• Menú
  • Menú

Encuentro con chimpancés en el parque nacional Douala Edéa, Camerún

Al igual que hicimos en nuestra visita a Kribi (que recomiendo leer en primer lugar), decidimos ir a visitar un día del fin de semana, un pequeño lugar de acogida de chimpancés para poder tener un encuentro directamente con ellos. Hoy en día tener un contacto directo con este tipo de animales es muy complicado y solo en pocos lugares habilitados para ello, puedes dar un paso más allá e interactuar con ellos.

Un ejemplar adulto

En nuestro voluntariado en Camerún, país africano de las costa occidental subsahariana, disponíamos de los fines de semana para hacer algo de turismo.

La semana anterior, habíamos escuchado de un grupo de voluntarios que habían logrado acceder a una isla en el oeste del país donde poder tener un encuentro con chimpancés. Nos enseñaron fotos y vídeos y decidimos aventurarnos el fin de semana siguiente en un viaje que no sabíamos si iba a llegar a buen puerto. Digo esto porque es complicado llegar. Según instrucciones de nuestros compañeros, la idea era contratar a un conductor y llegar a Edea (ciudad al oeste del país) que era lo fácil. A partir de aquí, había que seguir un camino por la ribera del río Sanaga hasta un punto en el que el camino se metía por el interior para luego volver a salir a la ribera. En este punto llegaríamos al río de nuevo y tendríamos que gritar para que una barca adecuadamente preparada nos recogiera y nos llevara a la isla de los chimpancés (todo esto antes de las 13:00 de la tarde). ¿suena sencillo no? Pues aceptamos el reto.

Esta ciudad se encuentra a casi 200km de la capital, sin embargo, el viaje en sí, al igual que para llegar a Kribi, es toda una aventura. Encontramos a un nuevo conductor que nos cobró otra “módica” suma entre 200 y 300 euros para 5 personas. Este conductor desafortunadamente era menos espabilado que el que nos llevó a Kribi. Aquí el problema es que es complicado fiarte de alguien. Le preguntamos si sabía ir a la isla de los chimpancés y nos dijo que sí. Al final, no tenía ni idea, pero nos enteramos tarde (en Edea). Así que nada, a partir de aquí, a seguir nuestra intuición.

Dos o tres días antes pude contactar con este centro de chimpancés (Association Papaye France), ONG que se dedica a preservar y proteger especies de animales, y especialmente de este simbólico animal. Obviamente, si quieres verlos tienes que donar y aportar una suma a su causa. Al menos, al haberles dado el aviso con antelación, nos estaban esperando.

Camerún es un país el cual gran parte está sumergida en una de las mayores selvas del mundo, la Selva del Congo – el pulmón africano. Esta selva es el hogar de parte de las más famosas especies de monos, primates y gorilas del mundo. Desde el gorila de espalda plateada (que comento en este artículo) hasta el icónico chimpancé. Desafortunadamente, al no existir un verdadero estado de derecho y al no tener controladas las autoridades de Camerún las grandes extensiones de selva, por desgracia, la caza furtiva está muy extendida. La paradoja que se da es que estos animales en sus hábitats naturales corren un grave peligro. Básicamente los furtivos matan a la madre y se llevan a las crías para la venta ilegal a compradores occidentales u orientales. Una auténtica tragedia.

ONGs como Association Papaye France protege a algunos chimpancés en un hábitat adecuado de difícil acceso a furtivos, y se financia, entre otros, de visitas de algunos viajeros y entiendo que de donaciones de países occidentales (en este caso Francia). Aunque pensemos que los animales van a encontrarse mejor en su hábitat natural, hay algunos países que no facilitan esas condiciones de seguridad. En el caso de Camerún, si no son capaces de vigilar y controlar sus propias fronteras ante grupos armados o terroristas (como en la zona norte que linda con el Chad – Extrême-Nord), tampoco serán capaces de proteger su increíble fauna y flora.

El recorrido fue de unas 6-7 horas también debido al lamentable estado de la carretera y la cantidad de controles por parte de la policía militar que lo único que buscaba controlar era su soborno (leer más sobre sobornos aquí).

