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3. Samarcanda, la ciudad de Amir Temur (Primera parte)

Samarcanda siempre me la he imaginado como una ciudad legendaria de Asia Central. Desde muy pequeño, he oído y leído sobre esta remota ciudad que otrora fue una de las urbes más prósperas del continente. Corazón de la Ruta de la Seda, fundada ya en el SVIII a.C., de una belleza inigualable en palabras de Alejandro Magno, con épocas de esplendor de la mano de Amir Temur y del imperio ruso, y otras épocas de gran declive, a partir de la llegada de los shaybánidas uzbekos, es una ciudad que eclipsa por su grandiosidad y lugares de infinita belleza.

Empieza nuestro recorrido por Samarcanda

Llegamos en tren rápido desde la otra gran ciudad de la Ruta de la Seda, Bukhara, y nos acomodamos en un hotel cuidadosamente elegido en una zona más tranquila con varios restaurantes a nuestro alcance (Ideal Hotel).

Registán de Samarcanda con las tres madrazas

Teníamos la tarde libre y la mágica Samarcanda virgen ante nosotros, por lo que decidimos dar un paseo. A diferencia de Khiva o de Bukhara, Samarcanda ha tenido una gran reestructuración en base a amplias avenidas, parques y edificios decimonónicos, de la mano de los rusos en el SXIX. Si bien, las dos primeras son ciudades-museo donde puedes llegar a todas partes andando, y las ciudades respiran cierto aire islámico-medieval, Samarcanda es algo distinta ya que es una auténtica ciudad que se ha modernizado con sus grandes calles, plazas, espacios verdes, pero conservando los lugares históricos, ya sea el Registán o el mausoleo de Shah-i-Zinda.

Hay que moverse en vehículo si quieres llegar a todas las puntos de interés de Samarcanda, y si te lleva un guía local podrás conocer e interiorizar la Samarcanda monumental en tan solo un par de días.

Volviendo al paseo vespertino, decidimos tomar el tranquilo y frondoso bulevar de la universidad, en el que tardamos más de 30 minutos para recorrerlo, pasando grandes edificios como el ministerio de turismo, la universidad de Samarcanda o un espectacular jardín chino dedicado a Confucio.

Bulevar de la universidad
Universidad de turismo
Plaza jardín chino dedicado a Confucio

Finalmente, llegamos a una grandiosa estatua del mayor símbolo de la ciudad, Amir Temur, sentado en su trono, en el límite entre la ciudad uzbeka y la nueva ciudad de diseño ruso.

La imponente estatua de Amir Temur
Vista de la ciudad desde la estatua de Amir Temur

Pero ¿quién era Amir Temur?

Amir Temur nació en la antigua ciudad de Kesh (actual Shahrisabz) del año 1336 de nuestra era, siendo el último de los grandes conquistadores nómadas de Asia Central. Fue un líder militar, político turcomongol, fundador del imperio timúrida (al que le da el nombre) que conquistó la totalidad de Asia Central, Afganistán, Irán y su extensión era tal que llegó a realizar incursiones hasta llegar a Delhi en el oeste, Moscú en el este, la cordillera de Tian Shan en Asia Central y hasta los montes Tauro en Anatolia, la actual Turquía.

Amir Temur más conocido en occidente como Tamerlán

Ganó fama y galones cuando el kan mongol de entonces Toklug-Timur (del Chagatai oriental) confió la gestión de la zona de Kesh a Amir Temur, el más joven bey de la tribu de barlas. Pronto, Amir Temur se sublevó a los mongoles, y los acabó expulsando de la zona. En 1370 la autoridad de Amir es tan significativa que la mayoría de los gobernantes de Ma wara’un-Nahr lo declararon gobernante supremo. Cuando ocupa el trono, ubica la capitalidad en Samarcanda, y reconstruye las murallas defensivas de la ciudad exterior, y se dedica durante toda su vida a embellecer, florecer y convertir Samarcanda en la ciudad más magnífica de oriente.

Gur-e-Amir

La vida de Amir Temur requiere un libro entero para explicar su vida y es muy recomendable interiorizar esta figura, ya que nos solemos centrar mucho en los conquistadores e imperios occidentales, y obviamos los grandes imperios orientales que en su día no tuvieron nada que envidiar a los otros. Resumiendo, Amir Temur, alias Tamerlán (llamado así por los países occidentales de forma de desprecio por su cojera), estableció un Estado poderoso en Asia Central. Era un genio militar que aplastó sucesivamente a los mongoles, al reino de Corasmia, a Irán y a los persas, a la Horda de Oro, con campañas a larga distancia en la región del Cáucaso, Oriente Medio y la India. En la última etapa de su vida fijó sus ojos en China, pero su inesperada muerte le impidió continuar con su hoja de ruta.

