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Sobre yurtas y águilas en Kirguistán (III etapa)

Continuación de Conociendo el Issyk-Kul en Kirguistán (II etapa).

Skazka – el Cañón de Cuento de Hadas (Fairytale Canyon)

A pocos kilómetros de Barskoon, prosiguiendo por la carretera sur del lago, nos topamos con un paisaje radicalmente distinto al que habíamos visto media hora antes: un árido cañón al que llaman de “cuento de hadas. Es increíble la variedad de ecosistemas y paisajes que puedes encontrarte en Kirguistán en tan poco recorrido, ya que pocos minutos antes estábamos disfrutando de una extensa vegetación con grandes dosis de agua en los alrededores, y ahora nos encontramos con un paisaje totalmente seco y rojizo en el que te cuesta creer que haya algo de vida.

Skazka

Cuenta la leyenda que, en tiempos remotos, el valle del Issyk-Kul estaba repleto de ciudades y una preciosa joven vivía en una de ellas. Un día, un inmenso dragón rojo, al ver a esta mujer, se quedó inmediatamente prendado de ella, la cual no tuvo reciprocidad por su parte.

El furioso dragón juró vengarse ahogando a todas estas ciudades bajo el agua. Cada noche, el dragón intentaba usar su magia para sacar agua de los pozos locales para así anegar el valle, sin embargo, los ciudadanos usaban grandes tapas doradas para bloquear cualquier salida de agua y así poder evitar el fatal desenlace.

A nuestra protagonista de la historia se le olvidó una noche tapar el pozo que estaba a su cargo, y consecuentemente, el agua salió sin cesar, hundiendo el valle y formando un gran lago. Al contemplar la belleza del lago, el dragón se posó en la parte sur del lago y se transformó en roca, creando lo que hoy conocemos como el cañón de Cuento de Hadas.

Leyenda popular

Este cañón es parecido al primero que vimos en Konorchek aunque para llegar al mismo no tienes que caminar demasiado, eso sí, todo cuesta arriba y con mucho cuidado si no quieres caer al vacío.

Skazka

El cañón es uno de los lugares más escénicos de todo el Kirguistán y está formado por sedimentos de la época Neógena, que fueron transformados por formas de “cuento de hadas” por el viento, agua y el sol. Debido a la poca robustez del material, las formas siempre están cambiando.

Un cuento de hadas

Después de hacer una parada técnica a los pies del cañón para hacer un picnic, nos adentramos por un camino bastante empinado durante aproximadamente 10 minutos hasta que alcanzamos la cima, o al menos, un punto en alto donde teníamos visión 360 grados del cañón. El lugar es espectacular y merece la pena quedarse unos 30 minutos allí en la cima para contemplar los colores y las formas del lugar. Si dispones de más tiempo y estás en plena forma puedes dar un paseo por otros caminos que cruzan el cañón.

Skazka con el Issyk-Kul de fondo
Curiosa especie de trono de madera los pies del cañón donde podías fotografiarte

Proyecto fallido y el famoso mural en la carretera del lago

Justo antes de llegar a nuestro destino final ese día, hicimos un alto en el camino para observar un proyecto fallido de desarrollo de la parte sur del lago en el que por un tema de corrupción no han logrado acabarlo.

Proyecto fallido

Quizá lo más interesante fue ver el mural que justamente te encuentras enfrente de la carretera a los pies de la montaña.

Explicación del mural:

Se trata de un cuadro que tiene muchas representaciones. En el centro se pueden apreciar los jóvenes que vimos en Biskek luchando por un futuro donde ellos quieran estar libres de corrupción (los jóvenes están luchando contra lo que parece una sierpe o dragón que representa dicha corrupción). A la derecha vemos el edificio parlamentario de Biskek representando la famosa escena de los francotiradores apuntando y disparando a estos jóvenes. A la izquierda podemos ver el mausoleo de Manas (el mencionado héroe nacional kirguiso) y la montaña donde él se encontraba (Rajmat) para vigilar el territorio salvaguardando la paz. Por último, coronan el mural dos estatuas. La primera es el águila que es un símbolo importante en Kirguistán que representa la libertad y el honor. La segunda es un hombre señalando al cielo / sol ya que está siguiendo la cultura nómada o religión tangrian en el que para ellos los dioses son los elementos naturales como el cielo, sol, tierra o viento.

