Uno de los mayores tesoros descubiertos en épocas recientes es la majestuosa tumba del primer emperador, situada a 35km al este de Xi’an, ciudad del interior China.
En nuestro viaje por China, decidimos incluir esta ciudad en nuestro recorrido Beijing-Xi’an-Shanghai, en particular, para poder visitar esta maravilla del mundo antiguo del lejano oriente.
En occidente sufrimos un sesgo histórico céntrico, ya que tradicionalmente, hemos estudiado muy poco la historia que no fuera propia de Europa + Magreb + Mesopotamia. De hecho, si hemos conocido la cultura y las aportaciones precolombinas en América o del Lejano Oriente o incluso de Oceanía, ha sido con ojos europeos (el descubrimiento de América, las expediciones de Marco Polo, las colonizaciones americanas y asiáticas, etc.). Es cierto que, desde hace unas décadas en adelante, unido a la posibilidad de viajar y, a la traducción de culturas y tradiciones a un idioma que comprendemos, ha posibilitado el hecho de que podamos tener una imagen global de las civilizaciones.
Esto es fundamental en mundo conectado. La foto global por la que vemos distintas civilizaciones a priori no conectadas siguiendo su curso de desarrollo y evolución hasta la llegada de la colonización y la posterior globalización. Imaginad que mientras en Europa empezábamos a levantar la cabeza del período de la Edad Media, en oriente estaban forjando una de las mayores obras de ingeniería de la historia, la Gran Muralla. O, cuando en Europa estábamos sumidos en una época oscura y poco desarrollada, en China estaban usando la pólvora, la cual no se generalizaría en occidente hasta 300-400 años después.
Lo mismo ocurre con el caso de este Ejército de Terracota. Es tan solo una parte del mayor mausoleo de la historia, que hace empequeñecer hasta el mayor de los mausoleos o monumentos mortuorios de Occidente.
Tradicional leyenda de la tumba del emperador
Memoras Históricas de Sima Qian (Siglo I a.C.):
“Al comienzo de reinado, Shihuang hizo excavar el monte Li. Después de haber reunificado el imperio, envió allí más de 700.000 trabajadores. Se excavó hasta el nivel del agua, se cubrió de bronce y se llevó el sarcófago. Se trasportaron palacios, edificios administrativos, utensilios maravillosos, joyas y objetos raros que se enterraron y abarrotaron (la tumba). Se encargó a algunos artesanos que fabricaran ballestas y flechas automáticas dirigidas contra quienes osasen introducirse en la tumba. Se hicieron cien cursos de agua y un gran mar…. de mercurio transportado por máquinas… antorchas de grasa de foca que durasen mucho tiempo. Dijo Ershi (el segundo emperador): “No hace falta poner en libertad a las concubinas del emperador que no hayan tenido hijos”. Ordenó que todas le siguieren en la muerte y a muchas se las mató. Cuando se introdujo el ataúd, se dice que cuantos habían participado en la construcción de las máquinas y en la instalación de los tesoros y que conocían su inmenso valor, fueran sepultados vivos al dejarse caer la puerta de entrada exterior para que no pudieran salir ninguno de ellos. Se sembró hierba y se plantaron árboles para que el túmulo tuviera aspecto de montaña.”
Descripción a la par asombrosa por la grandiosidad del Mausoleo y terrorífica por la crueldad de los emperadores chinos. Esta descripción se ha considerado durante dos mil años como una leyenda, hasta que se empezó a descubrir la magnitud de la tumba del emperador con los primeros descubrimientos en años 70.
QIN SHIHUANG: el primer emperador de la historia de China
Ying Zheng nació en el año 259 a.C. y llegó a ser rey con tan solo 13 años. Realmente hubo una regencia de su madre y del primer ministro de entonces, Lu Buwei, hasta que cumplió los 22 años, cuando asumió el poder al completo. En los primeros años se encargó de reprimir a aquellos díscolos de su reino, y posteriormente, entre el 230 a.C. y el 221 a.C. sus generales acabaron sucesivamente con los reinos Han, Zhao, Wei, Yan, Qi y Chu, logrando unificar China por primera vez a sus 39 años. Era ante todo un magnífico militar.
