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Viaje a Armenia: ruta por sus monasterios y templos más icónicos

Bienvenidos a Armenia

Llegamos a Armenia por carretera, tras cruzar desde Georgia a través de los espectaculares paisajes del Cáucaso. El coche alquilado era de Georgia, pero eso no impedía que por un módico suplemento pudieras cruzar la frontera con Armenia.

Monasterio de Noravank

El viaje en coche es ya una experiencia en sí misma: carreteras serpenteantes, aldeas rurales donde la vida transcurre despacio y una sensación de estar entrando en un país que guarda secretos milenarios y bastante atrasado en infraestructuras. Aunque las distancias entre las dos capitales (Tiflis y Ereván) no son significativas en kilómetros, las carreteras que las conectan están en un estado paupérrimo de conservación, en particular las del lado de Armenia, mucho más atrasado que su vecina Georgia.

Un país rural y pequeño con grandes zonas deshabitadas
Grandes paisajes que van cambiando de forma radical

Una vez en Armenia, tuvimos mucha paciencia para conducir tranquilos y con cuidado, atravesando lagos, valles, montañas hasta acercarnos a su capital. De hecho, hubo un tramo que, para que los obreros pudieran avanzar en arreglar esa parte de la carretera, tenían bloqueado el tráfico mientras trabajaban. Así, en ese estado pudimos estar esperando una hora aproximadamente. Después de un trayecto de 8-9 horas de duración desde Tiflis, por fin llegamos a Ereván.

Dejamos a un lado Ereván, la capital —que tendrá su propio espacio en otro relato— para adentrarnos en una ruta marcada por la espiritualidad, la historia y las leyendas.

Primer país cristiano del mundo

Armenia tiene un lugar único en la historia del mundo: fue el primer país en adoptar el cristianismo como religión oficial, en el año 301, casi tres décadas antes de que lo hiciera el Imperio Romano. Este hecho no fue un gesto político menor, sino una auténtica revolución espiritual en una región rodeada de imperios paganos. Desde entonces, la fe cristiana se convirtió en el eje de la identidad armenia, marcando sus costumbres, su arte y, sobre todo, sus monasterios, que se alzan como fortalezas de piedra en medio de montañas y cañones.

El monasterio de Noravank

Lo más impresionante es que, a pesar de invasiones, guerras y siglos de dominio extranjero —persas, árabes, turcos, mongoles o soviéticos—, el pueblo armenio ha sabido mantener viva su religión y sus tradiciones. Su cristianismo es profundamente ortodoxo, de raíces muy antiguas, y sigue impregnando la vida cotidiana. Esta resistencia espiritual los ha convertido en un pueblo luchador, acostumbrado a defender su fe frente a cualquier amenaza. Quizá por eso, recorrer Armenia no es solo visitar templos: es entrar en contacto con la fuerza de un país que ha hecho de su religión un símbolo de identidad y supervivencia.

Una de lo que más me sorprendió en mi viaje a Jerusalén fue que en la Ciudad Vieja de Jerusalén existe un barrio entero llamado el Barrio Armenio, uno de los cuatro sectores históricos junto al musulmán, judío y cristiano. En él se encuentra la Catedral de San Santiago, centro espiritual de los armenios en Tierra Santa y sede del Patriarcado Armenio de Jerusalén.

Este patriarcado es uno de los guardianes oficiales de los Santos Lugares, junto con la Iglesia Ortodoxa Griega y la Iglesia Católica. Eso significa que los armenios participan en el cuidado y administración de lugares como la Basílica del Santo Sepulcro, donde se cree que fue enterrado y resucitó Jesucristo.

El Santo Sepulcro en Jerusalén

La importancia de este vínculo es doble:

  • Religiosa, porque refleja la profunda conexión espiritual de los armenios con la Tierra Santa.
  • Histórica, porque demuestra cómo, pese a estar rodeados de imperios hostiles durante siglos, los armenios supieron mantener su presencia en uno de los centros más sagrados del mundo cristiano.

Para muchos armenios, Jerusalén es como una segunda patria espiritual. No es casualidad que las peregrinaciones entre Armenia y Tierra Santa hayan sido constantes, y que el orgullo por su barrio en Jerusalén siga vivo hasta hoy.

Ahí fue la primera vez que pensé de esta nación como una con auténtica identidad propia, con una religión cristiana muy marcada, que es capaz de dar nombre a uno de los barrios de la Ciudad Vieja de Jerusalén.

(Para más información oficial sobre el patrimonio armenio puedes consultar la web de UNESCO)

Monasterios y Templos imprescindibles en Armenia

Monasterio de Geghard

El primer gran hito de nuestra ruta fue el Monasterio de Geghard, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000.

