Este artículo es continuación de Bukhara, el corazón de la Ruta de la Seda.
Maghok-i-Attar y las dos mezquitas enfrentadas (Ulugbek y Abdul-Aziz)
De camino por los bazares cubiertos, nos encontramos con la mezquita de Maghok-i-Attar, la mezquita más antigua de Bukhara y de Asia Central, y probablemente, el lugar más sagrado de la ciudad. Antes de la construcción de la mezquita, se ha descubierto que existía un templo zoroastra del SV dedicado al culto de la luna, que fue destruido por los árabes.
El zoroastrismo, de origen persa, por el nombre de su fundador e iniciador, es la denominación de la religión que se funda en las enseñanzas del profeta y reformador Zoroastro (Zarathustra), que reconocen como divinidad a Ahura Mazda, considerado por Zoroastro como el único creador de todo. Vamos a ver en varios de los edificios y objetos / piezas de Uzbekistán, gran dosis de referencia a esta religión. De hecho, hoy en día, el arraigo en la cultura popular uzbeka todavía se mantiene, y la gente sigue haciendo pequeñas fogotas en los nichos exteriores de este edificio.
Como curiosidad, los judíos utilizaron hasta el SXVI este edificio como sinagoga por las tardes. Llama la atención la convivencia, hoy en día impensable, que se daba en esos días cuando religiones tan enfrentadas como la judía y la islámica, compartían edificio.
Hay unos cimientos justamente al lado de esta mezquita que pertenecieron a una serie de baños y a un caravasar.
Más adelante, uno de los puntos más interesantes de la ciudad, es en una calle donde vemos enfrentadas a dos madrazas, la de Ulugbek y la de Abdul Aziz-Khan. Un buen lugar para sentarte y apreciar ambas maravillosas construcciones.
La mezquita de Ulugbek fue construida en 1417, siendo la más antigua de Asia Central en pie, y sirvió como modelo a muchas otras (lo podemos ver por ejemplo en el Registán en Samarcanda). Es una de las tres madrazas construidas por el afamado Mirzo Ulugbek, nieto de Emir Temur (Tamerlán), khan astrónomo del que hablaremos con más detalle en Samarcanda.
Se lee en una inscripción en la entrada – “Aspiration to knowledge is every muslim man and woman’s duty”, refiriéndose a que los musulmanes también tienen obligación de buscar el conocimiento y el progreso.
En mejor estado de conservación podemos contemplar la restaurada madraza de Abdul Aziz Khan. Fue construida en 1651, más de 200 años después que su vecina, por orden de Abdul Aziz para superar a la madraza de Uugbek. El iwán de esta madraza también necesita algo de restauración, pero sobre todo llama la atención las estalactitas ghanch que cuelgan del techo, tanto en el iwán como en el interior. El efecto que crean las estalactitas representa las lágrimas de Mahoma.
El Ark y los alrededores
Al igual que Khiva, Bukhara también tiene una ciudadela, que por fuera tiene una apariencia espectacular. Es la estructura más antigua de la ciudad, habitada desde el SV hasta 1920, cuando fue bombardeada y destruida por los bolcheviques. El interior no vale demasiado, quizá por un par de museos de interés general, ya que el 80% sigue en ruinas tras los bombardeos comentados.
Se accede por un rampa y se cruza la reconstruida y estética puerta de entrada. Siguiendo por dicha rampa llegas a la mezquita Juma (o del viernes) con su aiván y columnas con capitales de estalactitas talladas.
Junto a la mezquita se emplazan los antiguos aposentos del primer ministro del emir donde recibía a los embajadores extranjeros. Siguiendo por la izquierda, se alcanza la sala de recepción y coronación, que es la zona más antigua del Ark, y otra de las pocas que se conservan.
El conjunto de la ciudadela ha quedado como un museo donde se exponen desde textos en árabe, uniformes de época, la historia del emirato de Bukhara, complementos de ropa e imágenes y textos de época (SXIX y SXX) (véase algunas imágenes abajo). No tiene mucho más.
Bolo-Haouz
Muy cerca de allí nos encontramos con la magnífica mezquita de Bolo-Haouz (otra mezquita de viernes), una espectacular construcción que data de 1718, con unas cuantas decenas de columnas de madera, talladas y policromadas en un aiván o pórtico cubierto. Sin duda, es una de las mezquitas más impresionantes de la ciudad de Bukhara. Al lado, hay un depósito de agua en desuso, construido por los bolcheviques en 1927.
Chashma Ayub e Ismail Samani
Próximo a esta mezquita, se encuentras muy cerca entre sí, dos mausoleos muy interesantes: 1) el mausoleo de Chashma Ayub y 2) el mausoleo de Ismail Samani.
El mausoleo de Chashma Ayub significa “manantial del Santo Job”, que se cree que está enterrado aquí. Job o “Ayub” como se nombra en el Corán, visitó este lugar, golpeó el suelo con el bastón, haciendo brotar una fuente de aguas curativas que le sanaron mucha de las úlceras que sufría.
Data del SXII, y es una construcción bastante discreta, de estilo karajánida, en el que su parte más característica es el tejado cónico en forma de una tienda de campaña.
