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Museo de Arte Precolombino en Santiago de Chile: un viaje al alma de América

Continuación de Día 1 en Santiago de Chile: entre la Casa de la Moneda, la arquitectura de la Corte Suprema, y un toque bohemio en Barrio Italia.

Pocos lugares en Santiago logran detener el tiempo como el Museo Chileno de Arte Precolombino. Ubicado a pasos de la Plaza de Armas, este espacio guarda una de las colecciones más valiosas de todo el continente: piezas que cuentan miles de años de historia antes de la llegada de los europeos. Entrar aquí es recorrer el arte, la cosmovisión y los ritos de las antiguas civilizaciones americanas, desde el norte de México hasta los confines de la Patagonia.

Museo Chileno de Arte Precolombino

Sin duda es un lugar de obligado cumplimiento si desea profundizar sobre el Arte Precolombino, y pasar unas cuántas horas sumergido en la América antes del descubrimiento. No suelo describir un museo con tanta exhaustividad, ni tampoco dedicarle un artículo entero, pero creo que merece la pena dar un poco de color a estas culturas que en cierta manera han sobrevivido hasta nuestros días.

Contenidos

Un poco de historia: el sueño de un coleccionista

El museo nació en 1981 gracias a la visión del arqueólogo y coleccionista Sergio Larraín García-Moreno, quien reunió durante décadas objetos de distintas culturas originarias. Con el apoyo del municipio de Santiago, el proyecto se instaló en un edificio histórico del siglo XIX: el antiguo Palacio de la Real Aduana, restaurado con elegancia para conservar su aire neoclásico.

Desde entonces, el museo se ha consolidado como uno de los referentes más importantes de la arqueología y el arte precolombino en Latinoamérica.

Qué ver en el museo

El museo tiene tres partes definidas.

La primera es una sala dedicada a Chile precolombina con especial foco en las culturas mapuche, inca, pitrén o polinesia, entre otras.

La segunda es una serie de salas donde profundiza en las culturas predominantes en varias zonas de América, destacando la maya o la azteca en Mesoamérica, la inca en los Andes o la capulí o quimbaya en la llamada Zona Intermedia.

Algunas botellas con representación animal o vegetal de la cultura chavín, que habitó Perú

El museo está muy bien expuesto y planteado. Los objetos expuestos son de un valor incalculable y la ruta es fácil de seguir. Si tienes prisa han habilitado una sala con “obras maestras” donde destacan las mejores colecciones precolombinas del museo, aunque si tienes inquietud por saber más, no me quedaría en esa sala.

La sala Chile antes de Chile

Una de las exposiciones más emotivas es “Chile antes de Chile”, dedicada a los pueblos originarios que habitaron el territorio antes de la colonización. Aquí se muestran momias Chinchorro —las más antiguas del mundo—, cerámicas atacameñas, mantos diaguitas y figuras mapuches que explican la profunda conexión entre arte, naturaleza y espiritualidad.

Chile es inmensamente largo por lo que muchas culturas operaron aquí a lo largo de los siglos

A lo largo de mi visita fui fotografiando pequeños espacios de información junto con el objeto pertinente precolombino, para ir dándole color a la visita.

Vayamos por partes.

Chile precolombina tiene dos áreas importantes que se exponen en esta sala: La Zona Sur y la Norte, con especial atención a Rapa Nui o la Isla de Pascua.

Zona Sur

La tierra de los lagos y los bosques

Esta región lacustre de clima templado y lluvioso, posee bosques que se transforman hacia el sur en selvas impenetrables. Este territorio fue habitado hace casi 13.000 años. Diferentes grupos nómadas vivieron allí de la caza y la recolección durante varios milenios. Después, iniciaron un modo de vida sedentario basado en actividades hortícolas, que se consolidó hará unos 1000 años.

Los pueblos de esta zona derrotaron a los incas, al igual que a los españoles durante un tiempo. Este es el territorio del actual pueblo mapuche, una de las etnias originarias más importantes y numerosas de América, que conserva gran parte de su legado precolombino.

Forma antropomorfa de la cultura mapuche

Cultura Mapuche ¿quiénes eran?

Los mapuches son uno de los pueblos originarios más importantes de América del Sur. Su nombre proviene del mapudungun —su lengua— y significa literalmente “gente de la tierra” (mapu = tierra, che = gente).

Vivían principalmente en la zona centro-sur de Chile y en parte del suroeste argentino, especialmente en la región de la Araucanía, los valles del Biobío y el área de los lagos.

Cultura y cosmovisión

Los mapuches desarrollaron una cultura profundamente ligada a la naturaleza: los ríos, montañas y bosques no eran simples paisajes, sino espacios sagrados donde habitaban espíritus protectores. Creían en un equilibrio entre el mundo humano (Nag Mapu), el mundo superior (Wenu Mapu, donde moran los dioses) y el mundo subterráneo (Miñche Mapu), donde residen las fuerzas oscuras (y que puede recordarnos a la cosmovisión inca).

Su sociedad era agrícola y ganadera, con una fuerte organización comunitaria. Cultivaban maíz, patatas, porotos y calabazas, y criaban animales como llamas y ovejas. También fueron hábiles alfareros, tejedores y orfebres, como se ve en las salas del museo dedicadas a su cerámica y platería.

Resistencia y legado

Históricamente, los mapuches fueron reconocidos por su resistencia. Resistieron con éxito la expansión del Imperio Inca y, más tarde, las campañas de conquista españolas. Durante más de tres siglos, mantuvieron su autonomía mediante acuerdos, alianzas y guerras, en un territorio que los españoles llamaron La Frontera.

Hoy, el pueblo mapuche sigue existiendo, conservando su idioma, sus rituales —como el Nguillatún— y una identidad que combina tradiciones ancestrales con la vida moderna. Representan la continuidad viva del mundo precolombino en el Chile actual.

Algunas aspectos de la cultura mapuche que desarrollan en la sala Chile antes de Chile

Cai Cai – Tren Tren: Serpiente y lagarto

Uno de los aspectos más curiosos de la cultura mapuche es esta historia. Los mapuches atribuyen el origen del mundo al enfrentamiento entre dos enormes reptiles: Cai Cai, que dominaba las aguas, y Tren Tren, que controlaba la tierra. Cai Cai, molesto porque la gente desdeñaba las riquezas que entregaba el mar, golpeó las aguas con su cola, provocando gigantescas inundaciones. Tren Tren, al ver cómo la gente huía despavorida, ordenó a los cerros que se elevaran para contrarrestar el poder de Cai Cai.

Cai Cai – Tren Tren

La lucha entre ambos reptiles ha azotado la tierra con terremotos y maremotos que han dado forma al territorio chileno. La serpiente y el lagarto de este mazo de combate representarían la confrontación entre estas dos fuerzas presentes a lo largo de nuestra historia.

Chemamüles

Los chemamüles eran impresionantes estatuas de madera colocadas sobre las tumbas en los antiguos cementerios mapuches. En ellas reflejan el espíritu de los mapuches: están enterrados allí para iniciar su viaje al más allá. Los jefes y los grandes guerreros iban al oriente, a morar sobre los volcanes, la “tierra azul; otros se dirigían al poniente a comer papas amargas más allá del mar.

Chemamüles
Diecisiete siglos de alfarería en la Araucanía

Hacia 300 d.C., un pueblo de horticultores y recolectores llamado Pitrén creó las primeras cerámicas del sur de Chile. Más tarde, los agricultores El Verger confeccionaron una cerámica decorada con figuras geométricas en rojo sobre blanco. Este estilo se generalizó con la llegada de os españoles, adoptando formas europeas y pasando a conocerse como Valdivia. Sus herederos mapuches aún mantienen las antiguas formas y técnicas de sus antecesores.

Alfarería en la Araucanía
Mediadores entre los mundos

Los machis —hombres y mujeres que ejercen la medicina tradicional mapuche— son los mediadores entre el mundo de los humanos y el de los espíritus. Interpretan los sueños, curan enfermedades y predicen el futuro.
Sus instrumentos sagrados, como el kultrún (tambor ceremonial), el rewe (altar escalonado de madera que representa la unión entre la tierra y el cielo) o el tocado ritual, son esenciales en la comunicación con las fuerzas sobrenaturales.
Durante la ceremonia del machitún, el sonido del kultrún acompaña los cantos y danzas que buscan restablecer el equilibrio perdido entre las personas, la naturaleza y los espíritus.

Los mediadores mapuches
Mapuches en la imagen
Humos para sanar

Fumar tabaco y otras sustancias fue la práctica arraigada en los pueblos precolombinos. Los mapuches lo incorporaban en actos sociales, ceremonias sociales o ritos curativos.

