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3. Samarcanda, la joya de Asia Central (segunda parte)

Este artículo es continuidad de 3. Samarcanda, la ciudad de Amir Temur (Primera parte)

Mezquita de Bibi-Khanym

Después de la plaza del Registán, nos dirigimos a la mezquita de Bibi-Khanym, una enorme mezquita construida por decisión de Amir Temur, financiada con el botín que trajo éste de su incursión en la India. La construcción empezó en 1399 y terminó en tan solo 5 años.

La mezquita de Bibi-Khanym

En su origen, fue una de las construcciones más grandes del mundo. La cúpula de la mezquita principal mide 41 metros de altura y el portal de entrada unos 38 metros, desafiando las técnicas constructivas del momento. Su puerta de entrada se llamaba la de los siete minerales, pues fue construida con madera de olmo con piedras preciosas. Su bóveda fue flanqueada con torres enormes y fortificadas de unos 50 metros de altura. Su patio amplio de 130×102 metros fue pavimentado en mármol, y cabían miles de fieles que venían a rezar (era la mezquita de viernes). Desafortunadamente, el paso del tiempo, los saqueos persas, rusos y soviéticos, y los terremotos, han destruido gran parte de la enorme mezquita que fue en su día el buque insignia de Tamerlán.

En el patio interior podemos observar un enorme atril de mármol sujetando un Corán gigante, el Corán de Osman (réplica del que se encuentra en Tashkent), que evidencia las dimensiones del lugar. Según la creencia popular, toda mujer que pase por debajo del atril será bendecida con gran fertilidad.

El atril de mármol sujetando el Corán de Osman – un Corán gigante que es replica del que está en Taskent
La mezquita de Bibi-Khanym

Otra de las historias de este lugar tiene que ver con el nombre de la mezquita, es decir, ¿quién fue Bibi-Khanym?. Esta mujer era la favorita de Tamerlán, la cual era de origen mongol (mestiza musulmana), cinco años mayor que él y viuda de un enemigo mongol (Hussein). Cuenta la leyenda que Bibi-Khanym, ordenó construir la mezquita como sorpresa para su marido cuando ésta estaba ausente, y que el arquitecto se enamoró de ella y se negó a terminar la obra sin antes recibir un beso suyo. El beso dejó una marca y cuando Tamerlán volvió y la descubrió, ordenó ejecutar al arquitecto, el cual, cuenta la leyenda que, antes del fatal destino pudo subirse a uno de los minaretes, y desapareció volando por medio de unas alas que realizó él mismo.

Shah-i-Zinda

Uno de los puntos que más me impresionó de Samarcanda fue la inesperada y espectacular avenida de los mausoleos. Justo lindando con el Afrosiab (parte antigua de Samarcanda), se encuentra una calle o avenida subiendo unas escaleras y atravesando un arco, con majestuosos mausoleos según avanzas la calle.

La escalinata que te lleva al Shah-i-Zinda

Los edificios son coloridos, de esplendorosos azulejos en tonos azules o marrones. Algunos de los interiores no tienen nada que envidiar a cualquier decoración interior que hemos visto en Uzbekistán. Es un lugar que no te esperas y que te embriaga, acabándote de convencer del esplendor y hermosura de Samarcanda.

La avenida de los mausoleos

Su nombre significa “tumba del rey vivo” haciendo referencias a su santuario original, sin duda mucho menos recargado entonces, que es un conjunto de salas que rodean la tumba de Qasam ibn-Abbas, primo del profeta Mahoma, que introdujo en el SVII el islam en la zona de la actual Uzbekistán.

En los SIV y SXV, Tamerlán y Ulugbek pusieron sus ojos en este mausoleo y decidieron convertirlo en el lugar de descanso de sus familiares; en particular, esposas, hermanas y madre de los gobernantes. Fue a partir de estos siglos donde introdujeron la decoración asombrosa y propia de la época timúrida.

Según atraviesas la puerta de entrada, tienes en el lado derecho el mausoleo de Tughluq Tekin, construido en 1376 en memoria de la madre de Amir Khusain, uno de los comandantes de Tamerlán. El propio Amir Khusain fue enterrado más tarde aquí.

