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2. Bukhara, el corazón de la Ruta de la Seda (primera parte)

Este artículo es continuación de Khiva – la mágica ciudad del desierto (segunda parte).

Mir-i-Arab

Bukhara, el corazón de la Ruta de la Seda

Después de visitar la encantadora Khiva, volvimos sobre nuestros pasos a la ciudad de Urgench, para tomar un tren a Bukhara. Los movimientos entre las ciudades monumentales de Uzbekistán suelen estar bien conectadas por tren, incluso puedes viajar en Talgo a alta velocidad entre Samarkanda y Tashkent. Sin embargo, el tren que conecta Khiva con Bukhara tarda unas 7 horas de recorrido.

La ciudad de Urgench desde donde tomamos el tren

Es un majestuoso ferrocarril de aroma soviético. La clave es reservar un coche cama con aire acondicionado, sobre todo si se viaja en verano, y ahí aprovechar a descansar del jetlag que traes de occidente. Otra de las ventajas de tener una agencia local es que están atentos para reservar estas plazas ya que cuando están disponibles (unos 15 días antes del viaje) suelen “volar” literalmente, especialmente los pocos vagones que disponen de aire acondicionado. Viajar sin aire frío con temperaturas por encima de 35-40 grados, no debería ser una opción.

Tren Khiva-Bukhara
El tren es el lugar perfecto para repasar lo visitado, leer las “mil y una noches” y descansar un poco bajo el maravilloso aire acondicionado

El viaje en tren nos permitió descansar y repasar todo lo que habíamos visto el día anterior en Khiva. También pudimos admirar el árido desierto de Kizyl Kum, el cual hace mucho tiempo, fue atravesado por caravanas que viajaban al oeste, siguiendo la Ruta de la Seda que unía las ciudades occidentales con Bukhara.

El árido desierto de Kizyl Kum

Las civilizaciones que han ido poblando y conquistando el enclave de Bukhara

Los Samánidas

Para entender Bukhara, tenemos que entender su rica historia, en particular desde los SIX y SX donde empieza a ganar importancia bajo los samánidas en plena expansión del Islam por Asia Central. Bukhara se convirtió en el centro del estado samánida, duplicando su tamaño. Durante dos siglos se fue completando la ciudad; se construyeron nuevas calles de artesanos, múltiples caravasares, se completaron las murallas, el centro de la ciudad se convirtió en un gran bazar, se construyó un imponente palacio imperial, y fue una de las primeras ciudades con madraza y minarete. También vivieron grandes personalidades como Ibn Sina (Avicena) del que ya vimos su importancia en algún museo en Khiva.

De los Karajánidas a Gengis Kan y a Emir Temur

Los samánidas entraron en declive en el SX y fueron invadidos por una civilización turca llamada los karajánidas (véase blog Kirguistán). Otras dos dinastías menores (kara-kitai y el imperio jorezmita) tomaron Bukhara en el SXII, hasta que en 1220 fue literalmente arrasada por las fuerzas mongolas. Según los relatos de Marco Polo, Bukhara siguió siendo una ciudad rica hasta el SXIII, sin embargo, las distintas luchas contra los mongoles hicieron que la ciudad fuera prácticamente destruida. En el SXIV, bajo la dinastía timúrida (Tamerlán) Bukhara floreció de nuevo, aunque a la sombra de su vecina Samarkanda.

El karajánida minarete Kalyan

Los Shaybánidas

Tras el declive de los timúridos en el SXVI, tribus uzbekas lideradas por Gengizid Sheybanikhan se hicieron con gran parte del territorio de Asia Central, incluida Bukhara. Bajo esta dinastía, los shaybánidas instauraron el kahnato o reino de Bukhara, donde hicieron de esta ciudad su capital. El centro de Bukhara era un extenso mercado con docenas de bazares y caravasares, más de 300 mezquitas y más de 100 madrazas. Fue la época de más gloria de la ciudad y donde se realizaron los edificios más majestuosos.

La Shaybánida Mir-i-Arab

Del Emirato de Bukhara a los bolcheviques

Después del reinado de otra dinastía (Ashtarkhánida), los persas irrumpieron en Asia Central y obtuvieron durante un tiempo el territorio que incluye esta ciudad. Con posterioridad, a mediados del SXVIII, Rahim, representante local del gobierno persa, se autoproclamó emir y fundó la dinastía Mangit y el Emirato de Bukhara que duraría hasta la llegada de los bolcheviques en el SXX.