La platería de los mapuches

A fines del siglo XVII, la joyería en plata floreció en la Araucanía. Su rica variedad de estilos y originales formas marcan el apogeo de la riqueza y el poder de la sociedad mapuche.

Platería Mapuche

Sus diseños son reflejo de la enorme capacidad de adaptación y creatividad del pueblo mapuche.
Con la llegada de los españoles y la introducción del caballo, los mapuches extendieron su territorio, ampliaron sus contactos comerciales y comenzaron a usar las monedas de plata para la confección de sus adornos, que eran símbolo de rango y prestigio. Comenzaron a ser usadas como ornamentos por las esposas de los lonkos (o jefes).

Rapa Nui (Isla de Pascua)

La tierra de Hotu A Matu‘a

La Isla de Pascua es una isla volcánica en medio del mayor océano del planeta, que fue colonizada hace unos 1500 años por navegantes de la Polinesia. La tradición dice que Hotu A Matu‘a, su familia real, sacerdotes, sabios, agricultores, pescadores y especialistas en construir embarcaciones y casas integraron esa arriesgada expedición.

La cultura Rapa Nui tuvo su apogeo después del 1000 d.C., cuando se levantaron grandes monumentales altares y estatuas de piedra, seguido por un período de deforestación, crisis y readaptación.

Atardecer en Rapa Nui

Los contactos con navegantes europeos, esclavistas y epidemias dejaron solo 110 supervivientes. En 1888, la isla pasó a formar parte del territorio chileno pero solo en 1966 los rapanuis fueron reconocidos como ciudadanos de Chile.

Espíritus de madera

Las artes de Rapa Nui hunden sus raíces en la Polinesia. Las piezas incluyen esculturas antropomorfas de madera, cuyas formas y significados reflejan una cosmovisión de más de 1000 años de trayectoria. Los moai kava kava, tangata y pa‘a pa‘a representan a espíritus benéficos o demoníacos, así como a encarnaciones de animales y personas.

Espíritus de madera en Rapa Nui

Cuenta la leyenda que un jefe observó a estos espíritus y los reprodujo en madera, captando así su poder. Muchas de estas figuras, como los rei miro y los tahonga, se llevaban colgadas como adornos en las fiestas religiosas.

Unas notas sobre los famosos moáis

Los moáis son las enigmáticas esculturas de piedra que dominan el paisaje de Rapa Nui, uno de los lugares más misteriosos del planeta. Tallados entre los siglos XIII y XVI, representan a los ancestros divinizados del pueblo rapanui, guardianes del mana, una energía espiritual que protege a las comunidades. Con sus rostros alargados, orejas prominentes y miradas serenas, los moáis parecen vigilar la isla, siempre de espaldas al mar, como si su misión fuera cuidar a su gente y mantener vivo el vínculo entre los vivos y los muertos.

Mi madre en la Isla de Pascua con los Moais

Estas estatuas monumentales fueron esculpidas en la toba volcánica del cráter Rano Raraku, conocido como la “cantera de los moáis”. De allí se extrajeron y transportaron —aún hoy no se sabe con certeza cómo— hasta las costas, donde se erigieron sobre plataformas ceremoniales llamadas ahu. Algunos superan los 10 metros de altura y pesan más de 80 toneladas, un logro técnico asombroso para una civilización sin herramientas de metal ni animales de carga. Cada moái fue una obra colectiva: el esfuerzo de un pueblo entero que, más allá del arte, expresaba su fe en la continuidad espiritual de su linaje.

Los moais alineados

Con el paso de los siglos, los moáis cayeron, fueron cubiertos por la vegetación o destruidos durante las guerras tribales, pero su presencia sigue siendo un símbolo profundo de identidad para Rapa Nui.

Norte Grande

La tierra del desierto extremo del planeta

Aunque es una de las tierras más áridas del mundo, ha sido habitada durante unos 11.000 años. Hace 8000 años, los pescadores de la cultura Chinchorro recorrían y explotaban sus ricas costas, mientras los cazadores hacían lo mismo en las tierras altas. Más adelante, algunos abandonaron su modo de vida errante para vivir en aldeas y convertirse en agricultores.

A partir de entonces, las caravanas de llamas ampliaron la movilidad y los contactos entre las sociedades. Hacia el año 1000 d.C., hubo un notable crecimiento poblacional que originó conflictos entre comunidades, situación que contribuyó a la conquista inca de este territorio andino en el siglo XV.

Las comunidades aymaras, quechuas y atacameñas que viven en la región son herederas de este pasado.

Jarrones y objetos de la cultura Arica

¿quiénes eran los chinchorro?

Los pescadores de la cultura chinchorro fueron una cultura precolombina que habitó las costas del norte de Chile y el sur del Perú, especialmente en la zona de Arica y Camarones, hace entre 9.000 y 3.000 años. Eran pescadores, recolectores y cazadores que vivían del mar: atrapaban peces, mariscos y mamíferos marinos utilizando anzuelos, redes de fibra vegetal y balsas hechas con pieles de lobo marino o juncos.

Pero lo que los hace realmente únicos es que fueron los primeros en el mundo en practicar la momificación artificial de sus muertos, dos mil años antes que los egipcios.
Creían que la muerte no debía interrumpir el vínculo con la comunidad, así que preservaban los cuerpos con una técnica sorprendentemente avanzada: retiraban órganos y músculos, reforzaban el esqueleto con palos, cubrían el cuerpo con arcilla o barro y lo pintaban, muchas veces de negro con manganeso o rojo con óxidos de hierro.

Estas momias no eran privilegio de los líderes o chamanes: toda persona podía ser momificada, desde un anciano hasta un recién nacido, lo que muestra una visión igualitaria de la muerte. Sus rituales revelan una profunda conexión espiritual con los antepasados, y su legado ha sido tan importante que en 2021 la UNESCO declaró el sitio arqueológico de las Momias Chinchorro Patrimonio Mundial de la Humanidad.

Una momia de la cultura chinchorra
Cultura chinchorra

Chile bajo el imperio de los Incas

Sin perjuicio de que en otras salas se desarrolle algo más la cultura Inca debido a su importancia y magnitud dentro de Sudamérica, en estas salas se toca esta cultura en tanto llegó a dominar una parte del territorio norte del actual Chile.

Machu Pichu fue una de las más importantes manifestaciones incas

En el siglo XV, el Estado incaico anexó un territorio que abarcaba desde Arica hasta las proximidades de Rancagua. Su objetivo primordial era explotar las riquezas mineras, para lo cual organizó complejos agro-mineros en diversas regiones. Con la producción de los poblados agrícolas locales, alimentaba a quienes extraían minerales a gran escala.

La religión, la lengua quechua, el camino inca y los tambos fueron sus principales instrumentos de dominación. En mi artículo sobre Cusco, el Valle de los incas y Machu Pichu, desarrollo su cosmovisión y vida de este majestuoso imperio precolombino.

Los nudos del Inca

El Estado Inca usaba quipus para llevar su contabilidad. La información numérica era anotada en la cantidad, el tipo y la posición de los nudos en las cuerdas colgantes y subsidiarias.

El gran quipu de la vitrina en la imagen tiene 586 cuerdas, organizadas en ocho sectores de 10 conjuntos de cuerdas, cada uno con hasta 13 niveles de información. En total, almacena 15.024 datos, cuyo significado desconocemos. Tal vez contenga el censo y tributo de la población sujeta al Inca en Arica.

Un gran quipu

De esta forma vemos lo avanzada de esta sociedad precolombina, que contaba con herramientas para llevar su contabilidad o registros, que conformaba su burocracia.

Textiles para vestir

Las prendas textiles prehispánicas cumplieron funciones políticas, sociales y religiosas. En particular, comunicaban la identidad de quienes las portaban. Los cambios en las textilerías reflejan las transformaciones en estas sociedades.

Hace 3000 años, la incorporación de la lana de camélido (especialmente la de llama) y la invención del telar establecieron las bases del arte textil, junto con los nuevos métodos de teñido, crearon una amplia diversidad de formas y diseños que aún son usados en las comunidades indígenas del Norte Grande.

Instrumentos para aspirar alucinógenos

Inhalar polvos psicoactivos fue común entre las poblaciones del Norte Grande. Transportada en cajas de caña o hueso o en bolsas de cuero, la sustancia alucinógena era pulverizada en un mortero pequeño y trasportada a una tableta. Un extremo del tubo era introducido en la nariz para aspirar profundamente dicha sustancia.

Instrumentos de inhalación

La danza del chamán

En una vitrina se nos muestra una tableta con un chamán con la cabeza hacia arriba, en pleno ritual.