El exterior del mausoleo de Tughluq Tekin es espectacular pero el interior es mucho más plano

En el lado izquierdo, podemos observar el mausoleo de Amir Zadeh, un edificio con forma de cubo coronada por una cúpula rayada de punta aguda, del que poco sabemos de la persona enterrada en su interior.

Entrada al mausoleo de Shah-i-Zinda

Quizá los más espectaculares mausoleos son los siguientes según avanzas la calle. A mano izquierda nos encontramos con quizá la tumba más bella del mausoleo, la de Shodi Mulk Oko (1372), la tumba de una hermana y una sobrina de Amir Temur (la hija de la hermana). El increíble trabajo en mayólica y terracota es del todo excepcional. A diferencia de otros lugares, el pequeño espacio hace que el estilo de arte islámico que hemos ido comentando se ajuste a una escala más pequeña, y el grado de minuciosidad y detalle se eleve a un nivel altísimo.

Shodi Mulk Oko
Foto de Shodi Mulk Oko con gran angular
Shodi Mulk Oko

Justamente enfrente, está la tumba de la hermana menor de Tamerlán, Shirin Beka. No tiene tanto grado de trabajo como el mausoleo de Shodi Mulk Oko, pero el contraste entre el azul turquesa de la base del interior, con los azulejos de alabastro, las figuras geométricas y una bonita cúpula, hace sin duda de una auténtica obra de arte.

Según avanzamos, dejamos a la derecha un colorido mausoleo octogonal, y entramos en una parte más abierta de la necrópolis, hasta pasar el mausoleo de Ustad Ali Nasafi, otrora arquitecto de Amir Temur.

Museo Octogonal
Ustad Ali Nasafi a la izquierda

No todas las tumbas están con alguien enterrado, y otras tumbas han sido destruidas. Sin embargo, han sobrevivido casi 7 siglos sin reformas mayores, hasta 2005, en el que el mausoleo fue objeto de una agresiva restauración, por lo que gran parte de los azulejos y decorados que vemos no son originales.

Según avanzamos, dejamos a un lado el discreto mausoleo de Amir burunduk, el cual es bastante distinto al resto, pues fue construido con ladrillo de una madraza de la época karajánida, y llegamos a la parte original del complejo, el mausoleo y la mezquita de Qasam ibn-Abbas, con interior francamente impresionante, de colores verdosos, azules y rojizos, y una suntuosa lámpara colgando del techo.

La avenida de los mausoleos
La mejor perspectiva del mausoleo de Shah-i-Zinda
El impresionante techo del Qasam ibn-Abbas
Las puertas ofrecen un detalle exquisito

La última parte, atravesando el complejo de Qasam ibn-Abbas, la forman un conjunto de tres mausoleos del mismo tipo de las que vimos al principio de la avenida. Éstos están separados entre sí, y están dedicadas a dos de las mujeres de Tamerlán los dos mausoleos que están enfrentados (Tuman Aqa y Kutluo Oko). El mausoleo de Khoja Ahmad, de menor importancia y con un interior mucho más plano, pone el punto final a la magnífica avenida de los mausoleos.

Parte final de la avenida de los mausoleos
El interior de Tuman Aqa

Afrosiab (Antigua Samarcanda)

Samarcanda, a diferencia de Bukhara, es un asentamiento mucho más antiguo, y si bien, a partir del SVII-SVIII han seguido ocupaciones bajo los mismos imperios (samánidas, karajánidos, mongoles, tumúridos, shaybánidas, Emirato de Bukhara, imperio ruso, soviéticos, actual Uzbekistán), se fundó ya en el SVIII a.C. (casi parejo con la fundación de Roma). Antiguamente conocida como Marakanda, fue conquistada por el mismísimo Alejandro Magno en el 329 a.C. al imperio sogdiano, quedando gratamente impactado por su belleza ya en aquel entonces. En los primeros siglos de nuestra era se convirtió en la gran ciudad enclave de la Ruta de la Seda, que lo seguiría siendo durante siglos hasta el declive de esta ruta cuando abrieron las rutas marítimas que conectaron occidente y oriente.