En 1868, el emirato se convierte en protectorado del imperio ruso (como hemos estado viendo en otros lugares de Asia Central durante el SXIX). Hasta el SXX hubo cierta estabilidad pero la revolución rusa, y la llegada de los bolcheviques, iba a suponer un aplastamiento por parte del ejército rojo a cualquier resistencia de la zona (otra vez el general Mikhail Frunze del que ya hablamos aquí) que se estaba haciendo patente cuando Alim Khan organizó con anterioridad una revuelta anti rusa que masacró toda la delegación bolchevique.

Algunas consecuencias del legado bolchevique

El resto de la historia la conocemos, anexión de Bukhara a la RSS de Uzbekistán, el cual estuvo bajo el yugo soviético hasta 1991, cuando finalmente conseguiría la independencia, que llega hasta nuestros días.

Empezamos el recorrido por Bukhara

Es importante tener en mente el desarrollo de las ocupaciones, reinos, kanatos y civilizaciones que han hecho florecer o destruir Bukhara porque es clave para entender la estructura de la ciudad y sus edificios, ya que nos vamos a encontrar partes de la ciudad que corresponden con las distintas épocas que hemos ido resumiendo en este breve paso por la historia de Bukhara.

El Conjunto arquitectónico de Poyi Kalan

El lugar más icónico de Bukhara fue el primero que visitamos, el Conjunto arquitectónico de Poyi Kalan, que consta de tres monumentos: el Minarete Kalyan, la Madraza Mir Arab y la Gran Mezquita del viernes (o mezquita Kalon). Todo este conjunto se encuentra en un mismo lugar, en los laterales y frontal de una plaza. El lugar es tan sobrecogedor que te invita a verlo, observarlo, sentarte y apreciar el conjunto patrimonio de la humanidad desde 1993.

El Conjunto arquitectónico de Poyi Kalan: el Minarete Kalyan en el centro, la Madraza Mir Arab a la izquierda y la Gran Mezquita del viernes a la derecha
Poyi Kalan
Poyi Kalan -otra perspectiva

Madraza de Mir-i-Arab

El primer contacto que tuvimos con este complejo fue al atardecer; el ocaso del sol anaranjaba uno de los edificios monumentales más llamativos de todo Uzbekistán, la gran Madraza Mir-i-Arab coronada por dos gigantes cúpulas azul turquesa que te traslada a la época Shaybánida donde puedes contemplar el esplendor que otrora tuvo la ciudad más influyente Asia Central.

Mir-i-Arab
Una de sus magníficas cúpulas

Se construyó en el SXVI y lleva el nombre de Mir-i-Arab, jeque del SXVI de Yemen que ejerció una gran influencia sobre el dirigente shaybánida de aquel entonces, Ubaidullah Khan.

Mir-i-Arab

Al igual que las otras madrazas de Khiva (ver blog aquí), dispone de un iwán central, con elementos decorativos geométricos en toda la parte frontal, de tonos azulados, marrones y anaranjados. El resto de la estructura son también dos plantas con estancias o porches imitando la forma del iwán. La gran diferencia con los que vimos en Khiva, además de las dos grandes cúpulas azules turquesas, es que el edificio está sobre una plataforma que la hace estar a un nivel más alto que el resto de la plaza (y así destacar la belleza más aún si cabe).

El impresionante iwán y las cúpulas azul turquesa
Mir-i-Arab por el día
Mir-i-Arab

Desafortunadamente no tuvimos tiempo (o no pudimos) entrar en el interior de la madraza, el cual es un edificio bastante complejo con muchas escaleras y unas 111 hujras o habitaciones.

El Minarete Kalyan

Una vez deleitado con la imagen de la madraza, mis ojos se dirigieron al minarete más imponente de quizás todo Asia, el único edificio que el temible Genghis Kan dejó en pie maravillado por su altura, sus cimientos y el magnífico acabado de la torre.

El minarete Kalyan es uno de los edificios más antiguos de Asia Central que queda en pie.

El minarete Kalyan

La fiebre de la construcción de los minaretes en este lugar del mundo se remonta a los SVII y SVIII de nuestra era. Sus prototipos arquitectónicos eran los campanarios occidentales, los faros, las torres de vigilancia orientales y las pagodas chinas. Los primeros minaretes en Asia Central tan solo tenían unos 10 metros de altura, pero los karajánidas empezaron a construir minaretes mucho más altos como torres triunfantes del Islam (véase Torre de Burana), la cual no solo servían como lugar desde donde se llamaba a la oración a la mezquita sino como torre de vigilancia.