¿quiénes era los aymaras?

Los aymaras son un pueblo indígena andino que habita desde hace miles de años el altiplano de Chile, Bolivia y Perú, especialmente alrededor del lago Titicaca y en la región del Norte Grande de Chile, en zonas como Arica y Parinacota. Habitan uno de los territorios más altos y duros del planeta: una meseta de más de 3.800 metros sobre el nivel del mar, donde el frío, el viento y la escasez de agua no impidieron el florecimiento de una cultura extraordinariamente resistente y sofisticada.

Su economía tradicional se basa en la agricultura en terrazas y el pastoreo de llamas y alpacas, animales sagrados para ellos. También fueron expertos tejedores, alfareros y orfebres, como muestra la platería que muestro en la imagen de las vitrinas del museo. Pero más allá de lo material, su fuerza está en su cosmovisión profundamente espiritual: los aymaras creen en la Pachamama (Madre Tierra), el Tata Inti (Padre Sol) y los Achachilas, espíritus protectores de las montañas. La vida, para ellos, es un equilibrio entre lo humano, lo natural y lo divino. De ahí que hayan heredado las costumbres y creencias de sus antecesores incas.

Durante el Imperio Inca, los aymaras fueron incorporados al sistema imperial, aunque conservaron buena parte de su lengua —el aimara, aún hablada hoy por más de dos millones de personas en Bolivia — y sus tradiciones. Con la llegada de los españoles, su arte religioso se fusionó con símbolos cristianos, y de esa mezcla nacieron joyas, textiles y rituales que aún hoy reflejan siglos de sincretismo cultural.

La platería de los aymaras

El trabajo de los metales tiene una historia milenaria en el altiplano andino, pero experimentó un gran auge en los inicios de la era colonial, con la explotación de la mina de plata de Potosí, en Bolivia.
En la imagen podemos ver objetos que combinan técnicas antiguas precolombinas con las formas barrocas europeas. Esta fusión europea-precolombina es una constante en el arte sudamericano, y que desarrollo en los artículos de Bolivia y Perú.

En la foto se puede observar el dibujo de una aymara. Actualmente, las llamadas “cholas” en Bolivia han heredado la cultura, las tradiciones y vestimentas de la cultura aymara.

Platería aymara

Obras Maestras

Subir a la primera planta del Museo Chileno de Arte Precolombino es como atravesar un umbral en el tiempo. Aquí no se viaja por regiones, sino por la genialidad humana. Cada vitrina guarda una obra maestra: piezas que condensan siglos de oficio, fe y belleza en el barro, el metal o el hilo.

La sala principal del museo guarda una especial posición a las figuras más importantes del museo, y que recojo en este artículo. Comencemos.

Obras Maestras del Área Mesoamericana (o América Central) (I)

Obras maestras del área mesoamericana

En la parte de arriba de la imagen, podemos observar una cabeza de estuco de la cultura maya (300-900 d.C.). Probablemente fuera una pieza de decoración de un templo importante de la zona maya. Sus rasgos faciales; deformación de cabeza, ojos bizcos y pintura facial roja corresponden a un ideal estético noble de la época.

En la parte de debajo de la imagen, podemos observar un sahumador de la cultura maya (300-600 d.C.), donde por los orificios de la tapa de esta fuente de cerámica maya, escapaba el humo de la sustancia quemada en su interior.

De izquierda a derecha, tenemos (i) dos figuras humanas de arte naturalista que son una pareja de estilo nayarit (500 a.C. – 500 d.C.), y fueron encontrados en una gran tumba-pozo en Jalisco, (ii) tres vasos (dos de la cultura maya más elaborados que probablemente sean piezas con las que fueron enterrados algunos nobles y uno más sencillo de cultura tolteca) y (iii) una joven mujer de la cultura Veracruz (300-900 d.C.) donde se vuelve a apreciar los rasgos estéticos de la nobleza (deformación, tocado o las joyas que lleva).

Obras Maestras del Área Mesoamericana (o América Central) (II)

Obras maestras del área mesoamericana II

En la parte de debajo de la imagen, podemos observar un teponaztli de la cultura azteca (1200-1520 d.C.), un tambor de madera que representa a un noble emplumado con orejeras.

De izquierda a derecha, tenemos (i) un guerrero / chamán de la cultura Veracruz (300-900 d.C.) donde la figura nos muestra una figura que tiene rasgos de guerrero (el tocado) y de chamán (pintura negra), y (ii) una figura con piel de mujer de la cultura Veracruz (300-900 d.C.).

En la sala también podemos observar a un personaje de pie de la cultura azteca (1200-1520 d.C.). La representación de un hombre erguido fue común en el arte azteca. Los ojos y la boca abierta debieron llevar incrustaciones, al igual que el hueco en el centro del pecho, característica de las esculturas de culto.

Hombre de pie de la cultura azteca

Al final de la sala, nos deleita el museo con un bajorrelieve Maya (600-900 d.C.) que corresponde a la estela 6 de Aguateca, centro administrativo y ceremonial maya del Yucatán. Estos grabados conmemoraban las obras de los señores principales, aumentando así su prestigio (como el gobernante guerrero de la imagen, con tocado, un dardo y un escudo decorado con la imagen de Dios).

Bajorrelieve maya

Obras Maestras del Área Intermedia (o zona norte de Sudamérica)

Obras maestras del área intermedia

En la parte de arriba, podemos observar una figura masculina muy curiosa de la cultura manta (800-1500 d.C). Dado que en la costa ecuatorial el clima hacía innecesario el abrigo; el poder y la filiación social se representaba por medio de ornamentos accesorios, tales como la pintura corporal o los adornos.

En la parte central, tenemos un músico y un guerrero de la cultura Jama-Coaque (600 a.C.-400 d.C.).

En la parte de abajo, podemos observar (i) una botella pez de la cultura chorrera (1800-300 a.C.) que revela el grado de sofisticación de los primeros alfareros especializados de la costa ecuatoriana, (ii) una botella silbato de la cultura chorrera (1800-300 a.C.), que posee un ingenioso mecanismo que permita, que el líquido, al escurrirse de un recipiente al otro, haga “cantar” al pájaro que está posado sobre un techo de dos aguas, y (iii) una piedra de moler (donde se podría haber molido mandioca) de la cultura línea Vieja-Huétar (1-500 d.C.) que nos revela el gran desarrollo que alcanzó la talla en piedra en el sur de Centroamérica.

En la sala también podemos observar una escultura antropomórfica de la cultura de San Agustín (1-500 d.C.) en el que podemos observar el manejo de la piedra de estas civilizaciones y su habilidad para irradiarlas con el misterio de lo sagrado.

Escultura antropomórfica

Obras Maestras del Área Andes Centrales (zona andina central)

En primer plano podemos observar una máscara de cobre de la cultura sicán (700-1100 d.C.). Cientos de piezas cerámicas y de metal constituían el exquisito ajuar con el que eran enterradas las personas que en vida fueron importantes. Esta máscara cubría el rostro de un difunto.

Máscara de cobre de la cultura sicán

Las otras salas profundizan un poco más de la cultura y tradiciones de las civilizaciones precolombinas

En esta imagen se observa la magnitud de los territorios y dónde operaban las culturas

Las salas están organizadas por zonas culturales, permitiendo un recorrido que viaja por todo el continente:

  • Mesoamérica, con cerámicas y esculturas de los mayas, zapotecas y mexicas.
  • Área Intermedia, donde destacan piezas de oro y tejidos de Colombia, Panamá y Costa Rica.
  • Andes Centrales, con momias, textiles y ofrendas del Imperio Inca y culturas anteriores como la Moche, Nazca y Tiwanaku.
  • Cono Sur, que incluye objetos de los pueblos mapuches, diaguitas y selknam del extremo austral.

Cada vitrina es un relato visual del ingenio humano: máscaras, instrumentos musicales, joyas, armas ceremoniales y tejidos que parecen vivos incluso tras siglos bajo tierra.

Mesoamérica

El Museo de Arte Precolombino ofrece una oportunidad única de conocer todas las culturas precolombinas más importantes desde el Cono Sur hasta Mesoamérica. La influencia de todas estas culturas en los países de habla hispana ha llegado con fuerza a nuestros días, y para conocer el presente y las tradiciones de los países actuales latinoamericanos, es muy enriquecedor conocerlas.

Para mí, es bastante complicado resumir lo que vi y aprendí en el museo en este artículo, pero creo que recogí una información bastante valiosa.