Mapa del imperio timúrido en su época de esplendor de la cual su capital fue Samarcanda

Amir Temur ha trascendido en nuestros días como el gran estadista que dio a la región de Asia Central como centro de poder mundial. Gran defensor y paladín del Islam, rejuveneció la influencia de dicha religión, después de siglos de decadencia tras el paso mongol. Considerado por él mismo como heredero de Genghis Khan, no es posible entender hoy en día Samarcanda sin Tamerlán y Tamerlán sin Samarcanda, su eterna capital donde sus restos descansan desde su muerte en 1405.

Mausoleo Gur-e-Amir (tumba de Amir)

Nuestra primera visita de la Samarcanda monumental fue al mausoleo de Gur-e-Amir. Es una preciosidad de complejo, en el que entras al patio exterior por una estructura con arco ojival muy llamativo en el que vemos las ya conocidas coloridas figuras geométricas en tonos azules más intensos, y las estalactitas representando las lágrimas de Mahoma que ya conocimos en Bukhara.

Entrada a Gur-e-Amir
Gur-e-Amir

Según atraviesas en arco, observas un bonito patio y el mausoleo, con su entrada en forma de iwan y un edificio en dos plantas (aunque en este caso, los arcos ojivales están cerrados por ladrillos). La gran característica exterior del mausoleo es la impactante cúpula azul celeste en estrías y dos llamativas columnas intensamente decoradas a los laterales.

Patio interior del complejo Gur-e-Amir

Anteriormente, existía una residencia de derviches y sufís en los laterales del mausoleo que fueron destruidas en algún momento. La diferencia entre estos dos tipos de musulmanes lo he explicado anteriormente aquí.

Si la estética del exterior no fuera suficiente, el interior lo supera con creces. Los laterales y los techos del mausoleo están cargados de múltiples figuras, representando, por ejemplo, el sol, las estrellas, las ya mencionadas estalactitas, con una adecuada iluminación color amarillo, dándole un aspecto asombroso al lugar. También se puede observar caligrafía donde incluyen el nombre del Dios y su profeta. Se usa mayoritariamente el alabastro y del techo cuelga una lámpara de cristal y los tonos son dorados, blancos y azulados. El interior es una oda a la belleza del arte islámico.

El interior del mausoleo
El interior del mausoleo con gran angular
Recreación de las estalactitas y el sol
Las estrellas
Interior del mausoleo de Gur-e-Amir

Historia del mausoleo y ¿quién está enterrado allí?

Originalmente, este mausoleo o tumba fue encargado por Amir Temur para su nieto, heredero al trono, cuando falleció en 1403, siendo su deceso una gran tragedia personal para el emperador. Amir Temur solo había encargado una cripta sencilla para él en Shahrisabz, su lugar de origen. Sin embargo, cuando Tamerlán falleció de forma repentina en su incursión a tierras chinas, el camino a su ciudad natal estaba bloqueado por la nieve y fue enterrado aquí, en Samarcanda.

Las lápidas que vemos en el centro del mausoleo están vacías, es decir, solo son marcas, ya que en la cultura islámica es obligatorio enterrarte bajo tierra. La lápida de Tamerlán es de jade verde oscuro, y justo a su lado, está la de su otro nieto y a la postre heredero, Ulugbek (acordaos de la madraza de la que hablamos en Bukhara). De hecho, Ulugbek fue el mayor responsable de la ampliación y el embellecimiento del mausoleo en el transcurso de su reinado. Al otro lado de Tamerlán, podemos ver una tumba grande que corresponde a su nieto, el motivo de la construcción del mausoleo. También están enterrados dos de los hijos de Tamerlán (tío y padre de Ulugbek), haciendo este mausoleo el más importante de la dinastía timúrida.

La tumba de jade verde oscuro es de Tamerlán, la alargada a su derecha es la de Ulugbek.

Quizá, lo más curioso es que hay dos personas que no pertenecen al linaje de Tamerlán, que están enterrados aquí con un rango incluso superior a los propios gobernantes supremos. En primer lugar, en una tumba más grande que la del propio Amir Temur, nos encontramos con la de Seyid Berke, su profesor y orientador espiritual, que se cree que es descendiente del mismo Mahoma.