Algunos de sus logros como emperador fue la unificación de territorios que nunca habían estado bajo un mismo mando. Realizó un sistema de feudos, provincias y municipios, centralizando el poder. Adoptó un patrón para las medidas, los pesos y las capacidades, y también los ejes de las ruedas para facilitar las comunicaciones interprovinciales. También reguló y simplificó la escritura y unificó la cultura y pensamiento. De hecho, mandó quemar todos los libros confucionistas y los libros de historia que pudieran causar algún problema al imperio. No le tembló la mano tampoco a la hora de ejecutar cientos de intelectuales (incluso enterrando vivos a parte de ellos cerca del mausoleo en construcción). Incluso se cree que el nombre China proviene del nombre de su dinastía Qin (秦, Chin).
Impulsor de la red de carreteras estatales y de la Gran Muralla China, a Qin Shihuang había algo que le preocupaba por encima de todo: su muerte.
Mausoleo Qin
El mausoleo, situado a 35km al este de Xian empezó a construirse en el año 247 a.C. terminado en el 208 a.C., constando de tres etapas diferenciales. La etapa más relevante fue la del final (del 221 a.C. al 208 a.C.) donde tuvo una participación masiva de 720.000 trabajadores. Tuvo que terminarse de forma apresurada ya que el emperador acabó enfermando y muriendo antes de lo esperado. La necrópolis del Primer Emperador cubre una extensión gigantesca de 50 km2 por lo que para excavarla por completo habría que trasladar una docena de pueblos de la zona. La parte que puede visitarse son las fosas con los guerreros y un museo (en el que por ejemplo se encuentran dos majestuosas carrozas que veremos más adelante).
El Palacio y la Cripta
Hoy en día, a simple vista, lo que ves ante tus ojos es una colina.
Sin embargo, de acuerdo con los antiguos escritos chinos, nos encontramos con un gran palacio amurallado subterráneo, en el que dentro se encuentra la cripta del emperador Qin Shihuang rodeada de un mar de mercurio y montañas de bronce, con joyas en el techo simulando las estrellas, y en el suelo, el mapa del territorio chino controlado por el emperador.
Es increíble que en pleno SXXI, con todos los avances tecnológicos que se han conseguido en los últimos dos mil años, no hayamos podido desenterrar este magnífico lugar, que promete ser una auténtica maravilla del mundo. Sin embargo, el pueblo chino se ha mostrado reacio a hacerlo, tal vez por superstición o por la peligrosidad de que los arqueólogos pudieran intoxicarse con el mercurio, o que pudieran quedar dañados los tesoros que guarda.
Respecto al mar de mercurio que rodea la cripta, llama la atención la cantidad de este material que yace alrededor de la cripta y nos preguntamos por qué lo introdujeron los chinos aquí, es decir, cuál es el sentido del mismo, más allá de proteger la cripta.
Los chinos veían la química como algo mágico y por ello estaban obsesionados con el arte de la alquimia. Pronto descubrieron que el cinabrio (usado por multitud de civilizaciones para hacer pinturas rupestres – debido en parte a que se puede machacar y usar como un pigmento de color rojizo que recuerda a la sangre) cuando se calienta en polvo se acaba transformando en mercurio (llamada plata líquida). Lo curioso aquí es que si calientas de nuevo el mercurio añadiendo el azufre que se halla en los volcanes, vuelve al punto de partida de polvo de cinabrio, completando así el círculo.
Este ciclo cinabrio-mercurio refleja el sistema de creencias chino, ya que la antigua civilización creía que el mundo se reflejaba en contrarios (día y noche, cielo y tierra), llamando a estas fuerzas opuestas el famoso “Ying” y el “Yang”, dos poderes antagónicos, pero en armonía. Con la alquimia, podían transformar el Yang del cinabrio en el Ying del mercurio y viceversa. Al repetir el ciclo creían que podrían controlar el tiempo y conseguir el elixir de la vida. Por ello, algunos “sabios” de la época pensaban que la alquimia era mágica que podrían usar para engañar a la muerte, recomendando al emperador su ingesta para vivir eternamente. No es de extrañar que el emperador pudiera morir de forma prematura ante tales consejos.
