Una tradición personal que llevo haciendo desde hace unos años es comenzar el día de año nuevo haciendo algo distinto, y si es posible, algo que me deje huella de alguna manera. De esta forma, comienzo el año con energía, cargado de adrenalina para afrontar nuevos retos desde el primer minuto. Si es posible también suelo escaparme el periodo de fin de año para disfrutar la nochevieja en algún lugar del mundo, donde puedo observar de primera mano cómo reciben el año nuevo en otros sitios y otras culturas. Además, como dato curioso acabas celebrando el año nuevo dos veces – te comes las uvas hora española y también celebras la entrada del año según usos y costumbres locales.
El 31 de diciembre de 2018 cenamos y dimos la bienvenida al año 2019 en el pueblo de El Calafate, en la Patagonia Argentina. El Calafate es un pueblo pequeño. No es famoso por ser especialmente bello o por tener algo en sí de interés histórico-cultural, sino es conocido por ser la puerta a los fenómenos naturales más conocidos de la Patagonia que, básicamente son los siguientes: (1) Glaciar Perito Moreno, (2) Parque Nacional de los Glaciares (donde puedes observar además del Perito Moreno, los glaciares o lenguas de glaciar Upsala y Spegazzini), (3) a pocas horas de viaje al norte te encuentras con el Fitz Roy y (4) a pocas horas de viaje al suroeste puedes visitar las icónicas Torres del Paine pasando la frontera a Chile.
Nosotros decidimos dar la bienvenida al año visitando el archiconocido Perito Moreno, probablemente el glaciar más famoso y accesible del mundo. Intenté ponerle algo de pimienta a la visita eligiendo un recorrido con crampones sobre el propio glaciar (una opción que nos permitiera tocarlo y recorrer una mínima parte). En gran parte de los viajes me gusta realizar alguna excursión que permita una interacción cercana con el medio – véase la Piscina del Diablo en Zambia, la visita al glaciar Franz Josef en Nueva Zelanda o la ducha bajo las cataratas Iguazú en Argentina.
CONTEXTO HISTÓRICO
Francisco Pascasio Moreno fue un personaje histórico argentino muy interesante que vivió en el SXIX y principios del SXX. Fue político, científico, naturalista y un largo etcétera, aunque es considerado un héroe nacional por sus dotes geográficas y de cartografía. No voy a detallar su vida en este post pero sí que recomiendo que se lea un poco de su biografía o incluso se vea la película “Fuga de la Patagonia” basada en una parte de su vida.
Su legado en pocas palabras:
La frontera de Argentina y Chile es de unos 5.308 kilómetros, la tercera más larga del mundo. Gran parte de las fronteras tienen una delimitación natural que hace que sea fácil determinar una división teóricamente justa entre los dos países fronterizos. No es el caso de Argentina y Chile puesto que los Andes que los separan es una cadena montañosa muy alta, muy larga y muy ancha. Imaginaos a finales del SXIX, sin medios aéreos, sin satélites, sin drones, intentar trazar de una línea fronteriza a través de lugares que nunca habían sido pisados por el ser humano. No era una tarea fácil. Argentina y Chile estaban en continua tensión porque eran dos naciones nuevas luchando por ganar kilómetros a sus fronteras. De hecho, llegaron hasta tal punto de someter a arbitraje británico la delimitación de parte de sus fronteras en la Patagonia. Arbitraje significa que una especie de juez, elegido por mutuo acuerdo entre las partes, una vez le presentan las pruebas y argumentos pertinentes, emite un laudo que es vinculante (obligatorio) para ambas partes.
Francisco Pascasio Moreno era una especie de Charles Darwin, una persona inquieta por el conocimiento de la naturaleza y las especies. También era un explorador que tenía contactos con multitud de tribus indígenas. También fue un excelente cartógrafo. El gobierno argentino de entonces le encomendó la tarea de presentar pruebas y documentación para que el laudo arbitral les fuera favorable en la delimitación patagónica. Moreno realizó un trabajo titánico de documentación y exploración que le permitió incluso descubrir nuevos ríos, valles y montañas. Su pericia con pueblos indígenas y su autoridad en la materia (fue designado en 1896, perito de la Comisión de Límites entre Argentina y Chile) hizo proponer una frontera entre ambos países que fue aceptada en el laudo y permitió a Argentina retener 42.000 kilómetros cuadrados de su territorio.
En su condición de perito de fronteras y su importante labor, el glaciar más famoso del mundo lleva su nombre, “Perito Moreno”, siendo su persona también conocida como el perito más famoso del mundo. Cosa poco habitual desde luego.
CARACTERÍSTICAS FÍSICAS
El glaciar Perito Moreno mide 30km de largo, 5km de ancho y unos 60m de alto, siendo el avance de 2 metros por día una de sus características principales. Se formó debido a que una laguna baja de los Andes permitió que las tormentas del Pacífico pudieran descargar al este de la cordillera, donde el agua se iba acumulando en forma de nieve. Esta nieve se ha ido cristalizando durante miles de años por la presión sufrida por esa acumulación. Como consecuencia, la masa de nieve cristalizada se fue desplazando hacia el este. Un dato curioso es que el glaciar Perito Moreno es de los pocos que se consideran estables o incluso crecientes habiendo avanzado hasta 17 veces en los últimos 100 años.
