Continuación de Segundo Día en Venecia.
Uno de los inconvenientes de viajar en temporada baja es soportar jornadas de frío o de lluvia, o ambos. Dependiendo de dónde te encuentres y de lo que tengas planeado hacer, puedes sobrevivir más o menos en día de lluvia. Esto es lo que nos pasó en Venecia el tercer día, estuvo todo el día lloviendo.
Ante esta situación, sí que tomamos la determinación de dejar el carrito en casa y usar prácticamente todo el día el porteo, parando convenientemente cada cierto tiempo por el bebé. Nuestro objetivo ese día era visitar el barrio de San Polo.
Puente de Rialto
Partimos en Rialto, atravesando el majestuoso puente que lleva el mismo nombre. Quizá sea el puente más espectacular de la ciudad, y particularmente el más famoso. El Puente de Rialto es el puente más antiguo que cruza el Gran Canal de Venecia. Su construcción original se remonta al siglo XII, aunque el puente actual data del siglo XVI. Fue diseñado por el arquitecto Antonio da Ponte y se completó en 1592. Es una estructura de piedra blanca de un solo arco, decorado con relieves de San Marcos, San Teodoro y la Anunciación, que se eleva majestuosamente sobre el Gran Canal separando los barrios de San Marco y San Polo.
Es un punto donde puedes comprar joyas, ropa o recuerdos, y también es un fantástico punto con vistas panorámicas donde puedes inmortalizarte en tu visita a Venecia.
Mercado de Rialto
La siguiente parada nos condujo bajo la lluvia y bordeando el Gran Canal al famoso Mercado de Rialto. Aparentemente parece un mercado normal y corriente de pescado y verduras, pero simbólicamente tiene unos 700 años de antigüedad, donde lugareños y restaurantes se siguen abasteciendo diariamente siguiendo una costumbre centenaria. Aquí podemos encontrarnos moscardini (pulpitos), sepia (con la que hacen también la pasta) o cangrejos. Hay normas estrictas de pesca sostenible con tamaños mínimos permitidos de pesca en la laguna desde hace siglos. En el mercado de verduras podemos encontrarnos con alcachofas, achicoria y demás verduras muy presentes en la comida veneciana.
Aunque no lo visitamos por dentro, desde el mercado hay unas vistas espectaculares a uno de los edificios más icónicos del Canal Grande: el Ca’ d’Oro, que se encuentra en el barrio de Cannaregio. Este impresionante edificio del SXV tiene una elaborada fachada gótica característica veneciana que brilla con luz propia, incluso desprovista de los detalles de pan de oro que dieron su nombre. El barón Franchetti donó a Venecia este palacio lleno de obras otrora robadas por Napoleón. Merece la pena quedarse unos minutos contemplando esta maravilla arquitectónica.
El barrio de San Polo está mucho menos concurrido que el turístico de San Marcos. Contiene ríos (canales) y puentes, y su estilo sigue el marcado acento veneciano. Nuestra intención fue perdernos y callejear un rato por sus estrechas y bellas calles, aprovechando que la lluvia había parado momentáneamente.
Santa María Dei Frari
Después de un agradable paseo llegamos a Frari. La Basílica de Santa María Gloriosa dei Frari, es una de las iglesias más grandes de Venecia y está dedicada a la Asunción de María.
La basílica actual data del SXV y llama la atención en el exterior por el campanile, que mide 83 metros y es el segundo más alto de la ciudad después del de San Marcos. La iglesia está construida en ladrillo en estilo gótico, y es aparentemente simple. Sin embargo, los tesoros que guarda en el interior son casi inenarrables.
Según avanzas por el interior, te llama poderosamente la atención el luminoso retablo de Tiziano de la Asunción que parece darle luz a este inmenso y oscuro lugar. Es un cuadro de 1518 que captura el instante en el que la Virgen, vestida de una impresionante tela de infinidad de tonalidades rojizos, radiante y con los brazos abiertos, se eleva dejando atrás la vida mortal. En la parte superior le acoge el Padre Eterno, y la inferior es señalada por discípulos y creyentes. Como aficionado al arte, pero sin ser experto, opino que es un cuadro inigualable, que realmente te transmite la divinidad de la Virgen, a través de la precisión, composición, tonalidades, luminosidad y finura de Tiziano.