Bokonbayevo y el campo de yurtas

Uno de los puntos fuertes en un viaje a Asia Central es la posibilidad de pasar la noche en una yurta. Las yurtas han sido la vivienda tradicional del pueblo nómada kirguiso durante cientos de años. Consiste en una estructura de madera de álamo circular en la base, y a partir de la base, salen pequeñas vigas de madera hacia el techo o Tunduk el cual, como vimos, es tan representativo de la nación kirguisa que también forma la forma de la bandera de Kirguistán.

Una vez hecha la estructura de madera, cubren este esqueleto con grandes alfombras de lana y varias densas capas de fieltro, las cuales adornan con coloridas figuras geométricas. La yurta es una vivienda hecha 100×100 a mano como veremos más tarde.

Yurtas nómadas

Una de las ventajas de la yurta es su carácter móvil, es decir, los nómadas hacían y deshacían campamentos de yurtas, siendo trasladadas en caballos y camellos, porque no eran pueblos de echar raíces en un lugar en concreto. Si bien el actual pueblo kirguiso se ha ido estableciendo en ciudades, llevan el carácter nómada en su sangre y siguen comprando y viviendo en yurtas en los meses de verano. Es costumbre montar yurtas en lugares donde no se puede hacer vida en invierno (como veremos en el siguiente artículo en Song-Kol).

Nuestro primer campo de yurtas

Volviendo al viaje, esta noche tocaba dormir en un campo de yurtas a las orillas del Issyk-Kul convenientemente preparado para turistas como nosotros ya que disponía de electricidad, agua, duchas, wifi y, la yurta en sí era amplia y estaba decorada con un gusto exquisito.

Nuestra yurta en el Issyk-Kul
La orilla del Issyk-Kul en la parte norte justo al lado del campo de yurtas
Parte norte del Issyk-Kul

Durante nuestra estancia pudimos disfrutar de una tarde entera en dicho lugar, paseando a las orillas del Issyk-Kul, cenando típica comida kirguisa (sopa, carne, pan) en la yurta principal comedor y bebiendo grandes cantidades de té. También nos sorprendieron con un concierto de una especie de guitarra asiática.

Yurta principal en el Issyk-Kul
El lugar principal – comedor yurta – estaba ricamente decorado con alfombras con color predominantemente rojo
Música en el campo de yurtas

Al final pudimos meternos en la yurta, tumbarnos plácidamente con vistas al Tunduk y dormir tranquilos tras otro gran día de viaje.

El tunduk

¡Que vienen las águilas!

Después de tomarnos un rico desayuno en el comedor yurta, dejamos el campo atrás y proseguimos en nuestro camino para realizar las dos últimas actividades antes de abandonar la eterna vuelta al lago Issyk-Kul.

Nos dirigimos un poco hacia el interior, más allá del pueblo de Turasu, a la hacienda de un hombre muy peculiar. Después de atravesar un campo verde lleno de caballos, vacas y demás ganadería, con libertad de movimiento, nos salió al encuentro un señor que tenía un increíble águila real en el brazo. El hombre es un experto en el arte de la cetrería que tenía como compañera de equipo a la más majestuosa de las aves.

El hombre con el águila real
El águila más de cerca

La cetrería tiene una tradición de 3000 años en el área de Kirguistán. En esta área hay mucha concentración de águilas reales y seleccionan a las hembras águilas para la caza ya que son más grandes y fuertes que los machos. Buscan hijas fuertes de padres fuertes con las que poder cazar una gran variedad de animales como zorros, chacales y lobos. Las águilas tienen una esperanza de vida de unos 50 años, aunque para la caza solo sirven unos 20 años. Pasados estos años se suelen liberar. Su peso suele estar en torno a 5kg, su envergadura alcanza unos 2 metros, comen cada dos días y les encanta el invierno. Durante los primeros cinco años de vida son blancos y a partir de aquí cambian de pelaje al marrón al que nos tienen acostumbrados.