En el área de Mesoamérica, es importante conocer, no solo, las famosas culturas maya y azteca, mundialmente reconocidas, si no también algunas culturas primarias, que van a moldear las bases de aquéllas. Al menos también algunas notas de la cultura Olmeca y la Teotihuacana:

Cultura Olmeca (1500 a.C. – 400 a.C.)

Ubicación: Costa del Golfo de México (actuales estados de Veracruz y Tabasco).
Centros principales: San Lorenzo, La Venta y Tres Zapotes.

Características:
  • Considerada la “cultura madre” de Mesoamérica.
  • Introdujeron muchos rasgos que luego heredaron otras civilizaciones: el juego de pelota, la escritura jeroglífica primitiva, el calendario y la organización ceremonial con pirámides.
  • Destacan sus colosales cabezas de piedra, talladas en basalto, que representan a gobernantes o héroes.
  • Su religión se centraba en el jaguar como figura sagrada.
  • Desarrollaron una economía basada en la agricultura del maíz, cacao y comercio con otras regiones.

Cultura Teotihuacana (100 a.C. – 650 d.C.)

Ubicación: Valle de México, cerca del actual Ciudad de México.
Centro principal: Teotihuacán (“lugar donde los hombres se hacen dioses”).

Máscaras Olmecas y de la cultura Teotihuacana
Características:
  • Construyeron una de las ciudades más grandes del mundo antiguo, con más de 100.000 habitantes en su apogeo.
  • Sus principales monumentos son la Pirámide del Sol, la Pirámide de la Luna y la Calzada de los Muertos.
  • Fue un importante centro religioso, político y comercial que influyó en toda Mesoamérica, llegando hasta el área Maya y la costa del Pacífico de Guatemala.
  • No se sabe con certeza quiénes fueron sus fundadores, pero su legado arquitectónico y religioso fue enorme.
  • Hacia el siglo VII la ciudad fue abandonada, probablemente por conflictos internos o catástrofes.

Estas dos culturas van a influenciar en los maya y azteca. Algunas notas de estas culturas:

Cultura Maya (2000 a.C. – 1524 d.C.)

Origen y territorio

La civilización maya se desarrolló en Mesoamérica, principalmente en el actual sur de México (Yucatán, Campeche, Chiapas), Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador.
Sus orígenes se remontan al año 2000 a.C., pero su época de mayor esplendor fue durante el Período Clásico (250–900 d.C.), cuando florecieron grandes ciudades como Tikal, Palenque, Copán y Calakmul.

Aunque nunca existió un único “Imperio Maya”, las ciudades-estado mantenían alianzas, guerras y redes comerciales entre sí, compartiendo una misma lengua escrita, religión y visión del mundo.

Sociedad y organización

La sociedad maya era jerárquica y teocrática.
En la cima estaba el halach uinic (“hombre verdadero”), un gobernante que concentraba el poder político y religioso.
Le seguían los sacerdotes, astrónomos y escribas, que controlaban el calendario, los rituales y la interpretación del cosmos. Debajo estaban los guerreros, los artesanos y campesinos, que formaban la base productiva.

Chichen Itzá

Cada ciudad era un centro urbano planificado, con pirámides, templos, observatorios astronómicos y juegos de pelota. Estas construcciones, levantadas sin herramientas de metal ni animales de carga, reflejan una ingeniería y una precisión impresionantes.

Conocimientos y ciencia

Los mayas fueron grandes astrónomos, matemáticos y arquitectos.
Crearon un sistema de escritura jeroglífica —el más complejo de América precolombina—, que registraba hechos históricos, religiosos y dinásticos.
Inventaron el concepto del cero, desarrollaron un calendario solar de 365 días y otro ritual de 260, combinados en el Calendario de la Rueda del Tiempo, que abarcaba ciclos de 52 años.

Sus observatorios, como el de Chichén Itzá (maravilla del mundo moderno), les permitieron predecir eclipses, solsticios y equinoccios con exactitud.

Religión y cosmovisión

La religión maya era politeísta y cíclica, basada en la relación entre el cielo, la tierra y el inframundo (Xibalbá).
Sus dioses estaban ligados a la naturaleza y al tiempo:

  • Itzamná, creador del mundo y dios del cielo.
  • Chaac, dios de la lluvia.
  • Kukulkán (la Serpiente Emplumada), símbolo del viento y la sabiduría.
  • Ix Chel, diosa de la luna y la fertilidad.

Los rituales incluían ofrendas, autosacrificios y, en ocasiones, sacrificios humanos, especialmente para pedir lluvia o fertilidad. El juego de pelota, más que un deporte, era un ritual sagrado que representaba la lucha entre la vida y la muerte, el día y la noche.

Tikal
Arte y legado

El arte maya se plasmó en esculturas, relieves, cerámicas pintadas y códices.
Sus estelas narraban genealogías y victorias militares, mientras que sus templos, como los de Uxmal o Tikal, se erguían como montañas sagradas.
Usaban colores intensos (rojo, azul, ocre) y representaban figuras humanas, animales y deidades con una mezcla de realismo y simbolismo. La influencia maya perdura hasta hoy en la lengua, las tradiciones y la cosmovisión de millones de descendientes que aún viven en la región.

Tótem maya
Decadencia y redescubrimiento

Entre los siglos IX y X, muchas ciudades mayas fueron abandonadas misteriosamente.
Se cree que la sobreexplotación agrícola, las guerras internas o los cambios climáticos pudieron causar su declive. Sin embargo, el legado maya no desapareció: los pueblos del altiplano guatemalteco continuaron transmitiendo su cultura hasta la llegada de los españoles.

Cultura Azteca o Mexica (1200 d.C. – 1521 d.C.)

Origen y expansión

Los aztecas, también conocidos como mexicas, fueron un pueblo de origen nómada que migró desde el norte de Mesoamérica (probablemente desde Aztlán, un lugar mítico) hacia el Valle de México. Según su propia mitología, su dios Huitzilopochtli les ordenó establecer su ciudad donde encontraran un águila posada sobre un nopal devorando una serpiente.
Así nació Tenochtitlán en 1325, sobre un islote del lago Texcoco, el corazón de lo que hoy es la Ciudad de México.

Recreación de Tenochtitlán

En poco más de dos siglos, los aztecas construyeron un imperio militar, económico y religioso que dominó buena parte de Mesoamérica, estableciendo alianzas, tributos y conquistas. Su poder se extendía desde el Golfo de México hasta el Pacífico cuando llegaron los españoles en 1519.

Sociedad, gobierno y religión

El Imperio azteca era una teocracia, donde la religión y la política estaban completamente entrelazadas. El emperador o Huey Tlatoani —Moctezuma II— era considerado el representante de los dioses en la Tierra. Debajo de él había una jerarquía de sacerdotes, nobles guerreros, comerciantes (pochtecas), artesanos y campesinos.

La religión azteca era politeísta y profundamente ritual.
Sus dioses representaban las fuerzas naturales y los ciclos de la vida:

  • Huitzilopochtli, dios del Sol y la guerra.
  • Tlaloc, dios de la lluvia.
  • Xipe Tótec, dios de la renovación y la fertilidad.
  • Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, símbolo de sabiduría y creación.

Los sacrificios humanos eran una parte central del culto: creían que la sangre alimentaba al Sol y mantenía el orden del universo.

Cultura y arte

Los aztecas fueron maestros constructores, escultores y poetas.
Su arquitectura monumental se plasmó en el Templo Mayor de Tenochtitlán, dedicado a Huitzilopochtli y Tlaloc. En la escultura, elaboraban figuras de piedra, obsidiana o cerámica con un simbolismo profundo; y en la orfebrería, trabajaban el oro y la turquesa con gran delicadeza.

Su lengua, el náhuatl, dejó huellas en el español: palabras como chocolate, tomate, coyote o aguacate provienen de ella. También crearon un complejo sistema de escritura pictográfica y códices donde registraban su historia, religión y astronomía.

Economía y vida cotidiana

La base de su economía era la agricultura intensiva. Desarrollaron las chinampas, islas flotantes construidas sobre los lagos para cultivar maíz, frijoles, calabazas, chiles y flores. El comercio era vital y se realizaba en enormes mercados como el de Tlatelolco, que asombró a los conquistadores por su tamaño y organización.

Fin del imperio y legado

En 1519, Hernán Cortés llegó a México y, tras alianzas y enfrentamientos con pueblos enemigos de los aztecas, logró capturar Tenochtitlán en 1521.
La ciudad fue destruida y sobre sus ruinas se levantó la actual Ciudad de México.

Pero el legado azteca sobrevive: en su cosmovisión, su arte, sus símbolos y su lengua.