Después de unas 5-6 horas en un coche llegamos a Edea. Aquí, empezaba la aventura. Continuamos por un camino de arena apróx. 1 hora y nos dirigimos al interior. Desde ahí intentamos volver a la carretera, pero nos resultó complicado, después de otra hora donde los nervios estaban a flor de piel (ya que después de 7 horas íbamos a llegar demasiado tarde), por fin llegamos a un poblado africano llamado Mouangko. Si hubiéramos contratado a un conductor un poco más diestro a la hora de conducir y, sobre todo, teniendo en la cabeza este lugar, sin duda hubiese hecho el camino mucho más fácil y tranquilo. El hecho de que parase a las personas del camino cada poco a preguntar, y éstos no acababan de aclararnos nada, hacía que la tensión aumentara por momentos.

En Mouangko nos paramos y salimos a preguntar. El contacto con la población local fue muy peliculero. Decenas de niños saliendo y siguiendo al coche. Sonrisas de niños con curiosidad de que unos extraños habían llegado a su poblado. Después de hablar con gente local, se comunicaron con los cuidadores de los chimpancés y enviaron una lancha para recogernos ¡Por Fin! Estuvimos muy cerca de no llegar a la hora pero lo logramos.

Feliz en la lancha
Río Sanaga

La lancha nos dejó rápidamente en un embarcadero en la isla. Salimos y comenzamos a subir las escaleras que daban acceso a la misma. Para nuestra sorpresa había un chimpancé jovencísimo esperándonos. Nos estaba dando la bienvenida.

Bienvenida

Todo el cabreo que llevábamos encima se nos pasó en un instante. El encuentro con los chimpancés es de las mejores experiencias que he tenido nunca. Tengo que aclarar que cuando hablo de chimpancés, hablo de ejemplares de 1 a 3 años máximo – el equivalente a un niño pequeño chimpancé. En ningún caso me refiero a un chimpancé adulto los cuales tienen una fuerza sobrehumana.

Volviendo al encuentro. Nos encontramos con 3-4 chimpancés de corta edad. Me impresionó cómo se comportaban. Tenían conductas muy similares a niños pequeños humanos. Podías cogerlos de la mano si te dejaban e incluso los podías coger y se subían en tus brazos. Sus manos son muy suaves a pesar de que parecen secas y rugosas. Una vez te han mostrado su cercanía comienzan a jugar. Los persigues y empiezas a jugar a una especie de pilla pilla. También te intentan morder (cuidado con esto). Juegan con los perros, también con los objetos humanos (rastrillos y básicamente todo lo que tengan a mano). Su sociabilidad es muy patente en sus actos. Y les encanta jugar entre ellos.

Jugando
Les encanta jugar
Son muy sociables
Jugando con chimpancés
Son capaces de jugar con objetos de humanos

Una de las actividades que más me llamaron la atención fue jugar a chocar las manos con uno de ellos. Su comprensión de actividades sencillas es extraordinaria. No me extraña que compartamos el 99% del ADN con ellos. Es uno de los animales más inteligentes. También me llamó la atención, después de una mini tormenta tropical, al más pequeño de los chimpancés le entró miedo y vino a que uno de nosotros le cogiera y le diera protección de la tormenta.

Chocando las manos
Seguimos interactuando
Con perro
Miradas humanas

Después del encuentro de poco más de una hora nos llevaron a ver de lejos otra isla. La de los chimpancés más adultos a los cuales les arrojamos algo de comida desde la barca. Una de sus características es la increíble fuerza y agresividad que desarrollan como adultos siendo capaces de matar a 7 humanos si los tuviera delante. Aunque cueste creer, los gorilas de espalda plateada son mucho más inofensivos que un chimpancé adulto (de ahí que los tenían en una isla separada a la que no puedes acceder para tu protección).

Chimpancé adulto

Los chimpancés pueden llegar a medir 1,70m y pesar hasta 70 kg, viviendo entre 45-60 años. Es un animal que actualmente cuenta con una población entre 150.000 y 200.000 ejemplares, es decir, están en peligro. Como he comentado, la caza furtiva, sumado a la degradación de su hábitat y a la proliferación de enfermedades ha hecho que su población no haga más que disminuir.

Áreas donde te puedes encontrar chimpancés actualmente

Después de este gran encuentro volvimos por el mismo camino. Acercamos a algunas personas del poblado a Edea (les ayudamos a hacer el recorrido un poco más rápido) con tan mala suerte y tan poca destreza en la conducción que nos quedamos estancados en un área de barro en el camino. Después de empujar el coche y con un poco de suerte, logramos sacarlo de la zona empantanada y continuamos nuestro camino.

El esfuerzo nos valió la pena. Uno no conoce a estos primates tan parecidos a nosotros todos los días.