Llegamos a Colonia con la idea de poder disfrutar de una obra de la arquitectura universal como es su imponente catedral. Siempre me ha llamado la atención esta ciudad al noreste de Alemania que había crecido alrededor de su mayor símbolo, una inmensa estructura culminada por dos torres de casi 150 metros de altura.
Colonia es una ciudad que merece la pena al menos un día de visita para poder disfrutar de sus calles, su arquitectura, uno de los ríos más icónicos de Europa (el Rin), un agradable paseo si lo permite el tiempo y conocer alguna de las interesantes historias que esconden sus calles.
La Catedral de Colonia
Llegamos el sábado de Semana Santa a las plazas que bordean la catedral de Colonia (Kölner Dom en Alemán) y merece la pena bordearla varias veces para poder vislumbrar la catedral en todo su esplendor. Es impresionante. Exageradamente alta donde te hace recordar novelas como los Pilares de la Tierra. Y llama la atención el color negruzco que han adoptado sus dos torres y la parte más alta de la estructura mayormente debido a la contaminación (se dice que es debida a la estación de trenes construida justo al lado de las torres). Es la mayor fachada construida destinada a la Iglesia.
Sin la catedral Colonia no puede ser concebida. Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1996, está situada sobre una de las colinas antiguas de la ciudad donde se asentaba la catedral carolingia de la ciudad del año 870. Ésta decidió reemplazarse por la actual catedral, cuando el arzobispo Konrad von Hochstaden puso la primera piedra de la catedral de estilo gótico en el año 1248 en el día de la Asunción de María.
No fue hasta 1880 (tan solo 600 años después) cuando finalmente la construcción finalizó. En el ínterin, con las dificultades propias de la Edad Media (guerras, falta de dinero, plagas, etc.) para construir semejante proyecto, se fue avanzando poco a poco hasta que en 1560 se suspendieron definitivamente las obras por falta de dinero, quedándose la catedral con sus torres por terminar y con una grúa en lo alto. ¡Imaginaos todos estos años la catedral de Colonia sin sus torres! En 1842 Federico Guillermo IV de Prusia pone la primera piedra para seguir con el proyecto de construcción de la catedral. Se completan finalmente en el año 1880 (ahora sí que tan solo 38 años después) en presencia del Kaiser Guillermo I de Alemania y Prusia, consagrando así uno de los mayores hitos dentro de un periodo de renacimiento alemán (el II Reich y la época de reunificación alemana) donde se quiere reforzar el poder y la tradición germánica. Como anécdota, la catedral de Colonia fue el edificio más alto del mundo durante 4 años hasta la construcción del obelisco “Monumento a Washington”.
Cabe destacar el periodo de la segunda guerra mundial donde había orden entre el mando aliado de no bombardear la catedral por lo que en parte gracias a esto o gracias también a la solidez de su construcción no fue destruida a sus cimientos (no tuvo tanta suerte el resto de la ciudad). Sí quedó gravemente dañada por la contundencia de los bombardeos pero pudo salvarse la estructura y se procedió a su reconstrucción en 1946 y pervive como una maravilla que visitan unos 3 millones de turistas al año.
Interior de la Catedral de Colonia
Su interior no es menos impresionante. Al entrar te sobrecoge el cargado estilo gótico, sus enormes vidrieras multicolores y, en definitiva, su inmensidad. Su mayor tesoro es el relicario de los Reyes Magos detrás del altar mayor, construido entre 1181 y 1230. Aquí como curiosidad, se dice que alberga las reliquias (restos óseos) de nada más y nada menos que los Reyes Magos que los llevó a Colonia en 1164 el arzobispo de esta misma ciudad, Reinaldo de Dassel, como regalo del emperador de Federico I. En mi opinión soy un poco escéptico, ya que es de destacar que en la Edad Media surgieron cientos de falsas reliquias con el propósito de conseguir en la iglesia o catedral correspondiente un lugar de peregrinación, ya que eso significaba fama y prosperidad. En Colonia lo consiguieron, y hasta el día de hoy es lugar de peregrinación para ver a los Reyes Magos y otros dos objetos de la Catedral que detallo más abajo.