  • Resumen cronológico general:
CivilizaciónPeriodo aproximadoRegión principalLegado destacado
Olmeca1500 a.C. – 400 a.C.Veracruz y TabascoCultura madre, escritura, calendario, cabezas colosales
Teotihuacana100 a.C. – 650 d.C.Valle de MéxicoPirámides del Sol y la Luna, arte mural, influencia panmesoamericana
Maya2000 a.C. – 1524 d.C.Sur de México y CentroaméricaEscritura jeroglífica, astronomía, calendario, arquitectura monumental
Azteca1200 d.C. – 1521 d.C.Valle de MéxicoImperio militar, Tenochtitlán, Templo Mayor, sacrificios rituales

Algunos aspectos de la cultura Mesoamericana que desarrollan en el museo

Juego de la Pelota

Las primeras evidencias del Juego de Pelota datan de 700 a.C. en la zona Olmeca, desde donde se habría difundido a toda Mesoamérica. Se han descubierto más de 600 canchas de juego, la mayoría en diversas tierras bajas donde florecieron las culturas Olmeca, Veracruz y Maya; y donde crece el árbol del hule, de donde se extraía su savia, considerada sangre sagrada, para fabricar las pelotas y ungir con ella las imágenes de las divinidades patronas del juego.

Representación del juego de la pelota

El modelo arquitectónico básico comprende un patio hundido rectangular con dos plataformas paralelas inclinadas a sus costados. Ambas y en la mitad de las plataformas, se sitúan los aros y bajo el talud, un muro que suele estar decorado con relieves de escenas alusivas al ritual del juego. Algunos códices precolombinos de la región ilustran a los jugadores como el caso de la imagen de una cancha en forma de “I”, con sus aros, un cráneo en el centro, una pelota del cual fluye el signo del agua y un personaje decapitado.

Juego de la pelota

El juego permitía resolver conflictos políticos y bélicos. Dos equipos se enfrentaban en un partido que representaba metafóricamente la muerte por desangramiento o decapitación, el sacrificio del cual era propiciatorio del ciclo cósmico, asociado a la fertilidad agrícola, ritos funerarios y ceremonias solares. Las pelotas, de hule, eran pesadas y duras, se pasaban de un jugador a otro con caderas y antebrazos.

Juego de la Pelota en Chichén Itzá

El Juego de Pelota alcanzó su máxima expresión arquitectónica y simbólica en Chichén Itzá, la majestuosa ciudad maya del norte de Yucatán. Allí se levanta el Gran Juego de Pelota, el más grande conocido en toda Mesoamérica: una cancha monumental de 168 metros de largo por 70 de ancho, delimitada por muros verticales decorados con relieves que narran el drama cósmico del juego.

El Gran Juego de la Pelota de Chichen Itzá

En sus paredes aún pueden verse escenas donde un jugador decapitado libera serpientes que emergen de su cuello, símbolo del renacimiento y la fertilidad. Este motivo refleja la misma idea presente en los mitos mayas del Popol Vuh, donde los héroes gemelos Hunahpú e Ixbalanqué descienden al inframundo, vencen a los dioses de la muerte y renacen como el Sol y la Luna. Así, el juego no era solo una competencia física, sino una representación ritual del equilibrio entre la vida y la muerte, entre la oscuridad y la luz.

Los relieves de Chichen Itzá

En Chichén Itzá, algunos relieves y evidencias arqueológicas sugieren que los jugadores sacrificados representaban una ofrenda a los dioses, especialmente al dios del Sol, como símbolo de renovación y fertilidad.

Sin embargo, los historiadores aún debaten si morían los perdedores o los ganadores: en algunos contextos, se cree que eran los ganadores quienes eran sacrificados, pues ofrecían su vida como el mayor honor posible ante los dioses. En otros, se piensa que eran los perdedores, como castigo ritual. En cualquier caso, el sacrificio no era visto como una condena, sino como una forma sagrada de mantener el equilibrio del cosmos.

Teotihuacán: lugar de dioses

Situada junto al hoy desaparecido lago Texcoco, Teotihuacán fue en su clímax la ciudad más poblada del mundo, con más de 100,000 habitantes. También fue un centro de enorme importancia religiosa, tanto que su nombre significa “lugar donde se hacen los dioses”. Las gigantescas pirámides del Sol y la Luna, al igual que los templos, ocupaban el centro de la urbe. Bajo las pirámides, los sacerdotes enterraban las cenizas de los gobernantes, que éstos también tenían un carácter sagrado.

Teotihuacán

Teotihuacán fue la ciudad de los murales. En ellos se representaban a las deidades que aseguraban la fertilidad de la tierra y también el culto que les rendían donante de alto rango. Los artesanos teotihuacanos fabricaron cerámicas cubiertas con estuco y pintadas de varios colores, en el mismo estilo de los murales.

Entre los siglos IV y VII, el estado de Teotihuacán fue la mayor potencia de Mesoamérica. A través de su arte se difundieron las imágenes de sus dioses. Estas aparecieron no solo en la cercana región de Guerrero, sino también en las lejanas tierras Mayas y en la remota región de Tiquisate, en la costa pacífica de Guatemala.

Las Pirámides Maya

Las primeras pirámides de Mesoamérica fueron hechas por la cultura Olmeca hacia el 1000 a.C. Aunque los Mayas tuvieron su origen local y mantuvieron su estilo propio hasta el Periodo Posclásico, hacia el 400 d.C. se vieron influenciados por Teotihuacán. Estas pirámides no eran sólo son una muestra técnica de los arquitectos, ingenieros y constructores mayas, sino también el centro de su cosmovisión.

Chiche Itzá

La pirámide maya representó una gran proeza de ingeniería, que tuvo gran prestigio político y religioso. Fueron obras que fueron erigidas para servir como centros de control político, religioso y económico. Gran parte de la población se asentaban en chozas alrededor de estas pirámides por lo que este patrón de asentamiento disperso no permite clasificarlos como auténticas ciudades.

Las pirámides mayas eran parte de un paisaje sagrado y representaban a los cerros, lugares donde los dioses habían creado a los primeros humanos. Sin duda, fueron el núcleo de una vida religiosa cuyos mensajes fueron difundidas a través de las representaciones en pintura y piedra que decoraban.

Escritura maya y poder político

La cultura Maya de la época clásica produjo logros culturales inigualables. La arquitectura, las artes, la astronomía y las matemáticas de este pueblo sorprenden aún a los eruditos. Sin embargo, su escritura es la que ha conducido a mayor interés entre los especialistas, aunque no ha sido todavía completamente dilucidado, aunque al sur de México se han descubierto monumentos con glifos datados hacia 700 a.C.
En la región propiamente Maya, en cambio, la escritura jeroglífica aparece hacia 250 d.C., especialmente en monumentos, vasijas de cerámica y códices hechos de corteza.

Ejemplo de escritura y numerología maya

Existen tres tipos de escritura Maya: la numérica, la calendárica y la histórica. De éstas, es la última la que ha permitido conocer el nombre de las divinidades, los rituales de sangramiento de la élite, la biografía de los gobernantes y sus familias, las alianzas político-militares y las guerras. La historia Maya sólo hace referencia a la nobleza. Nada dice acerca de la vida de los campesinos, los comerciantes o los artesanos. La escritura fue un signo de alto prestigio y distinción social, que muchos personajes, pertenecientes a comunidades situadas más allá de las fronteras de esta civilización, fueron enterrados con vasijas decoradas con diseños que imitan glifos Mayas, pero carentes de significado.

Arte maya

La arquitectura monumental, los murales policromados y los bajorrelieves en piedra son elementos emblemáticos del arte Maya. Sin embargo, los artesanos produjeron una infinidad de objetos de cerámica, piedra y madera igualmente extraordinarios. Durante unos dos mil años, el arte de esta región de Mesoamérica estuvo al servicio de los templos, las ceremonias religiosas y las autoridades políticas. A través del arte, los Mayas dieron forma material a sus creencias y proporcionaron el escenario adecuado para el ejercicio del poder.

Arte Maya

Muchos de estos objetos fueron hechos para ser usados como recipientes en los que se bebía cacao o se quemaba incienso. Formaron parte también de las ofrendas que celebraban la construcción de los edificios o de las estelas conmemorativas, o integraron los ajuares mortuorios.

El “Dios Sol” en el mundo de los muertos

Los frisos murales provienen de algún centro administrativo y ceremonial de la tierra baja Maya, en la península del Yucatán. En ambos bajorrelieves, el “Dios Sol” en el inframundo aparece en la forma de un guerrero. En uno de ellos porta una lanza adornada y un escudo de mano. En el otro friso, la divinidad en su forma nocturna lleva una cabeza cortada.

