat al Mouz – ampliado al pueblo de barro
Birkat al Mouz

Llama la atención que las casas nuevas se alejan varios kilómetros del pueblo, ya que está prohibido talar los árboles o ganar tierra a los granjeros. Las plantaciones se consideran semi sagradas en Omán puesto que, en un país desértico, los árboles son cuestión de Estado.

Pero lo más impresionante de Birkat al Mouz no está solo en lo visual. Lo verdaderamente fascinante es su sistema de irrigación milenario: el falaj. Este sistema, que data de hace miles de años, canaliza el agua desde las montañas y la distribuye a través de canales subterráneos y abiertos, asegurando que cada granja reciba su parte justa.

Canal de irrigación del sistema falaj
Sistema falaj

Aquí, las casas de los granjeros se alinean delante de los jardines: primero las palmeras datileras, luego, a su sombra, bananeros, y más allá, cultivos como maíz, trigo, berenjenas, pepinos o calabacines. Todo el sistema se organiza según derechos hereditarios sobre el agua. El riego no empieza a contar hasta que el agua llega efectivamente a la finca de cada uno, y hay una figura encargada de velar por esa distribución, algo especialmente delicado en un entorno donde el agua es más valiosa que el oro.

En la plantación
Bananeros

En tiempos antiguos, las disputas por el agua eran comunes. De hecho, aún pueden verse torres de vigilancia que servían para defender las reservas de agua frente a otras tribus. El sultán trataba de mantener la paz, pero no siempre lo lograba.

Tras contemplar el palmeral desde lo alto, descendimos para recorrer las plantaciones y los canales del falaj. Cada curva del sistema revela la precisión con la que los omaníes han aprendido a convivir con su entorno. Después, caminamos por la parte antigua del pueblo, donde aún se ve con claridad cómo funciona el sistema de irrigación.

El agua, proveniente de la montaña, llega limpia al pueblo. Primero se utiliza para beber o rellenar el agua para cocinar. Luego pasa por la mezquita, construida en 1649, para facilitar las abluciones, seguidamente continúa por un espacio donde se permite que las personas se aseen o refresquen y solo entonces continúa hacia las granjas. El orden del recorrido no es casual: responde a una lógica de uso y respeto por el agua que lleva siglos vigente.

El canal a su paso por la mezquita
El canal entra en la ciudad – aquí el agua es potable y la población la recoge
El canal de irrigación proviene de un acuífero de la montaña

Un alto en el camino: frutas, dátiles y Ramadán

Antes de continuar, hicimos una parada en un supermercado local de frutas y verduras frescas, de excelente calidad. Compramos dátiles, frutos secos y algunas frutas para almorzar en el coche, ya que estábamos en pleno Ramadán y comer en la calle está mal visto. La mayoría de los restaurantes permanecen cerrados durante el día, por lo que llevar algo de comida encima es un consejo clave si viajas a Omán en estas fechas. Llamaba curiosamente la atención que los clientes del supermercado eran únicamente varones, puesto que tradicionalmente la compra de alimentos en lugares más tradicionales o conservadores se han dejado reservado a las mujeres.

Mercado de verduras y frutas realmente frescas y de muy buena calidad

Haciendo la compra en sus túnicas típicas omaníes

La fruta del dragón

Qué es el sistema falaj y por qué es único en el mundo

El sistema de irrigación de Omán, conocido como falaj, está considerado una obra de ingeniería hidráulica excepcional. Su diseño permite distribuir el agua con precisión, incluso en condiciones extremas. Algunos de estos canales, como los de Birkat al Mouz, fueron reconocidos en 2006 como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. No se sabe bien quién los construyó, y cómo pudieron realizar las divisiones de forma tan exacta sin los recursos o técnicas de las que disponemos hoy en día. Un equipo de National Geographic se acercó al pueblo de Birkat al Mouz para medir exactamente el paso del agua, y descubrieron que las partes alícuotas que dividieron las tres familias originales está perfectamente dividido (teniendo en cuenta que los canales son irregulares, unos son más anchos y menos profundos, y otros son más profundos pero más estrechos).

El canal divido en tres partes exactas. El mimo volumen de agua pasa por cada canal.

🔗 Sistema de irrigación Falaj de Omán – UNESCO

Sistema falaj en los campos de cultivo

Jabal Akhdar, el jardín suspendido del desierto

Tras reponer fuerzas, el todoterreno nos llevó ascendiendo por una carretera serpenteante hasta la llamada Jabal Akhdar, que significa Montaña Verde en árabe. Un nombre que parece contradictorio en pleno corazón de la Península Arábiga, pero que cobra sentido al llegar.

Situada a más de 2.000 metros de altitud, esta montaña pertenece a la cordillera de Al Hajar y es famosa por sus cultivos en terrazas, que dibujan líneas verdes en las laderas de roca. Gracias a un microclima más fresco y húmedo que el resto del país, aquí se cultivan productos únicos: rosas damascenas, granadas, albaricoques, melocotones, almendros, e incluso algunas hortalizas.

