Tuve la enorme suerte de poder escaparme y conocer por primera vez las islas Maldivas en plena ola CoVid (noviembre de 2020). Si bien es cierto que gran parte de España estaba sumida en estrictas restricciones, y la mayoría del mundo estaba cerrado, unas islas tan exóticas como las Maldivas era una perfecta oportunidad para escaparnos del ahogo diario de las mascarillas, toques de queda y noticias constantes relacionadas con el virus.
Al viajar en pleno CoVid siempre te queda la duda de si vas a viajar, ya que al realizarte la prueba PCR el día de antes no sabes si finalmente te dejarán salir por dar positivo. Finalmente, y a través de Catar (con Qatar Airways), aterrizamos en la capital de estas fabulosas islas (Malé).
Maldivas, el archipiélago
Maldivas es un entramado de más de 1000 islas (o más bien atolones), que se alargan en unos 400km entre la isla más septentrional, justo lindando con el sur de la India a la altura de Sri Lanka y la isla más meridional ya pasado la línea del ecuador.
Maldivas es una maravilla de la naturaleza. Descubierto “turísticamente hablando” a mediados del siglo pasado por los italianos, empezó a ganar fama entre las potencias turísticas como destino exótico. Desde los años 70 el país de Maldivas tuvo el maravilloso acierto (al igual que otros países modelos como Costa Rica o Nueva Zelanda) de proteger su rica flora y fauna marítima evitando un turismo descontrolado y devastador (evitando así situaciones como las que han ocurrido en las Koh Phi Phi en Tailandia, donde han tenido que cerrar la famosa playa de Maya Bay (famosa por la película de “La Playa” de Leo Dicaprio) para recuperar la naturaleza preexistente al turismo).
Cuando viajas a Maldivas la opción más común es elegir una isla resort donde hospedarte el tiempo que creas conveniente. Yo recomiendo entre 6 (los que estuve) y 7 días. Si vas menos tiempo puede darte la sensación de quedarte con las ganas de un poco más, de acabar de desconectar de tu día a día. Si vas más tiempo y tienes la necesidad de estar activo y ver nuevas cosas puedes llegar a aburrirte, ya que los resorts se encuentran en atolones que tardas 30m de reloj en recorrerte y no hay más. De hecho, los resorts suelen tener una temática para cada día de la semana por lo que como repitas día es como volver al día de la marmota.
Este viaje es recomendable que te lo gestione una agencia. No suelo ser muy partidario de acudir a una agencia la mayoría de las veces que planifico un viaje ya que por experiencia viajera sé cómo organizármelo. No obstante, en este caso, al tener agencias mejores condiciones con resorts que las que conseguirías por tu cuenta acudí a una especialista en Maldivas que me lo gestionó muy bien – Arenatours.
Llegada a Maldivas
Volviendo al viaje. Llegamos al aeropuerto internacional de Malé y de ahí nos llevaron directamente al “hidroaeropuerto” para trasladarnos al resort Cocoon Maldives. Debido a las restricciones CoVid no pudimos visitar la capital ya que estaba cerrada a los turistas. Tampoco podías visitar durante el tiempo que estuvieras en el país otro resort que no fuera el primer elegido.
El “hidroaeropuerto” es una de aquellas curiosidades que hacen a Maldivas único. Volar en hidroavión es una sensación maravillosa ya que despegas y aterrizas en el agua. A diferencia de un avión convencional y para mi sorpresa, el aterrizaje es muy suave. Un hidroavión tiene poca autonomía y no puede aterrizar en mar abierto sin arriesgarse a un accidente. Por tanto, lo que hace que haya un auténtico hub de hidroaviones en Maldivas, son cientos de “pistas de aterrizaje” naturales en las islas resort creadas por los atolones que resguardan la isla y las aguas de las inclemencias del mar abierto.
Creo que el mejor momento es la llegada. Es prácticamente indescriptible describir las sensaciones que tienes al salir del hidroavión. Tonalidades azules y turquesas, playas paradisiacas, es lo que pensamos cuando alguien nos habla de paraíso.
La estructura de Cocoon Maldives
La estructura de gran parte de las islas atolones son parecidas con sus variaciones. Os voy a hablar de la estructura de isla atolón resort de Cocoon Maldives. Básicamente dispone de lo siguiente:
- las grandes (que no tan grandes) infraestructuras están en el centro de la isla cerca del embarcadero, siendo éstas (a) la recepción, (b) el centro de encuentro de actividades, (c) el restaurante principal, (d) zona de cocktail y (e) la piscina;
- zona de actividades de playa del propio atolón;
- otros dos restaurantes estratégicamente colocados – uno para disfrutar del atardecer y otro sobre el agua cuando quieras variar un poco y darle un toque romántico a tu estancia (Maldivas es el sitio ideal de escapada con tu pareja, de ahí que sea destino por excelencia de las lunas de miel);
- la zona de las icónicas estructuras de madera sobre el agua (water vilas);
- zona de masajes y gimnasio básico – siempre es bueno dedicarle si se puede en los viajes un ratito para mantenerte en forma aunque estés en Maldivas; y
- hay una zona para el personal cuidadamente disimulada por la poca vegetación del atolón.