Me llamó la atención que su amo le tapaba los ojos durante gran parte del tiempo en el que nos dio la explicación. Esto se debe fundamentalmente a que al tener la vista muy desarrollada y poder ver presas a 2 km con gran claridad, se cansa rápidamente y comienza a ponerse nerviosa. De hecho, también tuvimos la suerte de tener a este ejemplar en el brazo, aunque con los ojos tapados ya que, en teoría, el único que puede interactuar con el animal es su amo. Si éste se diera cuenta que está posado en un brazo que no es el de su amo, trataría de huir.  Basta que el águila esté cinco años con su cetrero, que ya no se podrá adaptar a ninguna otra persona pues aquél lo concibe al hombre como a un padre.

Con el águila real

Después de esta magnífica experiencia de sentir y tocar el pelaje del animal, el cetrero nos hizo una demostración de caza mediante el cual uno de sus hijos montado a caballo arrastraba una piel de zorro y, el águila, alzaba el vuelo y atrapaba la presa. Un auténtico espectáculo verla entrenar.

El águila en movimiento

Por último, el cetrero nos invitó a desayunar a su casa mientras nos enseñaba fotos de los concursos internacionales que había disputado en su juventud. Justamente en ese lugar se me olvidó un abrigo, el cual tuve la suerte de localizar y que la agencia me enviara a mi casa con posterioridad a la finalización del viaje.

En casa del cetrero

Aprender a hacer yurtas

La última parada del viaje fue el cercano pueblo de Kyzyk Tuu. Este último destino es un hogar donde vive un matrimonio entrado en años que se gana la vida haciendo yurtas para multitud de compradores.

Tanto el cetrero como esta pareja forma parte de un circuito ciertamente turístico, pero a la vez no tienes la sensación de que así sea. Al estar tan poco explotado y masificado conserva todavía el encanto de un lugar que no ha sido optimizado para sacar hasta el último euro al turista, y esa ha sido mi sensación en mi viaje por toda Asia Central. Son estos destinos lo que se deberían priorizar a la hora de elegir un viaje ya que te vas a encontrar con una imagen real y tradicional del destino, y no tanto una imagen idealizada y adaptada al turismo que tanto vemos ya en todas partes fruto de la globalización.

En la primera parte del tour, el hombre nos llevó a la parte de atrás de su vivienda donde tenía montada su minifábrica artesanal de realizar estructuras de yurta.

Usan el álamo para hacer las yurtas
El hombre en su puesto de trabajo

La primera parte del proceso es cortar madera de álamo a la que somete a un proceso de secado durante unas semanas.

Deja secando los palos que posteriormente formarán la yurta

Posteriormente, con métodos manuales procede a darle forma curvada para darle flexibilidad a la madera.

Dándole curvatura a los palos

Más tarde lija cada junta de madera y por último procede a pintarla (normalmente de color rojo – acordaos de la bandera y los colores de Kirguistán).

Lijando yurta

Con otros palos más accesorios procede a hacer la estructura del tejado o Tunduk.

Estructura de yurta

En la segunda parte del tour, nos encontramos con la mujer del hombre en una habitación del interior de la vivienda. Ella se encarga de la parte más decorativa, es decir, comprar la lana y darle forma, colores y dibujos que va a tener la yurta. De esta forma, la totalidad del ciclo productivo es realizado por este matrimonio, siendo un típico negocio familiar kirguiso, llegando a trabajar la friolera de 12-13 horas diarias durante 30 años.

Para decorar una yurta necesitan al menos 200 metros de tela/material, y llegan a producir unas 10 al año (2000 dólares por cada yurta aproximadamente). Mi madre estaba encantada con esta parte del tour ya que ella realizó telares en su juventud, y de hecho, fue invitada por la mujer a participar del proceso.

Por último, disponían de una maqueta construible a escala pequeña de una yurta donde pudimos entender el proceso de una forma más cinestésica.

Maqueta yurta – I parte
Maqueta yurta II parte
Maqueta yurta – III parte
La estructura de la yurta finalizada
La yurta con el toque final

Al finalizar esta entrañable experiencia nos dirigimos al lago Song Kol y dijimos adiós al magnífico recorrido realizado en el Issyk-Kul.

A continuación La joya de Kirguistán, el lago Song-Kol (IV etapa).