En Frari, la primera obligación es sentarse para quedarte contemplando todos los detalles del retablo. También es cierto que me hubiera gustado ver esta obra un poco más de cerca. Una vez deleitado con el retablo, miras a tu alrededor y contemplas que cada esquina de esta basílica aguarda su particular obra de arte.
Tiziano, Retablo Pesaro: se trata de un imaginario retrato de la Sagrada Familia con la familia veneciana Pesaro. La genial innovación de Tiziano en esta obra consiste en haber desplazado a la Virgen con el Niño de la parte central a uno lateral, sin embargo, actúan de vértice de una pirámide formada por los demás personajes, estando realmente en el centro de una composición. Más abajo nos encontramos con San Pedro, con un soberbio colorido manto amarillo y la vestidura azul, que suspende su lectura y le presenta a la Virgen y el Niño a Jacopo Pesaro, obispo y comandante de veinte galeras papales en la victoria contra los Turcos en Santa Maura (1503). Al lado, un alférez muestra la bandera con el escudo del Papa Alejandro VI. La rama de laurel y el turco con turbante blanco son símbolos de victoria.
A la derecha podemos observar a San Francisco, a quien el Niño, jugando con una tela blanca le sonríe, y recomienda a la Virgen a los miembros de la familia Pesaro. Llama la atención de cómo Leonardo, uno de los miembros de la familia Pesaro, observa al espectador siguiéndolo con la mirada. En lo alto, sobre una nubecilla, dos angelitos enderezan una cruz que se había inclinado.
La perfección del dibujo, el poder del color, la expresión de los retratos, junto con la composición de la que ya hemos hablado, hace de este cuadro una de las grandes obras maestras universales.
El coro: me impresionó la belleza y majestuosidad del coro, ubicado en el centro de la basílica donde se conserva desde su origen.
Giovanni Bellini, la Virgen con el Niño, sacristía: el maestro de Tiziano es autor de un fabuloso cuadro que se exhibe en la sacristía de Frari. Se trata de otro políptico encargado por la familia Pesaro. El artista reproduce el ábside de una iglesia de cañón dorada, pero encerrada un retablo también de madera dorada. En la pieza central podemos observar la Virgen y el Niño con unos rostros de gran realismo, y un azul del manto de la Virgen que llaman la atención. Se dice que la mirada de la Virgen es dulcísima, siendo “la obra más dulce que se ha hecho para los altares”. Desde luego impresiona. En las tablas laterales podemos observar a la izquierda a San Nicolás de Bari y a San Pedro, y en la parte derecha a San Marco y San Benito, éste último con manto negro y una mirada intensa que llega a interpelar al espectador.
Bartolomeo Vivarini, San Marcos entronizado (Capilla del Rincón): un tríptico de una belleza inigualable, donde se muestra en el centro a San Marcos en un trono de mármol blanco, en actitud de bendecir sentado en un trono renacentista rodeado de cuatro ángeles, dos de los cuales tocan un laud y una vihuela. A la izquierda del santo están pintados San Juan Bautista y San Jerónimo. A la derecha están pintados San Nicolás y San Pedro.
Vivarini pudo expresarse de manera excelente trazando las figuras de los santos con contornos precisos, estilizados, pero revestidos de colores vivos, con una riqueza de tonos y de dorados que tomaba como modelo el esplendor de los cristales y esmaltes que se producen en Murano.
Monumento de Canova: es una de las obras más características del arte neoclásico. Fue erigido por los discípulos de Canova a partir de un proyecto que había preparado para Tiziano. Más tarde se convertiría en un monumento al escultor y símbolo de la basílica de Frari donde se encuentra enterrado. Se trata de una pirámide con una puerta abierta adonde se ven avanzar figuras de mujer que representan a la escultura llorando, y detrás a la pintura y a la arquitectura. Les siguen tres geniecillos con antorchas encendidas dando a entender que la llama del arte no se apaga. A la izquierda vemos al mismo Canova con la llama apagada y el león de Venecia desolado. Sobre la puerta, dos ángeles sostienen el relieve del escultor rodeado de una serpiente, símbolo de la inmortalidad.