Monasterio de Geghard

El Monasterio de Geghard es, sin duda, uno de los lugares más impresionantes de Armenia y un imprescindible en cualquier ruta. Su nombre significa “monasterio de la lanza”, porque, según la tradición, aquí se custodiaba la lanza de Longinos, el soldado romano que atravesó el costado de Cristo en la cruz. Esta lanza fue supuestamente llevada a Armenia por el apóstol Judas Tadeo. Aunque hoy la reliquia se conserva en el Museo de la Catedral de Ejmiatsin, la leyenda sigue envolviendo al lugar con un aura de misterio y espiritualidad.

Geghard – un monasterio enclavado en piedra
Monasterio de Geghard

Lo que hace único a Geghard es su arquitectura: buena parte de sus capillas y salas están excavadas directamente en la roca de la montaña, creando un ambiente casi sobrenatural. Caminar por sus pasillos oscuros, iluminados por la luz tenue de las velas, transmite la sensación de estar entrando en un santuario escondido, protegido de invasores y del paso del tiempo. La acústica natural de sus estancias excavadas es tan sorprendente que aún hoy se realizan pequeños conciertos corales, donde las voces parecen flotar mágicamente en el aire. Tuvimos la suerte de coincidir con uno, y realmente las voces y la acústica del lugar hacía un sonido auténticamente sobrecogedor.

Un interior sobrio de piedra
Trabajos en piedra

Fundado en el siglo IV, el complejo actual se desarrolló sobre todo entre los siglos XII y XIII, bajo el patrocinio de príncipes locales y familias nobles. Aún se pueden ver khachkars (cruces de piedra talladas), murales y detalles arquitectónicos que muestran la maestría del arte armenio medieval.

El monasterio se encuentra en el valle del río Azat, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, lo que añade a la experiencia el valor del entorno natural. Los acantilados que rodean Geghard hacen que la visita sea también un espectáculo paisajístico.

Muy cerca se encuentra un restaurante muy conveniente que tiene el mismo nombre

Consejo práctico: Geghard se encuentra a unos 40 km de Ereván, y suele visitarse junto al Templo de Garni, ya que ambos están muy próximos. Es recomendable ir por la mañana temprano para evitar grupos de turistas y disfrutar del silencio del lugar. La entrada es gratuita, aunque se aceptan donativos.

Valle del río Azat

Templo de Garni

El Templo de Garni es un lugar sorprendente porque rompe por completo con la imagen que solemos asociar a Armenia. Mientras la mayoría de sus joyas arquitectónicas son monasterios cristianos, aquí se conserva el único templo de estilo grecorromano en todo el país y en la región del Cáucaso. Fue construido en el siglo I por el rey Tiridates I y dedicado al dios helénico Mithra, divinidad del sol, lo que refleja la influencia cultural del Imperio Romano en este territorio fronterizo.

Un fantástico templo reconstruido y elegante

Su estructura es inconfundible: columnas corintias, frontón triangular y proporciones clásicas que recuerdan a los templos de Atenas o Roma. Se cree que Garni fue, además de templo pagano, la residencia de verano de la realeza armenia. Junto al templo, todavía pueden verse restos de una fortaleza, baños romanos decorados con mosaicos y murallas defensivas que protegían el conjunto.

Las columnas de cerca
Garni

Es muy llamativo que, entre monasterios cristianos, y en lugar lejano a la Grecia clásica, la vista nos deleite con este templo grecorromano. No digo que sea imposible ver esa construcción en ese lugar porque existe pero sorprende gratamente y es uno de los puntos más fascinantes del recorrido por los monasterios y demás hitos.

El templo se derrumbó en un terremoto en el siglo XVII, pero fue reconstruido en la época soviética siguiendo fielmente el modelo original. Gracias a esa restauración, hoy podemos contemplar un edificio que parece sacado de la Antigüedad clásica en medio de los paisajes del Cáucaso.

Garni

Lo que más impresiona de Garni es su emplazamiento: se alza sobre una meseta rocosa que domina el desfiladero del río Azat, conocido como la “Sinfonía de las Piedras” por sus columnas de basalto formadas de manera natural, que parecen un gigantesco órgano tallado por la naturaleza. El contraste entre el arte humano y la fuerza geológica del entorno convierte a Garni en un lugar único.

Consejo práctico: Garni está a solo 30 km de Ereván y a pocos minutos en coche de Geghard, por lo que ambas visitas suelen hacerse el mismo día. La entrada cuesta unos 1.500 AMD (unos 3 €), y en los alrededores encontrarás puestos donde los locales venden lavash (el pan tradicional armenio), horneado en hornos de barro.