Tumba de Seyid Berke

Al fondo, hay una tumba en un lugar apartado y solitario dentro del mausoleo de Seyid Omar, hasta nuestros días gran desconocido que fue enterrado por orden de Ulugbek, siendo uno de los mayores misterios del mausoleo de Gur-e-Amir.

Tumba de Seyid Omar
Gur-e-Amir al atardecer
Por detrás de Gur-e-Amir

El Registán: la madraza de Ulugbek, la madraza de Sher Dor (del León) y la madraza de Tilla-Kari (Cubierta de Oro)

El Registán de Samarcanda es el punto de mayor interés de la ciudad, y probablemente la foto de portada que saldría en cualquier lugar que hable de Uzbekistán. Es del todo impresionante. Se trata de una gran plaza, con tres majestuosas madrazas, que figuran entre las escuelas coránicas más antiguas y mejores conservadas del mundo.

El Registán con las tres madrazas enfrentadas
El imponente Registán

Registán no tiene nada que ver con “rey” a pesar de que su nombre parezca que está relacionado. Significa en tayiko como “lugar de arena”, ya que, antiguamente, en esta zona, corría un canal que iba haciendo aparecer sedimentos de arena. Cuando los mongoles arrasaron el Afrosiab (lugar original de la antigua Samarcanda), la población se desplazó al lugar donde podemos ver actualmente el registán, convirtiéndose así en el centro de comercio de la esplendorosa Samarcanda medieval.

Las madrazas han ido sobreviviendo el paso del tiempo, siendo objeto de terremotos, invasiones, etc. y aquí sí que hay que dar mérito a la etapa soviética que hicieron lo posible para reformarlo y que, hoy en día podamos apreciar esta maravilla en Asia Central.

Junto con nuestro guía uzbeko de habla hispana, Islomjon

La madraza de Ulugbek

Si miramos de frente a la gran plaza, a mano derecha se encuentra la madraza de Ulugbek. Ulugbek, como ya vimos, fue el nieto de Amir Temur, que fue famoso por ser emperador timúrido, y a la vez un erudito, culto que se especializó en astronomía. Llama la atención que existiera un gobernante que tuviera bajo su poder un imperio como el timúrido pero que a la vez fuera un intelectual de la época.

Ulugbek modernizó el Registán. Las seis calles principales de Samarcanda se cruzaban radialmente en este punto. Se convirtió en la plaza de gala oficial donde se emitían edictos o se hacían desfiles militares. En el perímetro de la plaza se fueron construyendo edificios monumentales que definieron el estilo del Registán como un centro nuevo espiritual y símbolo arquitectónico de Samarcanda.

Acordaos que ya vimos una madraza de Ulugbek en Bukhara, siendo sin duda, la que se encuentra en Samarcanda mucho más impresionante.

Construida en 1420, la entrada principal que da a la plaza es un enorme iwán, y está abovedado con una formidable cúpula ojival de unos 15 metros. Llama la atención el colorido mosaico encima del arco en el que se representan varias estrellas (en tonos azules y amarillos) en un claro guiño a la pasión de Ulugbek. Antes de la construcción, en este lugar se realizaban observaciones astronómicas por lo que el lugar elegido para la construcción de la madraza está cuidadosamente elegido. Originariamente, la madraza albergaba 50 celdas repartidas en dos pisos, donde estudiaban unos 100 afortunados estudiantes de la época.

La gran madraza de Ulugbek (su hijo mayor fue colgado del minarete de la derecha como símbolo de justicia por el asesinato de su padre)

Bajo las pequeñas cúpulas en los laterales había salones de lectura. En la actualidad puedes observar un interesante museo dedicado a la vida de Ulugbek, donde también podrás ver recreaciones de astrónomos trabajando y copias del Zij (sus textos de astronomía), entre otros.

Representación de Ulugbek en su observatorio.

En el interior de la madraza, podemos observar un bonito, colorido y restaurado patio con frondosos árboles dándole un toque de vida. Aquí, como en otras madrazas, se ha convertido en sitios con infinidad de puestos de souvenirs por lo que, en parte, quita un poco el encanto del lugar que estás visitando y te cuesta trasladarte a la época de Ulugbek. Aun así, el entorno es realmente precioso.