El Afrosiab es un enclave de 2,2 km cuadrados, de terreno abandonado a la intemperie, donde se puede pasear para intentar reconocer restos de la antigua ciudad. Recordad que, al ser este lugar arrasado por los mongoles, la ciudad creció alrededor del mencionado Registán. Se puede pasear por este espacio, pero en mi opinión hay pocos puntos de interés, para alguien que no sea arqueólogo para el tiempo que te lleva recorrerlo (unas cuantas horas). Hay que tener en cuenta, como en nuestro caso, que, si le dedicas tiempo al Afrosiab, se lo estarás quitando a otra maravilla de Samarcanda.

El actual Afrosiab

Lo que sí merece la pena es el museo que está construido alrededor de uno de los hallazgos arqueológicos más relevantes de Samarcanda. Se tratan de una serie de murales descubiertos en 1965 que se situaban en el centro de la antigua ruta comercial dentro de un palacio antiguo. De los frescos queda realmente poco, lo que sí podemos entender es lo que representan. Ayuda en interiorizar la comprensión de lugar y del significado de los murales, ver un corto vídeo sobre lo que representan y su rehabilitación.

Mural del Afrosiab

De todas formas, según entras a la sala del mural, está totalmente adaptada para que veas y puedas entenderlo en su totalidad:

A mano izquierda según entras en la sala, se pueden contemplar una procesión de animales y personas. En el extremo izquierdo se representa el mausoleo de los padres del rey sogdiano Varkhuman (SVII), y de izquierda a derecha, un elefante llevando a la reina (mujer principal de Varkhuman), mujeres de segundo rango de Varkhuman a caballo, dignatarios a camello llevando gansos para el sacrificio, y en el extremo derecho vemos a Varkhuman sobre un gran caballo.

Parte izquierda del mural

En la parte central, y en el centro, aunque no visible en el mural, se encontraría Varkhuman, el rey sogdiano de Samarcanda, recibiendo a emisarios de las civilizaciones extranjeras. Podemos destacar contingentes turcos, emisarios chinos, emisarios chaganianos, entre otros. El rey está bien custodiado por guardas turcos y coreanos. Llama la atención el extremo derecho la representación de lanzas turcas con máscaras ciertamente horribles.

Parte central izquierda
Parte central centro
Parte central derecha

El muro de la derecha es de temática china. En el extremo izquierdo, se representa una barca que representan el festival chino de las barcas de dragón. En la otra parte del mural podemos ver a guardas chinos y en el extremo derecho, al emperador chino Gao Zong, todos ellos cazando panteras.

Barcas de dragón

En el parte de arriba del museo, hay una interesante colección de objetos descubiertos en las ruinas de Afrosiab: 1) altares y objetos zoroastros, 2) objetos cotidianos como jarrones, monedas, figuras, 3) formas cruciformes, e incluso 4) calaveras probablemente extraídas de algún osario.

Observatorio de Ulugbek

La visita a la gran Samarcanda la íbamos a acabar en un lugar cercano a los restos del Afrosiab (siempre viajando en coche). Se trata del observatorio de Ulugbek o, mejor dicho, los restos del observatorio de Ulugbek del SXV, hallado por un descubridor ruso en 1908. Lo que realmente vemos hoy es un museo donde se exponen los hallazgos (como por ejemplo mejoró la precisión de la duración del año), sus Zij o sus libros de astronomía o incluso una maqueta del observatorio de 3 plantas que mandó construir en la década de 1420, quedando solo los restos del gran arco del observatorio.

El observatorio de Ulugbek
Museo de Ulugbek
Zij
Recreación del observatorio de Ulugbek
Lo que queda del observatorio original

Final y seguimos a Tashkent

Hasta aquí finalizamos la parte cultural de Samarcanda. Hay un artículo que dedico más a ocio, actividades y comidas, y que desarrollo aquí.

Finalizado nuestra intensa visita a la gran capital de Asia Central, tomamos a primera hora de la mañana, otro tren rápido en dirección a la capital, Tashkent, para poner punto y final a nuestra aventura en Uzbekistán en su ciudad más moderna.

A continuación Taskent, la desconocida capital de Uzbekistán.