Frisos murales del Dios Sol

Una de las divinidades frecuentes en la iconografía maya es Kin Ahau, el “Señor Sol”. De acuerdo con las creencias mayas, el sol como la vida estaba sometido a un ciclo que oscilaba entre lo diurno y lo nocturno. Durante la noche, el Sol se internaba en Xibalbá o tierra de los muertos y vencer a los peligrosos dioses de la muerte que lo gobernaban. En su viaje por este mundo subterráneo adquiría la forma de un jaguar o de un personaje con orejas de felino, grandes ojos, nariz aguileña y un diente incisivo en forma de “T”.


Los Palacios mayas

Los palacios mayas eran el centro de la actividad administrativa y ceremonial, un lugar de privilegio social donde se emplazaban numerosas imágenes en bajo relieve y bulto. Estas cabezas, que debieron estar en el exterior de los edificios, no exhiben atributos relacionados con las divinidades, sino los adornos de personajes de alta connotación social.

Cabeza antropomorfa de la culta maya (600-900 d.C)
El culto a Xipe Totec

Dentro de las esculturas de arcilla del Período Clásico (300–900 d.C.) de Veracruz central, Golfo de México, destacan las representaciones de un dios y una diosa vestidos con la piel desollada de un hombre y una mujer. Lo habitantes de Teotihuacán y Monte Albán adoraban al mismo dios con piel desollada. Esta escultura, que porta piel de mono, perteneció a este culto. Estas dos deidades mencionadas eran antepasados de Xipe Totec, dios de la fertilidad de las plantas y de un gran conjunto de diosas madres de la tierra.

Xipe Totec

Los códices aztecas del siglo XVI hablan detalladamente de las fiestas de Xipe Totec y de las diosas madres: los sacerdotes extraían el corazón de las víctimas sacrificadas, las desollaban, y tanto ellos como otros hombres jóvenes portaban la piel desollada.

Otro indicativo del salvajismo y brutalidad que podían llegar las culturas precolombinas.

El Área Intermedia

El Área Intermedia es una de las grandes zonas culturales de América precolombina, y actúa como puente entre Mesoamérica (al norte) y los Andes Centrales (al sur).
Abarca principalmente el sur de Centroamérica y el norte de Sudamérica, e incluye regiones de los actuales países de Costa Rica, Panamá, Colombia y parte de Ecuador.

Podemos observar algunos pendientes estilo tairona

Algunas de las principales culturas, no tan famosas pero igualmente interesantes son la Quimbaya (Colombia), la de Tairona (Ciudad Perdida) o la Capulí (norte de Ecuador).

¿quiénes eran los Capulí?

Origen y ubicación

La cultura Capulí floreció entre los años 800 y 1500 d.C. en la zona norte del actual Ecuador y sur de Colombia, especialmente en el valle del Chota-Mira, una región estratégica que conectaba la Sierra andina con la selva amazónica y la costa del Pacífico.
Este lugar era un cruce de caminos comerciales y culturales, lo que permitió que Capulí fuera un punto clave de intercambio entre pueblos andinos y amazónicos.

Sociedad y arte

Los Capulí destacaron por su cerámica policromada, que se distingue por su color negro brillante y decoraciones en rojo, blanco y ocre. Uno de los rasgos más característicos son las figuras sentadas con rostros humanos muy expresivos, conocidas como “coqueros”, porque muchos de estos personajes están representados mascando hojas de coca (símbolo de estatus y vínculo con lo sagrado).

Estas figuras no solo eran retratos, sino también representaciones simbólicas de la vida espiritual y social, que acompañaban a los difuntos en sus tumbas. La cerámica Capulí muestra además escenas cotidianas, músicos, guerreros, animales y chamanes, reflejando una sociedad compleja con un profundo sentido religioso y artístico.

Economía y comercio

La posición geográfica del valle del Chota-Mira convirtió a Capulí en un centro comercial regional. Sus habitantes controlaban el intercambio de productos entre la sierra y la selva, especialmente la coca, considerada una planta sagrada. A cambio, obtenían plumas exóticas, monos, hierbas medicinales, ajíes, sal y algodón. Este comercio les otorgó riqueza, prestigio y poder político.

Religión y cosmovisión

La coca tenía un papel central en sus rituales. No solo era un bien de intercambio, sino también una planta sagrada asociada a la fertilidad y la comunicación con el mundo espiritual.
Los “coqueros” representaban a los intermediarios entre los vivos y los dioses, y sus figurillas probablemente se colocaban en las tumbas para proteger el viaje del alma al más allá.

Algunos aspectos del Área Intermedia que desarrollan en el museo

Coca y tráfico en tiempos de Capulí

La mayor concentración de figuras de “coqueros” se ha encontrado en el valle del Chota-Mira en la sierra norte del Ecuador.

Ubicado en una de esas rutas naturales a través de los Andes ecuatorianos, el valle del Chota-Mira fue una puerta de entrada a la jungla amazónica y un concurrido centro de intercambios. Los indios selváticos daban esclavos, coca, loros, monos o hierbas a cambio de productos de la sierra como sal, ají o mantas.

Cuando visitamos Machu Pichu, también se nos habló de un interesante punto de intercambio de coca, a medio camino de la jungla boliviana y el altiplano andino.

“Coqueros” del norte de Ecuador

Las estatuillas de la cultura capulí que representan varones están sentadas en taburetes, tienen la cabeza pequeña y el rostro enmarcado por una melena corta, ojos almendrados, mentón hacia delante, tronco largo y manos sobre las rodillas portando instrumentos musicales. La única prenda de vestir es un taparrabos. Las estatuillas que representan mujeres son parecidas a los varones, pero poseeon una larga cabellera, viste una falta que cae de la cintura a los tobillos y siempre aparecen sentadas en el suelo.

Coqueros de la cultura capulí

Los alfareros representan estas figuras mascando coca, consumida tal y como lo hacen hoy en día los indígenas en los Andes: masticando un puñado de hojas secas hasta formar un bolo que presionada sobre la mejilla produciendo la protuberancia en la cara. Que los coqueros estuvieran sentados en taburetes señala su alto rango social y que existieran máscaras de coqueros sobre rostro de difuntos, indica la importancia de la coca en la sociedad capulí.

Cuerpos pintados ayer y hoy: los indios cuná

La decoración facial y corporal ha subsistido en unos pocos pueblos indígenas del noroeste de Sudamérica. Los indios cuná originarios de Panamá y Colombia, por ejemplo, pintan su cara y cuerpo de rojo, amarillo y azul. Todos aplican pintura en sus mejillas, palmas de las manos y plantas de los pies. Solo los guerreros pintan su cara de rojo. Usas narigueras y aros, pendientes en el pecho y collares de dientes de animales.

Vasijas y cuerpos de barro

La antigua alfarería del noroeste de Sudamérica fue decorada por sustracción o adición de materia. Las sustractivas consistían en grabar diseños sobre la greda húmeda o ya cocida con un instrumento duro. Las aditivas, en trazar diseños lineales o cubrir áreas de la pieza con pigmentos de colores. A veces cubrían partes de la superficie con una sustancia derretible, pintando alrededor de ella. Al desaparecer la sustancia por efecto de calor, quedaba el diseño en negativo (como si fuera un dibujo o pintura que hacen los niños hoy en día con plantillas).

Arte e Imaginación

Las culturas tolita, jama coaque y bahía de la costa de Ecuador, fueron descendientes de la cultura chorrera. El arte cerámico es altamente figurativo. Sin embargo, la variedad de sus temas fue limitada a través del uso de moldes.

Mientras las representaciones de divinidades evocan una ferocidad felina, las figuras humanas tienes gestos y movimientos carentes de esa agresividad.

Andes Centrales

De esta parte de Sudamérica, el imperio con nombre propio es el Inca, el cual desarrollaremos extensamente en nuestro viaje por Perú. Sin embargo, me gustaría dar algunas pinceladas de esta cultura en el contexto del Museo de Arte Precolombino.

Imperio Inca

Origen y expansión

La cultura inca surgió en la región del Cuzco, en el actual Perú, hacia el siglo XIII. Según la tradición, el Imperio fue fundado por Manco Cápac y Mama Ocllo, enviados por el dios Inti (el Sol) para civilizar a los pueblos andinos.
Su nombre oficial era Tawantinsuyu, que significa “las cuatro regiones unidas”:

  • Chinchaysuyu (norte, hacia Ecuador)
  • Antisuyu (este, hacia la selva amazónica)
  • Contisuyu (oeste, hacia la costa del Pacífico)
  • Kollasuyu (sur, hacia Bolivia, el norte de Chile y el noroeste argentino)

El imperio alcanzó su máxima expansión entre los siglos XV y XVI, bajo los reinados de Pachacútec, Túpac Inca Yupanqui y Huayna Cápac, llegando a abarcar desde el sur de Colombia hasta el centro de Chile y el norte de Argentina.

