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Subiendo al “Preikestolen”, el “Púlpito” en castellano

La primera vez que fui a Noruega quedé maravillado por la belleza del país. A día de hoy y después de haber viajado tanto, pocos sitios en el mundo lo superan en naturaleza, belleza y espectacularidad. Lagos, montañas, ríos y entradas del mar con colores imposibles y a unas latitudes extremas hace de Noruega una combinación casi única en el mundo.

Una de las peculiaridades de Noruega son sus abundantes y llamativos fiordos, que no es otra cosa que entradas de mar de varios cientos de kilómetros (en los casos más extremos) sobre la tierra. Estas maravillas de la naturaleza se crearon hace decenas de miles de años con el deshielo de glaciares que otrora ocupaban la totalidad de la península Escandinava y que ahora solo pueblan la cima de unas pocas cordilleras. El glaciar como “ente vivo” iba esculpiendo sobre la montaña imposibles formas, erosionando parte del terreno hasta hacerlo en forma de “v”. Con el deshielo, este vacío fue copado por el mar que tuvo la oportunidad de entrar en tierra. De ahí que el resultado sea un paisaje de ríos salados bajo inmensas formaciones montañosas, haciendo un contraste espectacular, particularmente, cuando las montañas están nevadas. Un pequeño matiz: no solo hay fiordos en Noruega, también los puedes encontrar en Islandia e incluso el más meridional de Europa se encuentra en la bahía de Kotor, Montenegro o incluso en el hemisferio sur, el famoso Milford Sound que se encuentra en la isla sur de Nueva Zelanda.

Ahora bien, ¿qué es el Preikestolen y porqué es tan famoso? El Preikestolen – en español púlpito – es llamado así porque es una roca que tiene dicha forma, que está a una altura de poco más de 600 metros que cae verticalmente sobre el fiordo de Lysefjord, próximo a la ciudad costera de Stavanger en el sur de Noruega. Es un mirador privilegiado y accesible sobre uno de los fiordos más impresionantes del sur de Noruega. Y de ahí que me interesé en visitar este lugar al planificar el viaje por Noruega ya que además ofrece una ruta básica de unas pocas horas que lo hace más fácil que la visita a otros miradores (por ejemplo el famoso Trolltunga).

Fiordo de Lysefjord

En nuestro caso, íbamos un grupo de cuatro y llegamos con coche desde el norte a unas cinco horas. No hicimos primera hora del día que hubiera sido lo ideal pero era el momento que encajaba en el viaje. Hay muchas veces en los viajes que tienes que decidir sobre hacer algo aunque no sea lo óptimo porque quizás no vuelvas a tener la oportunidad. Este fue uno de aquellos momentos.

Paisajes Imposibles en el camino al Preikestolen

La ruta del Preikestolen se empieza desde el parking donde dejas el coche por lo que es realmente cómodo. El desnivel es de unos 200-300m por lo que subes otros 300m-400m de desnivel en unas 4 horas ida y vuelta. Es cierto que hay tramos algo más empinados, pero nada que una persona algo en forma no pudiera realizar.

Mapa del Preikestolen

Comenzamos la ruta con poco desnivel, muy cómoda, disfrutando del lugar en el que estamos, la pura naturaleza, sobre todo para aquellos que vivimos en gran ciudad. Se camina sobre suelo firme y roca. Un trekking ciertamente asequible.

Ruta bien señalizada con piedras

No obstante, no todo iba a ser un camino de rosas y a medida que ascendíamos nos era más difícil avanzar debido fundamentalmente a la nieve que íbamos encontrándonos en el camino y a un calzado deficiente.

A la hora / hora y media de subida el camino empieza a tener nieve

A principios de abril, a pesar de ser primavera, todavía te encuentras con gran cantidad de nieve que no desaparece hasta bien entrado mayo con el deshielo. Por tanto, a media ruta ya teníamos que caminar sobre la propia nieve y unas buenas raquetas hubiesen sido más que convenientes. Incluso parte de nuestra expedición dudó si continuar la travesía hasta el final porque había una cierta sensación de peligro por despeñarte por los precipicios que te acompañaban a medida que cogíamos altura.

Un resbalón y podrías caerte cuesta abajo
Una subida espectacular

Decidimos continuar. Fue una de las mejores decisiones de este viaje. A medida que te acercabas al Púlpito se iba abriendo el Lysefjord como un regalo para nuestros ojos. Una entrada de agua azul intenso bordeado por imponentes montañas cubiertas por una capa blanca de hermosa nieve.

Lysefjord

Y de repente nos lo encontramos. El inigualable Púlpito. Una magnífica roca que se asoma al fiordo. Más allá de ella, el vacío, 600 metros de caída vertical. Sin vallas, sin quitamiedos, la naturaleza y nada más. De hecho, una vez allí da cierta impresión a medida que te acercas al filo del precipicio ya que en caso de que des un paso en falso te juegas la vida. En nuestro caso fuimos más comedidos y dejamos algunos metros de margen de seguridad.

El púlpito
El vacío
Sin turistas

Tuvimos algo de mala suerte ya que al poco de llegar al Preikestolen entró una neblina en el fiordo que nos estropeó las vistas. Lo bueno fue que al ser abril y estar nevado estábamos prácticamente solos.

Al borde del abismo
Ojo a la bajada también – hay que tener cuidado

Muchos cruceros tienen este lugar como paso indispensable. Sin embargo, gran cantidad de viajeros se quedan abajo. Si algún día os encontráis ante la tesitura de subir o quedaros abajo, sin duda lo primero. La vista desde arriba es de otro planeta, única en el mundo.

Preikestolen

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