Monumento al Dux Giovanni Pesaro: otra gran obra escultórica dedicada a Giovanni Pesaro, que fue duque de 1658 a 1659. Sobre unos adornados pedestales de mármol rojo y negro esculpidos con cabezas de león, se levantan cuatro gigantescos negros que sustentan sobre los hombros la parte de arriba del monumento. Esta parte contiene cuatro columnas negras que separan al Duque, que se encuentra en la parte central en un trono, de varias esculturas representando la Religión, el Valor, la Concordia y la Justicia.
Monumento funerario a Tiziano: Tiziano murió en Venecia en 1576, y mostró su deseo expreso de ser enterrado en Frari a los pies del altar. El pintor falleció sin terminar La Pietá (que hemos visto antes expuesta en la Galería de la Academia) que era el cuadro destinado a estar en el altar de su tumba, y que finalmente acabó un discípulo suyo Palma el Joven. No fue hasta el SXIX cuando se erigió un monumento a Tiziano en el lugar donde está enterrado. Este representa a Tiziano en el centro coronado de laurel; a su lado la naturaleza universal y el genio del saber con las estatuas de la Pintura, la Escritura, la Gráfica y la Arquitectura. Cinco bajorrelieves recuerdan las obras religiosas más significativas del pintor, destacando la que se expone en la parte central, “la Asunción”, que como comenté, podemos contemplar en el retablo de Frari. En la parte de la base podemos observar a dos hombres con dos tablillas, una dedicada a Carlos V y otra resaltando el monumento a Tiziano.
Una vez deleitados con tan magníficas obras de arte hicimos un alto en el camino en la Osteria Fanal del Codega, justo al lado del canal, donde pudimos degustar de los mejores platos que recuerdo del viaje. Después de ganar algo de energía, y aprovechando que la lluvia volvía con fuerza, entramos en otra de las grandes maravillas venecianas.
Scuola Grande di San Rocco
En la segunda mitad del SXIII, numerosas fraternidades empezaron a crearse en el norte de Italia. Se reunían en el nombre de Dios, la Virgen o algún patrón para poder adorarlo, y crear una vinculación de grupo para ayudarse mutuamente. Estas confraternidades se llamaron “Scuolas”. Sus miembros eran de clase media, es decir, aquellos ciudadanos comerciantes o con oficio, en algunos casos con gran capital. De esta manera, como eran excluidos de la tomas de decisión gubernamentales (acordaos en el Palazzo Ducale que aquellos que intervenían en el día a día de las cuestiones importantes venecianas eran patricios), se sentían que jugaban un rol más importante en la sociedad.
En el SXV nos encontramos con varias “Scuolas” en Venecia (las dedicadas a santos, la de las artes y oficios, la de los autoflagelados, por ejemplo), siendo la “Scuola Grande di San Rocco” creada en 1478, una de las más importantes a lo largos de los siglos. Creado en honor a San Roque, el patrón santo de las víctimas de las plagas (acordaos de la cantidad e intensidad de los brotes de peste que azotaron Venecia y que, como último remedio, invocaban los venecianos a los santos para que les ayudaran).
Debido a la gran veneración que tenía este santo por ser el patrón de las víctimas de las plagas, tuvo una extendida veneración que hizo que los ciudadanos devotos dejaran grandes cantidades de dinero que hicieron que la Scuola creciera rápido, convirtiéndose así en la más rica de las confraternidades venecianas. Ha sobrevivido al paso del tiempo, incluido al cierre masivo de estas Scuolas que hizo Napoleón, llegando hasta nuestros días con aproximadamente 300 miembros activos.
¿y qué hace que este lugar sea sencillamente único e imprescindible en una primera visita a Venecia?
Te lo cuento ahora:
Sala dell’Albergo
Una de las salas de la Scuola es la Sala dell’Albergo, ya que este era el lugar donde los miembros solían reunirse. Por esta razón fue la primera estancia en completarse y decorarse.
En 1564 la Scuola sometió a competición la decoración del techo, en el que los mejores pintores venecianos estaban invitados a participar. Nuestro ya gran conocido Tintoretto, con su obra maestra San Roque en la Gloria ganó y se le adjudicó el trabajo. Este fue el comienzo de una relación entre esta Scuola y Tintoretto que duraría muchísimos años, ya que finalmente, él se encargaría de decorar con decenas de cuadros suyos la casi totalidad del edificio. Por tanto, visitar hoy en día la Scuola Grande di San Rocco es poder contemplar a un prolífico Tintoretto en su pleno esplendor. Es una oda al arte bíblico.