Por otro lado, la tumba también es una incógnita, pero se tiene una idea de cómo puede ser basada en otras tumbas de la época y el sistema de creencias chino. Se cree que el traje mortuorio es de jade, que en aquella época era más valioso que el oro, ya que se pensaba que este valioso material preservaba el alma. Los chinos reverenciaban y respetaban el jade. Hay que tener en cuenta que al sur de Xian se podían encontrar grandes yacimientos de jade por lo que estaba bastante a mano.
Por otro lado, tampoco podían dejar que el cadáver se pudriera. Un precedente cercano en el tiempo siguió el siguiente proceso para evitar la degeneración del cuerpo. En primer lugar, lo envolvían en capas de seda y lo sumergían en un misterioso líquido que en teoría preservaba el cuerpo. A continuación, metían el cuerpo en tres ataúdes a una buena profundidad para que se mantuviera fresco. Se le añadía carbón para absorber la humedad, sellándolo con arcilla. El resultado es un emperador momificado. No sabemos a ciencia cierta si la tumba del primer emperador Qin se encuentra así, pero es lo más probable.
Las fosas que rodean al palacio
Alrededor del túmulo, se han localizado la friolera de más de 600 fosas y se ha podido desenterrar más de 50.000 objetos histórico-culturales. A continuación hago un repaso de las más importantes:
1. Fosas de animales y aves
Se han descubierto unas 31 fosas en un área de 2000m2, donde se observa que cada una de ellas tiene enterrado un animal dentro de un ataúd de cerámica. En otras fosas aparecieron figuras de cuidadores con un plato de cerámica al lado.
2. Fosas de caballos sacrificados
Se descubrieron otras 98 fosas cada una con un caballo enterrado o con una estatua de cuidador. Se cree que los caballos fueron enterrados vivos acompañados de vasijas de cerámica con comida dentro.
3. Tumbas de los príncipes y de las princesas
Se descubrieron unas 17 tumbas de una categoría mayor, con esqueletos de mujeres y hombres, acompañados de objetos de valor como espadas, espejos y objetos decorativos de jade. Se creen que estas personas murieron asesinadas – quizá algunos fueran los hermanos del emperador que sucedió a Qin Shihuang, a los que ordenó matar.
4. Cementerio de los constructores
Quizá uno de los más macabros, donde aparecieron multitud de esqueletos y donde se cree que enterraron vivos (o mataron previamente) a todos aquellos que habían participado en la construcción del mausoleo con el conocimiento suficiente para saber qué albergaba en su interior.
5. La fosa de las carrozas y los caballos de bronce
Mención aparte merece este descubrimiento. A tan solo 20 metros del túmulo descubrieron dos carrozas con sus caballos y cocheros las cuales tuvieron que reconstruir en su totalidad. Es una auténtica obra de arte y yo cuando lo vi me quedé impresionado.
Son de bronce con decoraciones de oro y de plata, simbolizando parte del cortejo del emperador. Mientras que la primera carroza era para que un guardia abriese camino, la segunda era para el alma del emperador. Cada una de las carrozas se compone de más de 3000 piezas (de bronce, plata y oro), y como he dicho, el detalle del carro, los pliegues en las mangas del cochero hecho en bronce, el estilismo de la sombrilla, en definitiva, el conjunto de esta obra de arte de la civilización china antigua es una maravilla digna de observar. Con este conjunto de carros, el emperador quería llevarse a la otra vida la belleza más sublime de las artes chinas.
6. Fosa de cascos y armaduras de piedra
Llama la atención el descubrimiento de una fosa rectangular donde podemos observar cientos de pedacitos de piedra, que, reconstruidas, son armaduras finas, normales y para caballos. Nunca mejor dicho, una ardua tarea de chinos, donde han podido reconstruir algunos ejemplares. El significado de estas armaduras radicaba en que le ofrecía protección contra espíritus malignos en la otra vida (en la vida real ya sufrió varios atentados contra su persona por lo que quiso reforzar su seguridad en el más allá).
7. Fosa de acróbatas
Podemos destacar una fosa de acróbatas de terracota que simbolizaban a los que servían en la corte del emperador para divertir al mismo y a su familia. Quería de alguna manera llevarse a la otra vida el entretenimiento que tuvo en vida (no solo era seguridad).