Monasterio de Noravank

El Monasterio de Noravank es uno de esos lugares donde el viaje hasta el destino es casi tan memorable como el propio monumento. Situado en la región de Vayots Dzor, para llegar hasta él hay que desviarse de la carretera principal y adentrarse en un desfiladero de rocas rojas, un cañón estrecho que va revelando, curva tras curva, paisajes cada vez más espectaculares. El camino serpenteante entre paredes verticales convierte el trayecto en una auténtica aventura: conducir por allí da la sensación de estar entrando en un mundo secreto protegido por la naturaleza.

Se hace complicado llegar hasta allí
Monasterio de Noravank

Llama la atención la poca población y la falta de vida o construcción humana que hay en el trayecto desde las afueras de Ereván hasta este monasterio, sin duda uno de los mayores atractivos del país.

Al final del cañón aparece, en una pequeña meseta, el complejo de Noravank, que fue durante siglos un importante centro religioso y cultural. Construido en los siglos XII y XIII, destaca por la iglesia Surb Astvatsatsin (Iglesia de la Santa Madre de Dios), famosa por su entrada a través de una escalera exterior tallada en piedra que sube hasta el segundo piso. Subir por esos peldaños estrechos, sin barandillas, impresiona, pero la experiencia y las vistas lo convierten en un momento inolvidable.

Iglesia Surb Astvatsatsin

Noravank también es conocido por la belleza de sus khachkars (cruces de piedra talladas), que muestran la destreza de los artesanos armenios medievales. El monasterio fue lugar de sepultura de príncipes y obispos, y aún hoy se percibe la importancia que tuvo en la vida espiritual del país.

El contraste entre las piedras doradas del monasterio y las montañas rojizas del desfiladero crea un escenario casi teatral, especialmente al atardecer, cuando la luz resalta cada detalle de las rocas. Es un sitio ideal para los amantes de la fotografía y la historia.

Una auténtica obra de arte en piedra

Consejo práctico: Noravank se encuentra a unas 2 horas y media en coche desde Ereván. Lo más recomendable es alquilar un coche o contratar un tour, ya que no hay transporte público directo. La carretera es razonable, pero el tramo final por el desfiladero es estrecho y sinuoso. Como recompensa, muy cerca está la localidad de Areni, conocida por sus vinos: detenerse en una de sus bodegas completa perfectamente la excursión.

Unas notas sobre el vino armenio, cuna de una tradición milenaria

Armenia presume de ser una de las cunas del vino más antiguas del mundo. En la localidad de Areni, que acabamos de comentar, se descubrió en 2007 la que se considera la bodega más antigua conocida, con más de 6.100 años de antigüedad. En la llamada “Cueva de Areni-1” se hallaron recipientes de fermentación, semillas de uva y restos de vino que demuestran que los armenios ya elaboraban esta bebida miles de años antes de que lo hicieran griegos o romanos.

El vino armenio no es solo una bebida: es parte de la identidad cultural del país. Durante siglos, se mantuvo ligado a la vida monástica, ya que los monasterios producían vino tanto para el consumo litúrgico como para las comunidades cercanas. Muchas variedades locales, como la uva Areni Noir, siguen cultivándose en los valles del sur del país y ofrecen vinos intensos, con notas afrutadas y un carácter marcado por la altitud y el clima del Cáucaso.

Hoy en día, visitar una bodega en Armenia es una experiencia imprescindible para comprender cómo la tradición se ha fusionado con la modernidad. Además, el vino se considera un símbolo de hospitalidad: no hay comida armenia que no venga acompañada de una copa servida con orgullo. Aunque pudimos degustar vino local ocasionalmente, nos quedamos sin hacer la ruta por una de sus bodegas, del cual sinceramente me arrepiento.

Monasterio de Sevanavank

En el corazón del país, a orillas del inmenso lago Sevan, se levanta el Monasterio de Sevanavank. Construido en el siglo IX, su ubicación lo convierte en uno de los lugares más fotogénicos de Armenia.

El grandioso lago Sevan a nuestro paso hacia Tiflis

Las dos iglesias que lo componen se encuentran sobre una colina desde la que se domina todo el lago. La mezcla de la espiritualidad del monasterio con el azul profundo de las aguas crea una atmósfera única. Muchos armenios vienen aquí no solo a rezar, sino también a disfrutar de un día de picnic junto al lago.

Monasterio de Sevanavank un día despejado

Es una parada ideal en tu trayecto desde Tiflis o hacia Tiflis porque no te queda otro camino que pasar por esta parte del lago Sevan, donde el desvío es mínimo.