El relicario es impresionante y está constituido por una caja de madera de roble ricamente decorado con piedras preciosas, plata y oro. La iconografía de la urna no se ciñe al contenido del relicario sino a la historia de la salvación de la humanidad, desde los inicios del antiguo testamento hasta la venida de Cristo e incluye un capítulo a la adoración de los Reyes Magos. Tuvimos la mala suerte de no verlo de cerca ya que tanto la parte del Altar Mayor de mármol negro, como el relicario estaban cerrado el Sábado Santo para el público así que nos conformamos viéndolo de lejos.
el altar mayor y el relicario de los Reyes Magos
Recomiendo al entrar en una catedral, iglesia o edificios similares donde hay tantos rincones donde pueden haber auténticas obras de arte, hacerse con uno de los trípticos o guías que suelen costar alrededor de un euro. A continuación tómate unos 5 minutos para leer en diagonal las partes más importantes y traza tu visita. Algunas veces he cometido el error de entrar y seguir un circuito al azar que no ha sido muy productivo perdiéndome obras notables (ya sean pinturas o esculturas de pintores y escultores reconocidos, retablos, criptas y un largo etc.).
No te puedes perder
Al ser una catedral gótica la decoración suele ser algo más austera que otras. Cabe destacar los siguientes rincones de la catedral que NO hay que perderse (además del ya mencionado Altar Mayor y Relicario de los Reyes Magos):
- las inmensas vidrieras que adornan la conocida también como “iglesia de vidrio” – alrededor de 10.000m2 de vidrio fueron transformados en vidrieras detallando escenas bíblicas (tómate tu tiempo para disfrutar del efecto de la luz sobre la catedral y de las historias que cuentan);
- el crucifijo con tintes milagroso conocido como Cruz de Gero que cuenta con más de 1000 años de antigüedad y está considerada una de las primeras esculturas monumentales de la Edad Media que ya ostentaba un lugar céntrico en la iglesia carolingia que precedió a la actual catedral de Colonia;
- la sillería que data de 1308 y cuenta con un conjunto de 104 asientos, la mayor de Alemania;
- una serie de santos que habitan la catedral, que son muy populares en Colonia y que los habitantes de la ciudad acuden a ellos con sus problemas cotidianos – la estatua de San Cristóbal, la Virgen de Milán o Santa Úrsula (la patrona de la ciudad);
- el tríptico llamado Retablo de los Santos Patronos de Colonia del año 1445 creado por el pintor colonés Stephan Lochner y donde se escenifica en el panel central la Adoración de los Reyes Magos acompañado en los laterales de Sta. Úrsla junto a las vírgenes que compartieron su martirio y en el otro lado San Gereón y su legión tebana.
Tanto la Virgen de Milán, la Cruz de Gero y el relicario de los Reyes Magos forman parte del conjunto de los tres objetos de devoción (“Heiltümer” en alemán) y de ahí que Colonia forme parte de uno de los lugares más importantes de peregrinación de Europa. Consecuentemente, fue sede las Jornadas Mundiales de la Juventud en 2005 resaltando la importancia de este lugar para el catolicismo.
Adicionalmente, también se puede acceder a la cámara de tesoros de la catedral (de pago) y subir a la parte alta de la catedral para disfrutar de las vistas del resto de la ciudad. Nosotros nos conformamos con realizar lo primero. No sé si merece mucho la pena gastar los 6 euros de la entrada por ver reliquias de menor importancia que las contenidas en la catedral pero si valoras este tipo de objetos es de visita obligada. Son tres pisos y los que más merecen la pena, es decir, los objetos de más valor del tesoro se encuentran en los dos primeros.
Al volver a salir fuera de la Catedral y querer tomar un poco de perspectiva para observarla otra vez desde el exterior atravesamos el icónico puente Hohenzollern que atraviesa el Rin. Si bien las perspectivas de la catedral desde las plazas que la rodean son imponentes, mi favorita es la que se ve desde el otro lado del puente, y en particular, atardeciendo mientras degustábamos la típica cerveza local Kölsch.