En el interior podemos beber del agua de un grifo habilitado a los peregrinos (nada recomendable) y ver un interesante museo sobre gestión de aguas e irrigación de Bukhara. Quizá lo más interesante es cuando te explican la progresiva disminución del Mar de Aral, una de las grandes catástrofes medioambientales de nuestros días. En la época soviética, decidieron modificar los cauces de algunos de los ríos que llenaban el lago “Mar de Aral” para usar el agua a otros fines o destinos. Sin embargo, esto iba a producir una disminución gradual de lo que era uno de los mayores lagos del mundo en aquel momento (el quinto para ser más preciso). Si en los años 60, el lago tenía una superficie de 68.900 km2, pasó en 2017 a tener una superficie de solo 8600 km2, acabando con casi todo el ecosistema de allí, y dejando en barrena a decenas de barcos. De hecho, una de las excursiones que nos faltó por hacer fue la visita a cementerios de barcos oxidados en la parte desértica del Mar de Aral.
Otro grupo de imágenes del museo de la gestión del agua fueron sobre los “Sardobas”, en el que queda un ejemplo a las afueras de la ciudad. Era depósitos de agua que han almacenado el escaso agua del desierto durante cientos de años, y que ayudaba a abastecer a las caravanas que pasaban por la ciudad.
El mausoleo de Ismail Samani (o de los samánidas) es un edificio de característica muy singular en todo nuestro recorrido por el país. El edificio, de planta cuadrada, con una cúpula en el techo, es el monumento musulmán más antiguo de la ciudad pues data del año 905. Es conocido como el primer mausoleo imperial de Asia Central, pues fue construido para Ismail Samani (fundador de la dinastía samánida y califa en su época), su padre Nasr I y su nieto Nasr II.
El edificio es como un cubo, hecho con un elaborado enladrillado de terracota, que varía su aspecto en función de la luz del día, y con muros de casi dos metros de grosor. Como curiosidad, los ladrillos eran cocidos al sol ya que en verano, en el suelo se puede llegar a alcanzar dicha temperatura. Apenas han tenido que restaurarlo después de 11 siglos.
Si el mencionado templo Maghok-i-Attar, tenía influencia zoroastra por ser el templo de la luna antes de la llegada del Islam, pasa algo parecido con el mausoleo de Samani, ya que las aperturas en arco en los cuatro laterales están hechas a imagen y semejanza de los antiguos templos de fuego zoroastras, y fue considerado en su día como templo del sol.
Si os fijáis en la arquitectura interior, predominan los círculos donde en época de los zoroastras hacían fuego en el centro, y rezaban al elemento. Era una religión que creía en los elementos como seres divinos (4 elementos sagrados para zarat) y uno de sus principios es que no podían contaminar nada ya que la naturaleza había que dejarla como está.
Llama la atención el cuadrado dinámico que vemos en la entrada y que ofrece un mapa o plan de construcción del lugar. El cuadrado contiene varias figuras de cuadrados en el interior y un círculo. El círculo representa la cúpula. El primer y el tercer cuadrado representan el cubo del mausoleo, el segundo cuadrado en diagonal representa el plan de entrada. Las cuarenta perlas representan los cuarenta arcos que se ven en la parte superior (10 por lateral). Todo ello tiene gran carácter simbólico puesto que el cuadrado es la tierra, la cúpula es el cielo, y la figura de unas alas en el centro representan el alma.
Dos lugares adicionales a las afueras de Bukhara
Char Bakr
El primer lugar que se puede visitar y que nosotros no pudimos recorrerlo por un contratiempo es el Char Bakr, un recinto que consta de una mezquita principal, una casa de descanso para peregrinos (khanaga), una madraza, y básicamente, un recinto funerario con el mausoleo de unos jeques del SX (en particular, de Abu Bakr Sa’ad).
Sitorai Mohi Hosa
El otro lugar del que sí pudimos disfrutar y huir del calor asfixiante de Bukhara fue el Sitorai Mohi Hosa (que significa la estrella refinada de la luna), sin duda el complejo que vimos con mayor influencia rusa de las épocas de los zares, recordándome mucho a lo que vimos en nuestro recorrido por San Petersburgo unos años antes.
Se trata del palacio de verano del último emir, Alim Khan, donde pudo vivir sus últimos años antes de que llegaran los bolcheviques. En realidad, solo pudo disfrutarlo 5 años después de haber terminado la construcción.
El lugar tiene un gran jardín donde se puede perder uno paseando, incluso hay un recinto con multitud de pavos reales, puesto que los emires eran muy aficionados de este animal. Podemos ver el mismo entusiasmo en las monarquías europeas puesto que si visitas algunos palacios europeos también te encuentras con este animal tranquilamente paseando por sus jardines.
El edificio principal, de carácter ruso, donde las formas imitan las matriuskas rusas, y se usan colores azul celeste tan comunes en la rusia imperial.
La puerta de entrada también es característica rusa del SXIX. Dentro del palacio podemos observar varias habitaciones ricamente decoradas y ornamentadas; un salón del trono, una sala de espera, una sala del té y una casa de huéspedes, entre otros.
Saliendo del palacio y siguiendo a la otra punta del complejo, llegamos a la zona de un gran estanque, que era donde se encontraba el harén, y que cumplía los deseos del emir.
Fin y camino a Samarcanda
Una vez refrescados en este antiguo palacio de verano nos dirigimos al tren para emprender nuestra próxima visita a la ciudad de Samarcanda. Tardamos tan solo unas pocas horas en llegar puesto que el tren que conecta la ciudad es de alta velocidad. Lo que las caravanas tardaban días en recorrer bajo las arduas calamidades del desierto, ahora puedes recorrerlo en tan solo unas pocas horas en las que puedes seguir leyendo sobre Asia Central o tomarte un momento de descanso.
La parte dedicada a actividades de compras y comidas en Uzbekistán las desarrollo en este blog.
A continuación Samarcanda, la ciudad de Amir Temur.