Hace unos años leí un artículo que listaba lugares en el mundo no apto para cardíacos. Uno de ellos me llamó mucho la atención – la llamada Piscina del Diablo.
El río Zambeze, el cuarto más largo de África, nace en Zambia y atraviesa Angola y la República Democrática del Congo, antes de volver a entrar en Zambia y básicamente caer por las Cataratas Victoria, dibujando uno de los mayores espectáculos de la naturaleza. Las Cataratas Victoria, que tienen otra publicación aparte, se encuentran entre los países de Zambia y Zimbabue, siendo una de las mayores cataratas por caudal, altura e importancia en el mundo que bien merecen un desvío para ir a conocerlas desde las vecinas Sudáfrica o Botsuana (o incluso si te encuentras en cualquier lugar del cono sur africano).
Una vez aterrizados en el aeropuerto de Victoria Falls (Zimbabue) nos ofrecieron a través de una agencia local, hacer el tour de la Piscina del Diablo, que es básicamente seguir a unos guías a una piscina natural al borde de la caída de las cataratas. ¿no suena muy seguro no? Pues con esa información y de lo que me acordaba en el artículo nos atrevimos a realizarla, siguiendo nuestra máxima en los viajes “ya que estamos aquí”. El módico precio de la aventura rondaba los 90 dólares en aquel momento.
Un dato importante sobre esta piscina natural es que realizar la excursión para visitarla no está disponible durante determinados meses del año, que coinciden con el invierno austral (nuestros meses de verano). Esto es debido a que la época lluviosa de las selvas de Angola y RD del Congo elevan la velocidad y el caudal del río Zambeze, anegando por completo la propia piscina.
EXCURSIÓN A LA PISCINA DEL DIABLO
Nos recogieron en el hotel y nos dejaron con otro grupo más grande en uno de los extremos de tierra de la catarata. Pensaba que a la piscina natural se podía acceder desde tierra. Sin embargo, para nuestra sorpresa nos conducen a un camino que abruptamente se perdía en el agua. Nos estaban indicando que teníamos que atravesar un pequeño tramo del Zambeze a nado… Quizá si hubiéramos tenido toda la información de la excursión hasta ese punto, no la hubiéramos realizado, pero ya era demasiado tarde para arrepentirse. ¿qué podría ocurrir que no estuviera controlado? O eso pensaba.
Íbamos nadando en fila india, uno a uno. Cuando te toca, nada con todas tus fuerzas (a contracorriente – modalidad braza nunca a crawl) olvidando por un momento que a 15 metros a tu izquierda tienes una caída de más de 100 metros de altura y a tu derecha puedes divisar a unos 200 metros una familia de hipopótamos que esperas que no se acerquen.
Ya por fin llegamos a la piscina natural, aparentemente tranquila, que te cubre completamente, con una corriente que te empuja al abismo y unos molestos pececillos desparasitándote los pies. Aquí nos vamos turnando para hacernos unas fotos al límite que recordáremos toda la vida de la aventura y mención especial a uno de los guías que nos la toma de pie al filo del precipicio.
Más allá de la subida de adrenalina del momento, la piscina del diablo te muestra una inigualable experiencia en las Cataratas Victoria donde las puedes vivir insitu ya que te encuentras encima de las mismas. Se trata de una de las mejores experiencias que he vivido y que más recuerdo de mis viajes y que recomiendo a todo aquel que tenga ganas de una buena aventura.