Patio interior de la madraza de Ulugbek
Patio interior de la madraza de Ulugbek

Ulugbek, al ser más intelectual que gobernante, fue obligado a subir al trono por obligación. Si hubiera sido por su decisión personal, hubiera sido profesor en una madraza, dedicado a la astronomía. De todas formas, fue un buen gobernante que mantuvo unido al imperio timúrida hasta su muerte en 1449.  Trágicamente, fue asesinado en su palacio a manos, entre otros, de su hijo mayor, que subió al trono, durando solo 6 meses cuando también fue depuesto y ejecutado. Su cabeza fue colgada de uno de los minaretes de la madraza de su padre como símbolo de la justicia y del regreso a las tradiciones de Ulugbek.

Breve historia de Ulugbek

La madraza de Tilla-Kari (Cubierta de Oro)

Saliendo de la madraza del gran Ulugbek, al lado izquierdo de la misma, nos encontramos con la madraza de Tilla-Kari. Tanto esta madraza como la de Sher Dor, fueron imitaciones de la madraza de Ulugbek realizadas por el emir shaybánida Yalangtush que era un fanático de Ulugbek (realmente gran parte de las madrazas del país han sido imitaciones de la madraza de Ulugbek).

Esta madraza también tiene un gran iwán como entrada principal, sin embargo, llama la atención la falta de minaretes y torres. Es más, la gran cúpula azul es un añadido realizado en pleno SXX por los soviéticos.

Madraza de Tilla-Kari
El bello iwán desde abajo

Quizá por fuera sea la menos llamativa de las tres madrazas, sin embargo, el interior es fantástico (de ahí el nombre). Terminada en 1660, y queriendo el gobernante, mostrar con un sitio nuevo la riqueza y opulencia de Samarcanda, que dejara boquiabierto a cualquier visitante, crearon un interior lleno de colores, con tonos vivos azules y dorados (para simbolizar la riqueza de Samarcanda), formas en arcos ojivales, estalactitas, y multitud de formas geométricas y de caligrafía. Si bien estos patrones se han repetido en otras descripciones de lugares en Uzbekistán, el interior de Tilla-Kari se lleva la palma. Su delicado techo, lleno de pan de oro, es liso, pero tiene un diseño que hace que desde dentro parezca abovedado. Antes, estaba decorado con oro puro (unos 30 kg).

El esplendoroso interior de Tilla-Kari
Mihrab de la colorida madraza

En el interior de la madraza también podemos acceder a un bonito patio ajardinado del estilo de los anteriores.

Patio de Tilla-Kari

La madraza de Sher Dor (del León)

Situada justamente enfrente de la madraza de Ulugbek, es el edificio que completan el registán de Samarcanda. Terminada en 1636, está hecha casi a imagen y semejanza de la de Ulugbek, con un iwán, abovedado con una cúpula ojival, pero en este caso, lo que llama la atención es la recreación de un tigre pintado en el arco del portal.

Madraza de Sher Dor
Primer plano de la madraza de Sher Dor

Si lo ves de cerca, se trata de un tigre con melena de león persiguiendo a un ciervo, y llevando a la espalda un sol con cara de hombre de estilo mongol (de inspiración zoroastra). Es algo muy inusual ya que en la cultura islámica no se podía representar seres vivos y menos de caras humanas. Sin embargo, como hemos visto en Bukhara, no fueron tan estrictos con esto, y hubo algunas excepciones. Las ramas turcas (que descienden de tribus más artistas) que gobernaban esta zona empezaron a permitir animales en las decoraciones a partir del SXV.

Las controvertidas figuras de los animales

Clavijo, embajador español, descubrió que esta figura realmente era “el escudo del señor de Samarcanda” que ostentaba Yalangtush en ese momento. Tanto leones como tigres poblaron en su día estas tierras (hasta SVIII y SXX, respectivamente). El león y tigre cobraron importancia porque fueron figuras sagradas del yerno de Mahoma (Alí), que tenía el apodo del “Tigre Divino” o el “León de Alá”. El culto a Alí fue muy popular y difundido en la Samarcanda medieval, y que hoy en día llega a nuestros días a través de la rama chiita del islam (la predominante en la actual Irán).

Otra perspectiva desde la madraza de Ulugbek

La madraza tiene una base por lo que es mucho más alta que las otras. Si tengo que destacar algo adicional, sus cúpulas celestes estriadas son espectaculares, y acaban de darle el toque exótico a la plaza del Registán. También tiene un patio ajardinado a la altura de los patios de las otras dos madrazas, aunque sigo prefiriendo el patio de la madraza de Ulugbek.

Patio de la madraza de Sher Dor
Registán

A continuación 3. Samarcanda, la joya de Asia Central (Segunda parte)