Casa Water Vila
Si podéis elegir una Water Vila no lo dudéis ni un segundo. Peleadla al máximo. Aprovechad a pasar tiempo aquí y disfrutar del privilegio de estar unos días en uno de los alojamientos más increíbles que uno pueda estar en su vida. A continuación, se puede ver en el vídeo la villa aunque no hace justicia a verlo insitu por primera vez.
Actividades Incluidas
El resort en sí te incluye una serie de actividades que te mantienen entretenido todo el día:
Mi favorito era el de hacer snorkeling. Dos veces al día el alojamiento te daba la oportunidad de apuntarte a una excursión en un catamarán al pequeño arrecife de coral que bordea el propio atolón. El catamarán tras navegar 10 minutos por las aguas más turquesas que conozco echaba el ancla.
En ese punto te tirabas al mar y seguías nadando al instructor para descubrir preciosos corales, tortugas, peces tropicales de todos los colores y algún tiburón (sí, Maldivas es zona de tiburones así que hay que vencer el miedo a estos nobles y mal afamados y en muchos casos pacíficos animales). Si dispones de cámara acuática llévatela. Si puedes también cómprate equipo de snorkeling porque si te gusta lo vas a hacer todos los días. Solo toma prestado las aletas. Hay que tener en cuenta que estás prácticamente 40 minutos nadando sin descanso y aunque flotes por los materiales del equipo es conveniente estar un poco forma si no se quiere llevar chaleco salvavidas.
Aquí, aunque Maldivas hace lo que buenamente puede por conservar los corales, la subida de temperaturas a nivel global de los océanos está provocando entre otros la pérdida de los corales a nivel mundial a través del efecto de blanqueamiento de corales. En nuestras incursiones pudimos apreciar como este proceso es cada vez más palpable.
De vuelta a la isla podías disfrutar gratis de una hora de kayak y una hora de paddle surf al día. Aquí aprovechando las aguas tranquilas protegidas por el arrecife es el lugar más tranquilo para practicar y aprender paddle surf. A mi me cuesta personalmente subirme a este tipo de tablas incluso en aguas teóricamente tranquilas de la costa española con poco oleaje, sin embargo, la tranquilidad de estas aguas te permite no tener ningún movimiento brusco que te hace ganar en estabilidad.
Actividades pagadas
Había un amplio abanico de posibilidades de actividades pagadas. En este caso, viendo los altos precios de las mismas, y que ya nos llenaban gran parte de las demás actividades incluidas, procedimos a elegir las que más nos llamaron la atención y de las que destaco:
- Kite surf – lo malo es que hacía poco viento, pero la estabilidad de las aguas te permite tener mejor control. Recomendado.
- Motos de agua – aquí seguimos al instructor a bancos de arena vírgenes a las afueras del atolón. Recomendadísimo.
- Excursión a mar abierto para ver delfines – además te llevan a otro arrecife para que puedas ver más tortugas y corales. Lo malo es que te dan un 50% de posibilidad de ver los delfines. Aun así decidimos arriesgarnos y tuvimos suerte. Lo mejor.
Comida y eventos
Para mi sorpresa la comida era realmente buena. No entiendo como un atolón alejado a cientos de kilómetros de cualquier mercado puede tener productos frescos de primera calidad. La verdad que la infraestructura hotelera de los atolones y los procesos que hacen que lleguen productos de tan buena calidad tiene mucho mérito. Probablemente, el restaurante central de la isla sirva el mejor buffet libre que haya probado hasta ahora. Cada día de la semana servían el mismo tipo de comida (una amplia selección de pescados, carnes, frutas, verduras y un largo etc.) pero con variaciones temáticas (el día de la langosta, el día Indio, el día nacional).
Había un restaurante sobre el agua que era un poco más exclusivo y más romántico pero que no servía mejor comida que el buffet libre.
Al igual que con la comida, después de cenar podías relajarte en la zona de cocktail donde según el día variaban de música y espectáculo. Un inmejorable lugar para acabar un ajetreado día de actividades y descanso.
Una de las mejores anécdotas fue cuando pregunté al personal si uno se podía dar un baño de noche en esas aguas tan calmadas, de buena temperatura y aparentemente inofensivas. A esto me contestaron que ni se me ocurriera hacerlo. Al principio no lo entendí pero al cabo de un día de estancia comprendí que realmente estabas en medio de la naturaleza con todo tipo de animales que podían llegar a ser peligrosos si invadías su espacio vital (como las preciosas mantarrayas).
Atardeceres
Aquí dejo algunas de las fotos de los mejores atardeceres que vimos en la isla.
Y con este espectacular vídeo resumen de la isla a cámara rápida acabo este post.