Una de las corrientes más extendidas durante las últimas décadas es que Papá Noel (o joulupukki en finés) es originario de la región finlandesa de Laponia, particularmente, de Korvatunturi, una montaña que hace frontera con Rusia, al noreste de Rovaniemi, la capital de Laponia. Hay mucha leyenda y mitología en relación con esta famosísima figura, y según la tradición de los distintos países en el mundo que creen en su inestimable labor la noche del 24 al 25 de diciembre, reside o proviene de distintos puntos del globo (en los que haya nieve y estén poco habitados claro, así Papá Noel puede trabajar todo el año sin distracciones).
De todos ellos, hay uno en especial que se ha adelantado y ha acomodado desde 1985 todo un parque temático acorde a sus gustos y necesidades. Se trata de un pequeño pueblo 8 km al norte de Rovaniemi que ha sido oficialmente declarado oficina de Santa Claus y donde todos los niños (los más afortunados) del mundo pueden tener acceso durante todo el año a saludar personalmente a tan emblemática figura. Un sueño hecho realidad tanto para niños como para adultos.
Desafortunadamente, cuando fui a Laponia y pude tener mi primer encuentro con Papá Noel ya no era niño, y mi madre, que me acompañaba en la aventura, tampoco. Sin embargo, eso no restó el hecho de que ambos tengamos un gran niño interior desarrollado que nos hizo disfrutar de una experiencia inolvidable.
Rovaniemi es una pequeña ciudad finlandesa que se encuentra en las inmediaciones del círculo polar ártico. Para llegar a ella es casi inevitable volar a través de Helsinki. Hay muy pocos vuelos al día desde la capital finlandesa. Fuera de este trayecto, se organizan vuelos chárteres a la capital lapona desde otros puntos europeos, sobre todo en Navidad. Una u otra opción son bastante caras en dichas fechas tan señaladas. Fuera de ellas, lo mejor es reservar con tiempo el vuelo entre Rovaniemi y Helsinki para no quedarte sin él. Volar a Helsinki desde cualquier destino europeo es mucho más viable. Volar a Helsinki y luego hacer la ruta en coche al norte hasta Rovaniemi puede ser una opción interesante si dispones de tiempo y un coche muy bien preparado para la nieve (si planeas un viaje en los meses de invierno). Ten en cuenta que las temperaturas en la Finlandia interior pueden bajar fácilmente a 20-30 grados bajo cero.
Nosotros decidimos ir la semana después de Semana Santa, a principios de abril. No es mala opción si tienes en cuenta que todavía hay nieve para disfrutar de una Laponia en blanco, hay posibilidades todavía de ver las auroras boreales y hay más oferta hotelera y disponibilidad de vuelos para llegar a los destinos lapones a un precio razonable. También hay que destacar que las temperaturas mínimas no bajan de 5-10 grados bajo cero.
Llegamos al Hotel Santa Claus Holiday Village de noche (Santa Claus Holiday Village : El Pueblo de Papá Noel en Rovaniemi | Santa Claus Holiday Village) donde nos alojamos en una agradable cabaña muy navideña. Más que un hotel, es un complejo hotelero muy adecuadamente construido muy cerca de la oficina de Papá Noel. El complejo consta de un restaurante, cabañas de estilo nórdico, una gran tienda de souvenirs y poco más. No es mal lugar para poder ver una aurora boreal ya que al estar a las afueras del propio Rovaniemi hay algo menos de contaminación lumínica. No tuvimos suerte ese día y no aparecieron.
La cabaña donde nos alojamos era sencilla pero a la vez acogedora por el cargado ambiente navideño. He de destacar que cada una de las cabañas contaba con una sauna. Prácticamente cada alojamiento a lo largo y ancho de Finlandia tiene saunas, donde cada uno puede disfrutar de ellas de forma individual. Esto se debe a la gran afición del pueblo finés por las mismas, y de hecho, el origen de la sauna como la concebimos hoy en día es finlandés.
Después de levantarnos y de haber disfrutado de los servicios del Hotel Santa Claus Holiday Village nos dirigimos al pequeño pueblito de Papá Noel (tan solo a 5 minutos andando del hotel). Aquí destaco 3 atracciones que son la que desde mi punto de vista merecen más la pena:
1. Traspasar la línea imaginaria del círculo polar ártico: en ambos polos hay una línea imaginaria que indica que te encuentras dentro del círculo polar ártico (o antártico en el sur). Esto significa que al menos cierto tiempo al año el sol no se pone en verano o, en el extremo opuesto, el sol no llega a salir en invierno. En el pueblo de Papá Noel estaríamos hablando de al menos 1 un día al año que se dan ambos fenómenos. A medida que subes al norte, el espacio temporal de sol de medianoche u oscuridad completa es más extremo. En el pueblo de Inari estaríamos hablando de un par de meses al año que ocurren ambos fenómenos. Si seguimos subiendo hasta el centro del polo norte, 6 meses al año serían prácticamente oscuros y otros 6 meses habría un sol eterno.
A mí personalmente me parece una de las cosas más curiosas que se dan y que te chocan como habitante de un país donde las horas de día y de noche solo varían entre 3 / 4 horas de verano a invierno.
En Finlandia, como en otros países del norte extremo, puedes ver los atardeceres y crepúsculos más largos que verás en tu vida, alargándose durante horas hasta que finalmente se pone el sol bien entrada la madrugada. Respecto a épocas donde no sale el sol, no significa que haya oscuridad total siempre como la concebimos durante una noche normal y corriente, sino que hay una especie de crepúsculo en el que existe cierta claridad y te permite hacer las actividades y excursiones que normalmente se harían de día.
2. La oficina de correos de Papá Noel: completamente imprescindible. Es probablemente el lugar con más encanto del complejo. Recomiendo ir con tiempo para hacer esta visita ya que la oficina permite pedirle a Papá Noel que envíe una carta a la dirección postal que quieras y que te llegue poco antes de Navidad. ¡Imagínate la sorpresa de recibir una carta de Papá Noel desde Laponia a mediados de diciembre! Yo se la pedí y la recibí de su puño y letra donde también me regaló un calendario donde me contaba su trabajo de preparación mes a mes durante todo el año. Aunque parezca que trabaje solo un día al año, ese día tan importante para tantos millones de niños requiere un año entero de preparación y un gran equipo de duendes trabajando de forma coordinada con el jefe.
En esta muy navideña y decorada oficina de correos os recomiendo que os toméis vuestro tiempo para pedirle a Papá Noel que escriba las cartas a aquellos niños e incluso adultos que más ilusión pudiera hacerle porque no decepciona. También se pueden enviar postales desde allí pero claro, no es lo mismo.
3. La oficina de Santa Claus: probablemente este sea un sitio único para cualquier niño. Es el lugar de encuentro con el verdadero Papá Noel. Aquí trabaja y suele recibir a miles de viajeros con ganas de conocerlo personalmente. La oficina es un lugar curioso, decorado con numerosos árboles de navidad, infinidad de regalos envueltos, brújulas, libros, mapas del mundo y un largo etc. Tuvimos que esperar unos minutos en una salita con sillas con un respaldo exageradamente largo y luego nos condujeron al despacho de Papá Noel. El encuentro fue auténticamente emocionante porque era la primera vez que lo conocía. Aunque haya quemado algunas etapas de mi vida tarde (Disneyland con 17 años y Laponia con 26 años) creo haberlas disfrutado a la altura de un buen niño. Mi madre también pudo disfrutar de la experiencia que tampoco olvidará.
Os dejo el vídeo.
No todos los días se conoce a Papá Noel.