EL ICÓNICO PUENTE DEL GLACIAR DEL PERITO MORENO
No me equivoco si muchos de los lectores han presenciado alguna imagen o vídeo de la ruptura de un puente de un glaciar, usado de forma errónea en ocasiones para presentar una foto catastrofista del cambio climático. Este es un famoso puente que se crea cada cierto tiempo en el glaciar Perito Moreno.
A medida que avanza el glaciar, crea un dique en el brazo Rico del lago Argentino (el lago donde se asienta el glaciar). Como este dique bloquea el paso del agua en el lago, se produce una crecida del nivel del agua en una de las partes del lago. De esta manera se va ejerciendo una presión constante sobre el dique hasta que queda un puente que al final acaba derrumbándose.
Es un fenómeno natural que ocurre cada varios años (unas 25 veces desde que hay registros del año 1917). No significa que el glaciar retrocede sino todo lo contrario, se produce el fenómeno porque avanza hasta llegar a la orilla del lago.
Desafortunadamente, si no tienes demasiada suerte, este proceso de ruptura es muy difícil verlo y solo unos pocos turistas (si se rompe en horario diurno y con el parque abierto) logran tener tanta suerte.
Aun así, no hay que alarmarse, el glaciar Perito Moreno es una experiencia tanto acústica como visual en todo momento.
Las autoridades locales han hecho un gran esfuerzo construyendo varios kilómetros de pasarelas de acero y miradores donde puedes escuchar, sentir y ver el glaciar quejarse y desplazarse.
Es un auténtico fenómeno de la naturaleza.
En nuestro caso, compramos unos sándwiches y nos sentamos en un banco contemplando el espectáculo. No hay silencio. El glaciar ruge. Ruge alto y fuerte. Imaginaos una masa de 60-70 metros de altura y 30km de largo desplazándose al unísono. No había visto un glaciar tan vivo nunca. Adicionalmente, estás muy atento para ver / fotografiar / grabar las múltiples rupturas que se producen cada pocos minutos en la frontal del glaciar. Se desploman grandes casquetes de hielo, cayendo abruptamente sobre el lago creando una explosión de hielo y agua. Solo por este espectáculo merece la pena el viaje desde cualquier parte del mundo, sabiendo además que este proceso no es causa del cambio climático.
MINI TREKKING EN EL PERITO MORENO
Una vez contemplado el Perito Moreno desde su frontal, decidimos realizar una pequeña caminata sobre el glaciar. Nosotros lo hicimos con la agencia local Espejismo Sur. Si bien nos costó en diciembre de 2018 unos 110 EUR ahora está en torno a los 260 EUR. El recorrido es el siguiente:
Realizamos unos 70km desde el alojamiento hasta el Puerto de las Sombras, ubicado sobre el Brazo Rico del lago Argentino, y desde ahí nos embarcamos en un bote (20m) hasta la orilla opuesta de la Península de Magallanes. El viaje en barco es una oportunidad realmente buena para ver la magnitud del glaciar y apreciar la altura gigante del hielo – imaginad poder observar de cerca grandes rascacielos de hielo desplomándose sobre el agua. He de decir que la navegación es segura y que en ningún caso nos acercamos a una distancia de peligro.
Una vez llegado a la orilla, hay un refugio donde te instruyen sobre el camino a realizar, las normas a seguir y te enseñan a poner los crampones. Son extremadamente profesionales y aprendes con los instructores a caminar sobre el hielo, subir y bajar pequeñas cuestas, qué hacer si te caes, etc.
Una vez instruidos, nos vamos adentrando en el glaciar por un costado. La ascensión es lenta y segura y el recorrido se hace en unas dos horas, donde podemos apreciar grietas, seracs, entre otros y el azul intenso que ofrece el glaciar, siendo todo ello un magnífico espectáculo.
El Minitrekking no es peligroso pero no te dejan hacerlo si tienes más 65 años o no tienes apariencia saludable. Caminamos por una senda irregular pero bastante trillada por lo que el riesgo de caerte por una grieta a varios metros de profundidad es mínimo. Otra cosa es que realices el tour Big Ice, el doble de caro, y que se extiende a 7 horas y media. Ahí sí que te adentras en las profundidades del glaciar, siendo mucho más exigente a nivel físico también. Creo que si tengo alguna vez la oportunidad de volver a este maravilloso lugar intentaré realizar el Big Ice.
La excursión pone punto y final de la forma más original posible. Nos dieron un whisky para que pudiéramos degustar sobre el propio glaciar. Adivinad de donde salieron los hielos. Efectivamente, del mismo glaciar. Y así brindamos por ese maravilloso día de año nuevo que nunca olvidaremos.