Aquí como en otros lugares anteriores, voy a describir con cuadros y estancias favoritas. Dentro de la Sala dell’Albergo destaco:
San Roque en la Gloria: se trata de un óvalo representando a San Roque, vestido de peregrino, rodeado de ángeles y contemplando la cara de Dios. La extraordinaria calidez de su color y la composición del cuadro recuerda a Miguel Ángel.
El resto de los cuadros cuentan la historia de la pasión, pero me quedo con dos:
Crucifixión: desafortunadamente restaurándose y me tuve que conformar con una recreación. Sin embargo, es de los cuadros más importantes de la estancia. Cristo irradiando luz propia en la cruz domina el cuadro desde el centro. Esa luz representa el triunfo sobre la oscuridad y brinda la esperanza de la resurrección de la humanidad. El resto del cuadro es puro movimiento, acción y contemplación del señor. Se puede ver incluso al propio Tintoretto representado en la parte derecha del cuadro en túnica roja y barba blanca.
La Ascensión al Calvario: otra obra maestra donde Tintoretto juega con la perspectiva de las líneas, dividiendo el cuadro en dos partes ascendentes de camino al Gólgota. Llama la atención la oscuridad del cuadro en la parte baja, que poco a poco va ganando brillo a medida que tu mirada se acerca a Jesucristo. Aquí Tintoretto anticipa la gloria de la Resurrección.
Sala Capitular
Esta sala es la estancia más grande y fue usada como cámara donde se reunían los hermanos de la fraternidad para las reuniones plenarias. Tintoretto de nuevo decoró íntegramente esta sala.
En el techo pinta tres cuadros de temática bíblica del Antiguo Testamento. En los laterales pinta varios pasajes de la vida adulta de Jesucristo.
La Serpiente de Metal: describe uno de los momentos más icónicos del Éxodo (Antiguo Testamento), donde los israelitas cansados del desierto expresan su malestar a Dios, el cual les contesta enviándoles serpientes envenenadas para castigarlos. Los israelitas arrepentidos le piden a Moisés que rece para que les salve de las serpientes, y éste, instruido por Dios erige una estatua de bronce en forma de serpiente. Cualquiera que mirara esta estatua, aun habiendo sido picado por una serpiente, sobreviviría.
Moisés golpea a la Roca: otro momento icónico del Antiguo Testamento, donde Moisés golpea a una roca instruido por Dios con el fin de que brotara agua de ella. La pintura es realmente impresionante. La luz en la figura de Moisés, con la figura del Dios padre observando desde arriba, es sobrecogedora.
La Adoración de los Pastores: es un cuadro realmente llamativo por su composición original dividiendo el cuadro en dos planos; uno superior donde se encuentra la Sagrada Familia, y otro más abajo con los pastores ofreciendo regalos.
La Última Cena: otra forma un tanto curiosa de representar la última cena, donde se observa a Jesús y a sus discípulos en diagonal. Llama la atención dos pobres en primer plano que representan aquellos a los que la caridad de la Scuola está dirigida. Sin embargo, hay una derivada más profunda ya que, junto a los pobres, aparecen pintados el pan y el vino (símbolos de la Eucaristía), en el que como foto conjunta están representando cómo la humanidad a través del pan y el vino (carne y sangre) acceden a la salvación de Cristo.
Abro un pequeño paréntesis para comentar que había a disposición de los visitantes una bandeja espejo para poder admirar el techo sin tener que hacer grandes esfuerzos. Todo un detalle por parte de la institución.
La Gran Escalera
La Sala Terrena y la Sala Capitular están conectados por una Gran Escalera donde hay cuadros que no son solo Tintorettos. Pietro Negri o Antonio Zanchi, entre otros, van a adornar la Gran Escalera con pinturas de temática cristiana. Sin embargo, lo más destacable es la Anunciación de Tiziano, comprado por la fraternidad en 1555. Su estructura composicional es muy sencilla, el Arcángel y la Virgen, el primero con vivos colores y llevando una tela de tonos rojos al más puro estilo de Tiziano, y la segunda vestida de un negro solemne siendo alcanzada por una luz divina, ambos dentro de un patio con barandillas y columnas de mármol trazadas de forma armónica, creando un marco para la acción del cuadro.