Organización y logros

Los incas desarrollaron una organización política, económica y social altamente eficiente.

  • El Inca (emperador) era considerado hijo del Sol y gobernaba junto a una élite sacerdotal y administrativa.
  • La economía se basaba en la agricultura en terrazas (andenes), el cultivo del maíz y la papa, y en un sistema de reparto comunitario llamado ayllu, donde el trabajo y los recursos se compartían.
  • Construyeron una red de caminos impresionante, el Qhapaq Ñan, que unía todo el imperio, y usaban los quipus (cordones con nudos) para llevar la contabilidad y registrar información (del que hemos visto un ejemplo anteriormente).
  • Sus arquitectos y artesanos levantaron obras maestras como Machu Picchu, Sacsayhuamán o Pisac, con técnicas de ensamblaje de piedra tan precisas que no requerían mortero.
Machu Pichu
Sacsayhuamán
Religión y cosmovisión

El mundo inca estaba profundamente ligado a la naturaleza y a sus divinidades.

  • Su dios principal era Inti, el Sol.
  • También veneraban a Pachamama (la Madre Tierra), Illapa (el trueno), Mama Quilla (la luna) y Viracocha, creador del mundo.
    El Inca y su corte celebraban grandes rituales como el Inti Raymi (Fiesta del Sol), donde se rendía culto al astro que garantizaba la vida y las cosechas.
Fin del Imperio

El imperio entró en crisis tras la muerte de Huayna Cápac (alrededor de 1525), cuando una guerra civil enfrentó a sus hijos Huáscar y Atahualpa.
En 1532, los españoles liderados por Francisco Pizarro llegaron al territorio inca y capturaron a Atahualpa en Cajamarca. La combinación de guerra interna, superioridad militar española y enfermedades traídas de Europa provocaron la caída del imperio en pocos años.

Legado

El legado inca perdura hasta hoy:

  • Su lengua, el quechua, sigue hablada por millones de personas.
  • Su ingeniería agrícola y arquitectónica sigue asombrando al mundo.
  • Y su cosmovisión, basada en la armonía con la naturaleza y la reciprocidad social, continúa inspirando a las culturas andinas contemporáneas.

Algunos aspectos de los Andes Centrales que desarrollan en el museo

Chamanismo en el antiguo Perú

El chamán es aquel especialista que entra en trance para comunicarse con los espíritus, curar enfermos y predecir el futuro. Este estado de éxtasis se produce mediante danzas, sonidos monótonos o sustancias alucinógenas.

El vuelo mágico lleva al chamán a mundos demasiado peligrosos para el común de los mortales. En los Andes hasta el tiempo de los incas, pero aún se conserva en la costa del Perú mezclado con elementos culturales de Occidente.

Actualmente, se manifiesta en sesiones de sanación nocturnas, que incluyen elaborados rituales, cantos al compás de pitos y sonajas de calabazas, ingestión de pociones derivadas de cactus alucinógenos e invocación de poderes sobrenaturales.

Oro y plata en los Andes

Los objetos de oro y plata en la región andina aparecieron por primera vez hace unos 3 000 años, asociados al poder político, a la ostentación social y a las creencias.
Aunque su posesión fue privilegio de los sectores sociales más conocidos, no lo fue por el valor intrínseco de estos metales, pues la mayoría de ellos no eran de oro o plata sólida, sino más bien dorados o plateados mediante diferentes técnicas. El valor de estos residía en su apariencia, color y brillo, y su acumulación pudo constituir riqueza, pero su valor fue de índole estrictamente simbólico.

Por las crónicas españolas sabemos que los soberanos incas se consideraban a sí mismos “descendientes del sol y la luna”, y que el oro era su “sudor” y la plata, las “lágrimas de la luna”. Ambos metales, por lo tanto, fueron emblemas de autoridad, de ahí que los yacimientos de estos metales estuvieran bajo el control exclusivo del imperio.

Los españoles quedaron asombrados al ver que en los palacios reales incaicos había jardines con plantas, flores y pajáros hechos en oro y plata. El simbolismo asociado a estos metales aún se conserva entre algunos nativos de la región andina, quienes pulen objetos de plata durante los eclipses, momento en el que, en su cultura, las almas de los muertos invaden el mundo de los vivos.

Un arte mayor en los Andes precolombinos

En los Andes, los tejidos alcanzaron gran relevancia estética y técnica. Sus orígenes pueden encontrarse hace 10 milenios, en la colonización inicial de estos territorios por grupos de pescadores y de cazadores-recolectores, que mostraban especial preocupación por el manejo de fibras vegetales, llegando a domesticar el algodón antes que muchas plantas alimenticias. La llama y la alpaca ofrecieron también su lana para el desarrollo de los textiles y hay quienes piensan que esto fue un incentivo para su domesticación.

El arte del tejido es una cadena de pasos y decisiones técnicas, cargadas de intenciones culturales específicas de cada sociedad, que transforman una materia prima en un artefacto textil, desde la obtención de la fibra, su hilado y teñido en el telar y su posterior pintado o bordado. Puede decirse que los pueblos andinos fueron civilizaciones del tejido. Al igual que en muchas otras sociedades, con los textiles se comunican identidades étnicas y el rol social y político de sus portadores. Básicamente, el frío de la región andina obligaba a prestar especial atención a los tejidos, que aun hoy en día, siguen siendo famosos. No dudé en comprar algunos jerséis de alpaca cuando visité Cusco.

El guerrero Moche

La cultura moche (también conocida como mochica) fue una de las civilizaciones más notables del antiguo Perú, desarrollada entre los años 100 y 800 d.C. en la costa norte, en los valles de los ríos Chicama, Moche, Virú y Lambayeque, en lo que hoy es la región de La Libertad y parte de Lambayeque. Su influencia fue tan importante que sentó las bases para el desarrollo posterior de culturas como la sicán y la chimú.

La cultura Moche estaba compuesta por al menos dos estados políticamente independientes. En ciertos momentos, conquistaron nuevos territorios a sus vecinos, aumentando su poder económico y político, mientras que en otros períodos tuvieron que abandonar determinados valles debido a la presión de sus vecinos y a las frecuentes sequías que caracterizaban esta región.

El difícil contexto político en el que se desarrolló la cultura Moche explica que la guerra tuviera una presencia tan destacada en su ideología y en su arte. Los guerreros, que se reconocen en los diseños por ir protegidos con cascos y escudos y llevar en las manos mazas, lanzas o dardos, muchas veces son representados en actitud de combate o formando parte protagonista de las ceremonias.

La abundante presencia de guerreros en el arte Moche sugiere una organización social y política donde las castas militares desempeñaban el poder del Estado. A la vez, la importancia que se les otorgaba a los sacrificios de los enemigos refuerza su vínculo con la religión. De hecho, en muchas representaciones puede identificarse la presencia de sacerdotes-guerreros, habitualmente presidiendo los rituales o sacrificando a los cautivos.

Metalurgia Moche

La cultura Moche de la costa norte del Perú es más conocida por su extraordinaria cerámica y su arquitectura monumental; sin embargo, los Moche fueron también notables orfebres. Desarrollaron una compleja tecnología con la que produjeron finísimos objetos de cobre, cobre dorado y cobre plateado. Conocieron la fundición a altas temperaturas y diferentes aleaciones. La apariencia dorada o plateada de los objetos la lograban principalmente a través de un proceso de oxidación y retiro del cobre superficial de piezas hechas con aleaciones de oro o plata. Los objetos eran confeccionados mediante moldes y martillado.

Metalurgia moche

Entre los Moche, los artefactos de metal sirvieron para establecer de manera categórica las diferencias entre clases sociales. Estos objetos, prácticamente todos depositados como ofrendas a difuntos de élite, son abundantes en las colecciones arqueológicas. En la actualidad no se conoce ninguna tumba de campesinos o pescadores donde se hallen depositados adornos u objetos de metal. El metal era privilegio de distinción y excelencia. Mientras las personas de rango social intermedio eran sepultadas con una pequeña hoja de metal en el interior de la boca, los grandes señores eran enterrados con cientos de esas piezas, como ocurrió con la fabulosa tumba del Señor de Sipán.