Jabal Akhdar en la actualidad donde se hace patente la sequía de los últimos años
Recreación por IA de cómo eran las terrazas en su pleno esplendor
Jabal Akhdar

En los últimos años, las terrazas más bajas sufren los efectos de la sequía: algunas están secas, otras mantienen la esperanza con flores tímidas. Nuestro guía nos explicó cómo las rosas se recogen en abril, y de ellas se extraen esencias que son el orgullo perfumero de Omán.

Plantaciones de rosas
Plantaciones de rosas ampliada

Trekking entre pueblos colgantes

Nos calzamos las botas para una caminata de aproximadamente una hora, que conecta tres pequeños pueblos de montaña: Al Ain, Al Aqur y Al Suraijah. Es un sendero empinado, pero bien señalizado (salvo algunas partes) y con vistas que cortan el aliento. Entre bancales, casas de piedra y sistemas de canalización tradicionales, el paisaje es casi irreal.

En uno de los tramos del trekking
Vistas del pueblo desde donde comenzamos el trekking.
Los paisajes áridos montañosos de Omán

👉 Consejo práctico: lleva agua, gorra y buen calzado. A pesar de la altitud, el sol pega fuerte y no hay mucha sombra.

Mi acompañante en el trekking fue mi madre, que al no ir bien calzada ni estar bien de forma física se le hizo la travesía un poco cuesta arriba. Sin embargo, la pudo acabar perfectamente, Más que un trekking diría que es un paseo que conlleva algo de esfuerzo. Hay una parte intermedia que no está muy bien señalizada, por lo que hay que estar muy atentos al camino y fijarse en otros senderistas. El camino se señaliza mediante una misma bandera pintada en distintos hitos del camino (ya sean paredes, escaleras o rocas).

Wadi Bani Habib: ruinas, historia y guerra

La siguiente parada fue el pueblo abandonado de Wadi Bani Habib, encaramado en la ladera de una garganta. Sus casas de barro, muchas de dos pisos, aún conservan detalles de lo que fue una vida vibrante. Este lugar es un testimonio del pasado tribal y religioso de Omán.

Restos de Wadi Bani Habib

Durante siglos, la región interior fue gobernada por los imanes, figuras religiosas elegidas por su comunidad. Esta dualidad de poder entre imanes y sultanes culminó en una guerra en 1959, cuando el sultán Said bin Taimur (padre del actual modernizador del país, Qaboos bin Said) combatió con el apoyo de las fuerzas británicas para consolidar su poder.

Restos de Wadi Bani Habib

Nuestro guía nos mostró lo que queda de una base militar improvisada, e incluso los restos de un avión militar derribado, hoy corroído por el tiempo. Es un rincón que mezcla belleza con historia tensa.


El avión siniestrado

Aromas de Omán: perfumes, aceites y regalos originales

Antes de abandonar la zona, nos encontramos con un pequeño puesto de perfumes y aceites locales. Aquí pudimos probar esencias de rosa, incienso, y aceites aromáticos hechos a mano. Omán es conocido por su tradición perfumera, y este tipo de puestos son un regalo inesperado.

Los aceites perfumados costaban 1 OMR (2,5 EUR), los productos más elaborados unos 5 OMR (13 EUR)
Un buen lugar para llevar un regalo.

🛍️ Recomendación: compra un pequeño frasco de aceite de rosa como recuerdo. Su aroma suave y duradero es un símbolo perfecto de Jabal Akhdar.


Al Sugra: el pueblo esculpido en la roca

La última parada del día fue Al Sugra, un pueblo excavado parcialmente en la roca y con más de 400 años de historia. Tradicionalmente pertenecía a una sola familia y hoy ha sido reconvertido en un hotel boutique. Su localización, en un acantilado con vistas al valle, ofrecía una protección natural contra saqueos, especialmente por el agua que corre por las gargantas y el valle.

Al Sugra
Al Sugra

No hicimos la caminata completa de una hora que lleva hasta el hotel, pero contemplar la aldea desde la carretera fue suficiente para sentir su magnetismo.

Tuvieron que modificarnos ligeramente el recorrido, ya que hay un restaurante en el pueblo donde puedes comer y deleitarte con las vistas. Sin embargo, al tratarse del mes de Ramadán, el restaurante se encontraba cerrado y tuvimos que, finalmente, comer en el hotel.

🧭 Si viajas en temporada de invierno o primavera temprana, vale la pena hacer la caminata hasta el hotel para ver los detalles arquitectónicos y disfrutar de un té con vistas.


Dónde dormir en Jabal Akhdar: el lujo del Dusit D2

Terminamos la jornada en el hotel Dusit D2 Naseem Resort Jabal Akhdar, una joya moderna en mitad de las montañas. El diseño mezcla elementos omaníes con estilo contemporáneo: paredes de piedra, piscinas infinitas, jardines cuidados y una gastronomía exquisita en varios restaurantes. También incluye un interesante rocódromo, y un circuito colgante, que hace las delicias de los viajeros más aventureros y con mejor forma física.

La piscina del hotel
Circuito colgante
Rocódromo
Sala de estar con marcado carácter árabe

💡 Ideal para viajeros que buscan confort sin renunciar a la autenticidad. También ofrece spa, zonas para niños, actividades guiadas y vistas increíbles desde la terraza del restaurante principal.

🔗 Dusit D2 Naseem Resort – Página oficial

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