8. Fosa de funcionarios civiles
Por último, hay una fosa con figuras de ocho funcionarios y cuatro cocheros. Los funcionarios llevan colgados en el cinturón un cuchillo y una piedra afiladera. El cuchillo era para hacer grabaciones de escritura de bambú o en madera antes de que se inventara el papel y el pincel.
EL EJÉRCITO DE TERRACOTA
¿y qué es lo que merece el viaje aquí desde cualquiera de las grandes ciudades China? Tened en cuenta que Xi’an se encuentra a unas 2-3 horas de avión de Beijing o Shanghai hacia el interior de China, por lo que en un viaje con tiempo limitado tiene que merecer la pena el desvío.
En nuestro caso, compensó por esto mismo. Descubrir una inmensidad de figuras reconstruidas de terracota que harían retroceder a cualquier ejército de submundo. Aunque no se le haya dado tanta fama en occidente, podemos decir que es el descubrimiento arqueológico más importante de los últimos 100 años. La visita al espacio del mausoleo del emperador Qin reside mayoritariamente en conocer tres grandes fosas de un tamaño asombroso de 20.000 m2 donde se calcula que pueden haber 8000 figuras de las que “solo” han podido reconstruir 2000. Quizá en unas cuantas décadas podamos ver el ejército al completo, pero hoy en día ya es impresionante de por sí.
El ejército se encontraba en túneles de madera. Éstos a su vez estaban separados en galerías por terraplenes, es decir, no estaba todo el ejército seguido, sino que se iba dividiendo en galerías. Se techó con madera, encima esteras y tierra prensada, quedando las figuras ordenadas a cinco metros de profundidad.
De las tres fosas, la primera es la más grande, con un ejército de infantería con carros de combate. La segunda fosa tiene carros, infantería, caballería y arqueros. La tercera, la más pequeña, era el estado mayor. En su conjunto, las tres fosas constituyen la guardia del mausoleo del primer emperador.
La primera fosa
Es un espacio como cuatro piscinas olímpicas (230 metros de largo por 62 metros de ancho). En la vanguardia se encuentran más de 200 arqueros.
A cada uno de los lados hay una fila mirando para fuera, protegiendo los flancos.
En la última fila habría una fila de retaguardia, pero no está reconstruida. Y en medio de ellos, va todo el grueso del ejército con sus 38 columnas de soldados. Se calcula que solo esta fosa puede tener unas 6000 figuras de guerreros y 45 carros de combate (cuádrigas).
La segunda fosa
Ubicada solo a 20 metros de la primera, es más pequeña que la primera y se estima que puede albergar unos 1300 guerreros. Está compuesto principalmente por cuatro ejércitos más pequeños: 1) 160 ballesteros de pie y 172 agachados, 2) 68 carros, 3) un ejército de caballería dirigida por 6 carros y 4) un ejército mezclado de cuádrigas, infantería (unos 300 hombres) y caballería.
La tercera fosa
Con solo 520 metros cuadrados, es el estado mayor del ejército y consta de 68 guerreros, cuatro caballos y un carro de combate.
Su ubicación se encuentra detrás de las otras dos fosas y llama la atención el hueco vacío detrás del cochero que llevaba el carro de combate ya que se piensa que estaba reservado para el jefe del estado mayor. Éste, no era otro que el emperador Qin, el cual al estar enterrado en la cripta no podía estar en dos sitios a la vez.
La construcción de las figuras de terracota
¿cuál era el laborioso proceso de montaje de estas increíbles figuras? Los guerreros y caballos de terracota fueron hechos pieza por pieza, por lo que cada una es única. Primero escogían la tierra de tipo loess y la mezclaban con arcilla blanca (llamada caolín) y con arena – así se hacía la masa.
Se procedía a realizar una figura humana a tamaño natural de abajo arriba. Primero construían la base, luego los pies, las piernas, el cuerpo hueco (en espirales de arcilla) y los brazos por ese orden. Todas las partes las hacían separadas y luego las juntaban y pintaban dejando a los guerreros listos para la batalla. Se dejaban secar a la sombra y posteriormente se llevaban al horno sometiéndoles a temperaturas de unos 1000 grados.