Nazca y el legado de las Líneas

La cultura Nazca se desarrolló entre los años 200 a.C. y 700 d.C. en la árida costa sur del actual Perú, principalmente en los valles de Nazca y Palpa. Fue una civilización agrícola y artesanal que aprovechó ingeniosos sistemas de acueductos subterráneos para llevar agua desde los Andes al desierto, permitiendo el cultivo de maíz, algodón y frutas. Su arte cerámico es uno de los más coloridos del mundo andino: representaban animales, plantas y figuras míticas con tonos vibrantes y trazos fluidos. También destacaron por sus tejidos finos y su profundo sentido religioso, vinculado a la fertilidad y al culto a la naturaleza.

Líneas de Nazca

El legado más misterioso de esta cultura son las Líneas de Nazca, enormes geoglifos trazados sobre el desierto, visibles solo desde el aire. Representan figuras geométricas, espirales y animales como monos, colibríes y arañas, algunas de más de 100 metros de longitud. Aunque su significado exacto sigue siendo un enigma, la mayoría de los arqueólogos cree que estaban relacionadas con rituales astronómicos y religiosos, probablemente dedicados a pedir lluvias o a honrar a los dioses del agua. Su precisión y escala demuestran el avanzado conocimiento geométrico y simbólico que alcanzaron los Nazca en pleno desierto peruano.

Algunas pinceladas de culturas Amazónicas y del Caribe

Arte de la boca del Amazonas

La cultura Marajoara se desarrolló en tiempos tardíos en el conjunto de islas que hay en la desembocadura del río Amazonas, especialmente en la gran isla de Marajó. Se trata de uno de los mejores ejemplos de refinamiento alcanzado por los pueblos de esta región. Constituyeron grandes montículos de tierra que eran usados para instalar sus viviendas o sepultar a sus muertos.

Los objetos de piedra y la cerámica son lo único que ha sobrevivido a la acción destructiva de la humedad tropical. La cerámica, en particular, fue decorada mediante una combinación de técnicas tan diversas como el grabado, la incisión, el modelado y la pintura, organizadas en una minuciosa y repetitiva geometría de imágenes. Estas decoraciones recuerdan, en cierto modo, los motivos iconográficos de algunos pueblos amazónicos actuales, lo que demuestra una continuidad cultural milenaria en estas amplias regiones del oriente sudamericano.

Chamanismo en el Caribe

El chamanismo entre los antiguos Taínos se expresaba principalmente en la ceremonia de la cohoba, donde los chamanes y hombres importantes de la comunidad inhalaban polvos psicoactivos para modificar sus estados de conciencia. Sentados en sus duhos o asientos de madera, introducían primero una espátula en sus gargantas, purgando el estómago y purificándose para así recibir la sustancia alucinógena. Maderas duras de las Antillas y costillas de manatí, servían para confeccionar estas espátulas. En el ritual de la cohoba tenía por objeto contactar con las divinidades para diagnosticar enfermedades y predecir el futuro.

Espacios modernos y experiencias interactivas

El museo combina tradición y tecnología: cuenta con audiovisuales, proyecciones inmersivas y una cuidada iluminación que realza cada pieza. Además, su cafetería y tienda son paradas perfectas para descansar o llevar un recuerdo con significado, desde réplicas de piezas arqueológicas hasta libros de arte y diseño.

Cabe destacar que, en la parte de exposiciones temporales, había una actividad que consistía responder con un dibujo a “¿qué historias cuenta una cicatriz?”, en el que nos detuvimos un momento a añadir nuestro granito de arena y que quedara grabado en esa parte del mundo. Porque a pesar de las grandes distancias que nos separa, compartimos preocupaciones y experiencias parecidas como seres humanos.

Consejos prácticos para la visita

  • 📍 Dirección: Bandera 361, a pocos metros del Metro Plaza de Armas.
  • 🕒 Horario: martes a domingo de 10:00 a 18:00 h (cerrado los lunes).
  • 💵 Entrada: general $6.000 CLP; estudiantes y mayores $3.000 CLP.
  • 💡 Tip viajero: aprovecha para visitarlo junto con la Catedral Metropolitana y el Museo Histórico Nacional, que están a solo una cuadra.

¿Por qué vale la pena?

Porque no se trata solo de observar objetos antiguos, sino de entender la diversidad y profundidad de las culturas que dieron origen a América. Cada sala invita a mirar el pasado con respeto y a descubrir cuánto de esas raíces sigue vivo en la identidad chilena y latinoamericana actual.

Preguntas frecuentes sobre el Museo de Arte Precolombino en Santiago de Chile

¿Cuánto tiempo se necesita para recorrer el museo?
Entre una y dos horas es suficiente para verlo completo, aunque los amantes del arte pueden pasar medio día explorando las salas con calma.

¿Es recomendable para ir con niños?
Sí. El museo tiene zonas interactivas y talleres educativos que hacen la visita entretenida y didáctica para los más pequeños.

¿Se puede tomar fotografías?
Sí, pero sin flash. Algunas piezas sensibles tienen señalización especial que restringe la fotografía.

¿Hay visitas guiadas?
El museo ofrece recorridos guiados en español e inglés con reserva previa, ideales para grupos o viajeros interesados en aprender más en profundidad.

Preguntas frecuentes sobre las culturas precolombinas

1. ¿Cuáles fueron las principales áreas culturales de América precolombina?
Las tres grandes áreas fueron Mesoamérica, Área Intermedia y Andes Centrales. Cada una tuvo características propias en arte, religión y organización política, aunque compartieron una profunda conexión con la naturaleza y el cosmos.

2. ¿Quiénes fueron los olmecas y por qué se les considera la “cultura madre” de Mesoamérica?
Los olmecas (1200–400 a.C.) se asentaron en la costa del Golfo de México y fueron pioneros en la escritura, la arquitectura monumental y el uso del calendario. Su influencia se extendió a las culturas posteriores como los mayas y los zapotecas.

3. ¿Qué importancia tuvo Teotihuacán en la historia mesoamericana?
Teotihuacán (100 a.C.–650 d.C.) fue una de las ciudades más grandes del mundo antiguo, con más de 100.000 habitantes. Su trazado urbano, sus pirámides del Sol y de la Luna y sus templos la convirtieron en un centro religioso y comercial de gran influencia.

4. ¿Cuándo floreció la civilización maya y por qué colapsó?
La civilización maya alcanzó su apogeo entre los siglos III y IX d.C. en el área de Guatemala, Yucatán y Honduras. Su colapso se debió a una combinación de guerras internas, sobrepoblación, sequías y agotamiento ambiental, aunque sobrevivieron comunidades mayas posteriores hasta la conquista española.

5. ¿Qué diferencia había entre los mayas y los aztecas?
Los mayas desarrollaron una escritura jeroglífica, un calendario preciso y ciudades-estado independientes. Los aztecas, en cambio, construyeron un imperio centralizado en Tenochtitlán (actual Ciudad de México), con una estructura militar y religiosa muy jerarquizada.

6. ¿Qué era el juego de pelota y qué significado tenía?
El juego de pelota mesoamericano era tanto un deporte como un ritual religioso y político. Representaba la lucha entre la vida y la muerte, el sol y la oscuridad. En lugares como Chichén Itzá, algunos partidos terminaban con sacrificios humanos en honor a los dioses.

7. ¿Qué culturas destacaron en los Andes Centrales antes del Imperio Inca?
Entre las más notables estuvieron los Moche, Nazca, Sicán y Tiahuanaco, que se distinguieron por su cerámica, metalurgia y arquitectura. Estas culturas sentaron las bases para el surgimiento del Imperio Inca, que unificó los Andes en el siglo XV.

8. ¿Qué papel tuvo la metalurgia en las culturas andinas?
El trabajo del oro y la plata en los Andes fue tanto simbólico como político. Los metales representaban el poder y la conexión con el sol y la luna, y se usaban en ofrendas, ornamentos y rituales, más por su significado sagrado que por su valor material.

9. ¿Qué caracteriza al arte y la espiritualidad de los pueblos del Área Intermedia?
El chamanismo, la conexión con la naturaleza y el uso de la cerámica simbólica fueron rasgos distintivos. Culturas como Capulí, Quimbaya y Tairona reflejaron una visión mágica del mundo, donde el arte era medio de comunicación con los espíritus.

10. ¿Cómo se expresaban el arte y la religión en la Amazonía y el Caribe?
En la Amazonía, pueblos como los Shipibo y Marajoara crearon cerámicas con diseños geométricos que representaban visiones chamánicas. En el Caribe, los taínos practicaban el chamanismo inhalando alucinógenos para comunicarse con los dioses y curar enfermedades.

A continuación Día 2 en Santiago de Chile: arte en Bellavista, vino en Vitacura y miradores entre cerros.