Sala Terrena
La última sala que se debería admirar y, a la vez, la sala por la que tienes acceso al edificio, se llama la Sala Terrena. Básicamente era la estancia que daba acceso a las demás estancias y que algunas veces se usaba para eventos litúrgicos. En esta sala se encuentran otros 8 cuadros de Tintoretto, realizados entre 1581 y 1587, representando episodios de la vida de la Virgen y de la niñez de Jesús. Como en las otras salas mis favoritos son los siguientes:
La Anunciación de la Virgen: radicalmente opuesto a cómo la representa Tiziano en la Gran Escalera, el arcángel aparece desde un plano superior acompañado de ángeles, y donde también se puede contemplar al Espíritu Santo en forma de paloma. La Virgen, en este caso, vestida de una forma mucho más cotidiana es sorprendida. Otra vez vemos los dos planos en el cuadro de Tintoretto separados por un pilar. En uno representa la elegante y ordenada habitación de la Virgen, y en otro, el desorden del taller de carpintería de San José.
La Huida a Egipto de la Sagrada Familia: aquí llama la atención la gran importancia que Tintoretto le da al paisaje, el cual ocupa gran parte del cuadro.
La Asunción de la Virgen: la Virgen se eleva al cielo por un soplo de viento, rodeada de nubes y cabezas angelicales, mientras los apóstoles contemplan el milagroso momento. Misma temática, pero radicalmente distinto representado que el retablo de Tiziano en Frari.
Podría seguir describiendo los cuadros en esta maravilla de lugar, pero francamente no acabaría. En el tercer piso hay una sala del Tesoro que se añadió más adelante y que guarda algunas reliquias. Es interesante como complemento a la visita.
Continuamos por San Polo
A las 17:00, ya de noche, proseguimos nuestra visita por San Polo. Había dejado de llover. Es cierto que, durante el día se puede apreciar Venecia con todas sus tonalidades, colores y movimiento, pero también es cierto que, durante la noche, los callejones, los canales, en definitiva, esa Venecia tranquila merece mucho la pena saborear. Nosotros seguimos recorriendo el silencioso barrio de San Polo, alejado de turistas y de calles bulliciosas de comercios y restaurantes.
Nos dio tiempo a pasar a Campo Santa Margherita, que es una plaza, aunque no le llamen plaza sino campo, donde se puede cenar y beber a buen precio. Es el lugar predilecto de los universitarios en Venecia.
Poco más nos dio tiempo ese día, y lentamente volvimos al apartamento atravesando de nuevo y por última vez el Puente de la Academia. Con una bebé es imprescindible estar pronto en casa para recargar pilas y que el día siguiente podamos estar todos con ganas de seguir descubriendo mundo.
A la mañana siguiente, el sol se levantó esplendido en el horizonte sin ninguna nube. Era el día perfecto para recorrer la ciudad de nuevo, pero ya nos tocaba volver en ferry de Alilaguna. Es lo que tiene ir en temporada baja, donde puedes tener mala suerte y que la lluvia te empañe el viaje. Tampoco fue nuestro caso, pero nos quedamos con las ganas de ver algunos lugares de Venecia bajo un sol radiante. Al menos, pudimos disfrutar de un último paseo en barco en el Canal Grande.
Era mi segunda vez en Venecia desde hacía 17 años. La infinidad de lugares que tenía marcados en mi mapa de Google para ver durante nuestra estancia fue progresivamente siendo recortado. Nos quedamos sin ver barrios como Castello, Cannaregio o las islas de Murano. Tampoco pudimos visitar la Scuola Grande de San Giovanni, la iglesia de San Sebastián o el Museo Fortuny. Tendremos que volver y no dejar pasar tanto tiempo como el transcurrido desde mi primera visita.
A CONTINUACIÓN, LA CIUDAD ROMANA DE PULA, BREVE INCURSIÓN EN EL TERRITORIO CROATA DE ISTRIA.