Cuidado con las vacas que se pueden cruzar en cualquier momento

Monasterio de Khor Virap

Probablemente el monasterio más simbólico de Armenia. El Monasterio de Khor Virap está ligado a la figura de San Gregorio el Iluminador, encarcelado durante 13 años en su mazmorra antes de convertir al rey Tiridates al cristianismo.

Khor Virap un día despejado

El complejo en sí es modesto, pero su importancia histórica y, sobre todo, las vistas al Monte Ararat lo convierten en una visita imprescindible. Contemplar la silueta del monte nevado al fondo es una de esas imágenes que se quedan grabadas para siempre. En nuestra visita por la zona tuvimos mala suerte y no pudimos ver el Ararat en todo su esplendor ya que un gran manto blanco lo cubría del todo.

San Gregorio el Iluminador, el apóstol de Armenia

San Gregorio, conocido como “el Iluminador”, es el santo nacional de Armenia y el responsable de que el país se convirtiera en el primer estado cristiano del mundo. Su vida, llena de episodios legendarios, refleja tanto sufrimiento como fe inquebrantable.

Nació en el siglo III en una familia noble, pero tras la ejecución de su padre por un conflicto con la realeza, fue criado en Capadocia, donde abrazó el cristianismo. Al regresar a Armenia, entró al servicio del rey Tiridates III, aún pagano. Sin embargo, cuando el monarca descubrió que Gregorio era cristiano, lo mandó encarcelar en una mazmorra del Monasterio de Khor Virap, donde permaneció 13 años en condiciones extremas.

La tradición cuenta que, mientras Gregorio sufría en la prisión, el rey Tiridates enloqueció como castigo divino. Fue liberado únicamente cuando la hermana del rey intercedió y pidió a Gregorio que lo curase. Gregorio, mediante su fe y oraciones, sanó a Tiridates, quien agradecido se convirtió al cristianismo. Ese hecho marcó el inicio de la conversión oficial de Armenia en el año 301.

Tras la conversión del reino, Gregorio fue consagrado como el primer Catholicos de Armenia (máxima autoridad de la Iglesia Apostólica Armenia), y fundó la Catedral de Ejmiatsin, donde tuvo la visión de Cristo señalando el lugar exacto para construirla.

San Gregorio es considerado el apóstol de Armenia, y su influencia no se limita a lo religioso: simboliza la resistencia espiritual y la identidad nacional frente a invasores y cambios de poder. Su figura está presente en iglesias, frescos y relatos populares de todo el país.

Curiosidad: los restos de San Gregorio están repartidos entre Armenia, Nápoles y el Vaticano, lo que refleja la importancia que su figura tuvo en todo el cristianismo primitivo.

Catedral de Ejmiatsin

Visitar la Catedral de Ejmiatsin (hoy oficialmente llamada Catedral de Santa Etchmiadzin) es adentrarse en el corazón espiritual de Armenia. Considerada la primera catedral cristiana del mundo, fue construida a principios del siglo IV, poco después de que Armenia adoptara el cristianismo como religión oficial en el año 301. Su fundación está directamente ligada a San Gregorio el Iluminador, como hemos comentado.

Catedral de Ejmiatsin

La tradición cuenta que San Gregorio tuvo una visión en la que Cristo descendía del cielo y, con un rayo de luz, señalaba el lugar exacto donde debía levantarse la catedral. De ahí su nombre: Ejmiatsin significa “el lugar donde descendió el Unigénito”. Desde entonces, este templo ha sido el centro de la Iglesia Apostólica Armenia, equivalente a lo que el Vaticano representa para los católicos.

Alrededores de la catedral de Ejmiatsin
Alrededores de la catedral de Ejmiatsin

Arquitectónicamente, la catedral ha sufrido varias remodelaciones y ampliaciones a lo largo de los siglos, pero conserva su esencia original. El interior, decorado con frescos y altares de gran valor histórico, transmite una sensación solemne y majestuosa. En su museo adyacente se guardan algunas de las reliquias más sagradas del cristianismo, entre ellas la lanza de Longinos (que también estuvo en Geghard) y fragmentos del Arca de Noé, según la tradición armenia.

La importancia de Ejmiatsin no es solo religiosa, sino también cultural y nacional. Durante siglos, en tiempos de invasiones y ocupaciones, la catedral fue el símbolo de resistencia espiritual y de identidad para los armenios. Incluso hoy, los fieles y los visitantes sienten que este lugar representa la esencia misma de Armenia: un pueblo que ha sabido mantener su fe contra todo pronóstico.