De todas las partes, la más complicada era sin duda la cabeza. En primer lugar, se hacía una bola hueca con moldes, a la que se le sobreponía una capa más del mismo barro. Sobre esta capa se trabajaba la cara. Y cada cara era única, un auténtico trabajo de escultura manual por cada guerrero – tanto las expresiones faciales, como los peinados, como bigotes, barbas, prendas – todo variaba de uno a otro.
Los caballos también eran hechos en diferentes partes: cabeza, cuello, cuerpo, las cuatro patas, la cola y las orejas; se juntaban y se pegaban, se esculpía y luego se llevaban al horno.
Ambos una vez horneados se llevaban a policromar.
Llama la atención que los autores de dichas esculturas variaban ya que no todos seguían un mismo patrón. Algunas esculturas eran auténticas obras de arte y otras no tanto, en particular, al final cuando enfermó el emperador ya que había que acabarlas de forma apresurada. Algunas figuras llevan grabados en el cuerpo signos tales como Gongde o Gonxi, que eran nombres de talleres oficiales. Otras llevan otros nombres como Xianyangfu o Xianyangyi, que eran nombres de talleres privados. En el imperio Qin existía una ley por la cual los autores tenían que dejar su nombre en la obra para comprobar su autenticidad. Cabe destacar que, si algún trabajador del taller tenía algún error, no solo se condenaba a él mismo a una muerte seguro sino también al resto de su taller. Otra prueba más de la crueldad del emperador chino.
El uniforme policromado de las figuras de terracota y la jerarquía de los oficiales
Llama la atención que el ejército de terracota aparece ante nosotros incoloro por el paso de los años. Es un patrón que se da en la mayoría de los objetos y construcciones del mundo antiguo que llega hasta nuestros días. Un análisis de los colores que se conservan en unas pocas figuras nos lleva a tener un conocimiento de los colores preferidos de los Qin, en particular, verde, rojo y púrpura con pantalones verdes.
Los guerreros se pueden dividir en jerarquía en oficiales y soldados. Los oficiales llevan puesto un gorro y los soldados no. Dentro de los oficiales se dividían en rango superior, medio e inferior. Los soldados podían ser de carro, de caballería o de infantería. Cada uno de ellos, fuera oficial o soldado, se vestía con colores diferentes, según el gusto o la costumbre de cada uno. La jerarquía no estaba relacionada con los colores sino con el gorro y la fineza de su armadura.
Las armas
Llama la atención la poca cantidad de armas que se encuentras en las fosas. Esto es debido a que se encuentran en museos o que directamente fueron robadas por generaciones posteriores a Qin. Existen armas largas, cortas y ballestas con sus flechas. Casi todas ellas cromadas, teniendo buen filo después de más de 2000 años enterradas. La calidad del material de las armas nos señala el alto nivel de metalurgia de la época, llegando el bronce Qin a una dureza muy parecida al acero.
¿y qué pasó después?
En el año 206 a.C., el general rebelde Xiang Yu, tan solo cuatro años después de la muerte del emperador, saqueó e incendió la capital del imperio Qin. Las fosas del ejército de terracota también fueron saqueadas e incendiadas, siendo la principal razón de que hoy en día casi todos los guerreros y caballos hayan aparecido rotos. Se cree no obstante que la tumba está intacta.
Entre la limpieza con cepillos, la separación de terracota y tierra, dibujos, fotos, búsquedas, consolidaciones con alambres, calvos y ganchos, remendar las grietas y disimular y envejecer las reparaciones, el trabajo de restauración de cada pieza dura meses. Por eso, que se estime que pueden pasar 100 años hasta que veamos el ejército completamente reconstruido.
Especialistas egipcios y griegos dicen “grande fue la civilización de hace 2200 años, e igual de grande es el trabajo de los reconstructores de ahora”.
El ejército de terracota ha sido la puerta para entender a China antigua. Hemos visto las similitudes entre la civilización egipcia y la china en el trato del más allá donde pensaron que aquellos objetos y artefactos con los que enterraban a sus faraones y emperadores, les acompañarían en el más allá. Y también hemos visto que por mucho poder y querencia por instaurar una dinastía milenaria por parte del emperador Qin, una vez muerto, no llegó ni a 10 años de duración, muriendo la dinastía con él. Su crueldad fue terrible a la par que maravilloso su legado para entender la cultura y las maravillas de la China antigua.