Khachkars

Consejo práctico: Ejmiatsin está a solo 20 km de Ereván, por lo que se puede visitar fácilmente en medio día. Es habitual combinar la catedral con Khor Virap en una misma excursión. La entrada a la catedral es gratuita, aunque merece la pena dedicar un tiempo al museo para profundizar en su historia y reliquias.

El Monte Ararat y la leyenda del Arca de Noe

El Monte Ararat, con sus dos cumbres nevadas que superan los 5.000 metros de altura, domina el horizonte armenio y se ha convertido en el mayor símbolo del país, aunque geográficamente hoy se encuentre en territorio turco. Para los armenios, observarlo desde lejos no disminuye su fuerza: sigue siendo la montaña de referencia, visible en días despejados desde Ereván y protagonista de innumerables canciones, pinturas y poemas.

El Monte Ararat estaba completamente nublado cuando pasamos cerca

Según la Biblia, tras el Diluvio Universal, el Arca de Noé se posó en las laderas del Ararat (Génesis 8:4). Desde entonces, esta montaña quedó marcada como lugar de renacimiento y esperanza para la humanidad.

A lo largo de los siglos, numerosos exploradores y aventureros han afirmado haber visto restos de madera incrustados en el hielo de la montaña, interpretándolos como vestigios del Arca. Aunque ninguna expedición ha aportado pruebas científicas concluyentes, el mito sigue vivo y forma parte inseparable de la identidad del Ararat.

El imponente monte Ararat un día despejado

Más allá de lo religioso, la leyenda del Arca representa también la resiliencia del pueblo armenio. Así como Noé y su familia sobrevivieron al diluvio para fundar un nuevo comienzo, Armenia ha sabido resistir invasiones, genocidios y exilios, manteniendo siempre su cultura y su fe. Por eso, contemplar el Monte Ararat desde el Monasterio de Khor Virap no es solo un placer estético: es un momento de conexión con una historia milenaria que mezcla fe, tradición y simbolismo nacional.

Consejo práctico: las mejores vistas del Ararat se obtienen desde Khor Virap al amanecer, cuando las primeras luces tiñen de rosa y dorado las cumbres nevadas. Es un instante cargado de emoción, tanto para viajeros como para los armenios que ven en esta montaña el reflejo de su alma colectiva.

Cómo organizar tu ruta por Armenia

  • Duración recomendada: 3 o 4 días.
  • Medio de transporte: lo ideal es alquilar un coche para moverse con libertad. Aunque las carreteras secundarias pueden ser estrechas, la experiencia de conducir por paisajes rurales merece la pena.
  • Excursiones guiadas: si no quieres conducir, en Ereván se ofrecen tours de un día a muchos de estos monasterios, aunque es poco práctico.
Templo de Garni

Gastronomía y cultura en el camino

Armenia también se descubre a través de su mesa. Durante la ruta probamos:

  • Khorovats: carne a la parrilla, el asado armenio por excelencia.
  • Dolma: hojas de parra rellenas de carne y arroz.
  • Lavash: pan tradicional que acompaña todas las comidas.

En Areni, como comentamos, además, se pueden visitar bodegas para catar vinos locales. La hospitalidad armenia hace que cada parada se convierta en un encuentro cercano con su cultura.

Consejos prácticos para tu viaje

  • Mejor época: primavera y otoño, cuando el clima es suave. Nosotros fuimos a finales de verano casi otoño.
  • Vestimenta: ropa adecuada para entrar a monasterios (hombros y rodillas cubiertos).
  • Combinar con Georgia y Bakú: ideal si viajas por carretera, enlazando los dos países en un mismo itinerario, y volando a Bakú desde Tiflis.
Las vacas, un riesgo a tener en cuenta

Preguntas frecuentes

¿Se paga entrada en los monasterios?
La mayoría son gratuitos, aunque algunos aceptan donativos voluntarios.

¿Cuáles son Patrimonio de la Humanidad?
Geghard y el valle de Azat, además de otros conjuntos fuera de esta ruta, como Haghpat y Sanahin.

¿Cómo moverse mejor, en coche o con guía?
El coche da más libertad, pero los tours desde Ereván incluyen explicaciones históricas.

¿Se puede subir al Monte Ararat?
No desde Armenia, ya que la montaña está en Turquía. Desde territorio armenio solo se disfruta de sus panorámicas.

Descubre Armenia a tu manera

Recorrer los monasterios de Armenia es viajar al corazón del Cáucaso. Entre montañas, templos excavados en roca y leyendas bíblicas, el país ofrece un viaje inolvidable que conecta historia, espiritualidad y paisajes de ensueño. Si buscas un destino auténtico y lleno de simbolismo, Armenia te espera.

Armenia te espera