El minarete de Kalyan es el mayor símbolo de la ciudad, construido en 1127 por orden del dirigente karajánida Arslan y siendo en aquel momento el edificio más alto de Asia Central, de unos 47 metros de altura, y cimientos de 10 metros de profundidad. El minarete está construido a base de ladrillo cocido y tiene unas 12 bandas geométricas ornamentales, todas ellas diferentes, que la hacen una estructura con gran detalle. También incluyen el primer uso de los azulejos esmaltados en azul que predominarían en la época de Amir Temur.

Kalyan
Es impresionante el alto grado de detalle en el minarete
Otra vez la figura de las mariposas

Fue parcialmente destruida por los soviéticos liderados por Frunze en 1920 pero posteriormente fue reconstruida, y hoy en día, podemos contemplar una auténtica maravilla.

La Gran Mezquita del viernes (o mezquita Kalon)

El trío del complejo Poyi Kalan lo completa la mezquita Kalon, en el que para entrar tienes que seguir las instrucciones que indica el culto musulmán, es decir, es una mezquita en activo con aforo para 12.000 personas. Tuve que taparme las piernas con una tela pantalón que me dejaron en la puerta (ya que iba con pantalones cortos).

La mezquita Kalon

Es otra mezquita con columnas, del estilo que vimos en Khiva aunque menos llamativa en ese aspecto. Si tengo que destacar algo en especial es su gigantesco y estético patio rectangular de 127 metros por 78 metros, que te cautiva. Tiene cuatro iwanes por cada lateral conectados por arcos ojivales. La decoración de azulejos y mosaicos es espectacular (de un estilo parecido al shaybánido de la madraza de Mir-i-Arab).

El patio de la mezquita Kalon
El patio de la mezquita Kalon

En el centro del patio podemos observar un solitario árbol que puede ser una morera (que como vimos en Khiva, sirve para reducir la humedad), y en un lateral del patio, justo a la entrada a la mezquita, podemos observar un octaedro que recuerda al mausoleo de Shah-i-Zindeh en Samarcanda y que se usa como minbar (desde donde se imparten los sermones).

El patio de la mezquita con el solitario árbol
Con más perspectiva
Patio mezquita Kalon
El octaedro justo al lado de la puerta princiapal
Octaedro mezquita Kalon

Lyabi-Hauz y alrededores

En Bukhara nos quedamos un par de noches en una de las partes más tranquilas y cuidadas de todo el centro histórico, se trata de la plaza de Lyabi-Hauz (en el Kavsar Boutique Hotel). Aquí podemos ver, en medio de la plaza, un esplendoroso estanque color verde de 5 metros de profundidad que data de 1620 a la sombra de centenarias moreras. Hasta hace poco este era el típico lugar donde los ancianos uzbekos se juntaban las tardes para jugar al ajedrez entre sorbos de café o té. Y si bien no pude ver este paraje, todavía conserva un ambiente familiar y de descanso. Durante más de cuatro centurias, chaykhanas (o cafeterías) han existido alrededor de este estanque.

Plaza de Lyabi-Hauz
Plaza de Lyabi-Hauz
Las famosas moreras centenarias de la plaza

En el SXIX, en plena ola de embellecimiento de la ciudad, se construyeron decenas de piscinas y canales donde los ciudadanos se reunían para lavarse, bañarse y compartir las horas de ocio. Esto supuso una plagas y enfermedades constantes porque el agua no se renovaba, por lo que, Bukhara se convirtió en una ciudad con multitud de aguas estancadas. No fue hasta el SXX con los bolcheviques cuando decidieron drenar la mayoría de las piscinas para evitar la transmisión de dichas plagas.

Los canales están secos desde que los drenaron

En el SXX, se levantó un monumento a un héroe local llamado Khwaja Nasreddin, al que podemos identificar como el Sancho Panza uzbeko (se dedicaba a burlas las autoridades). Me compré un pequeño libro de algunas aventuras del desdichado personaje para conocerlo un poquito mejor (efectivamente, para mi sorpresa había una versión del libro de cuentos en castellano).

Khwaja Nasreddin

A un lado del estanque podemos contemplar el Divan-Beghi Khanak, un discreto claustro sufí del año 1620, al que le falta una buena restauración, y que se usaba para enseñanzas y ceremonias religiosas. En él convivían sufís y derviches. La diferencia entre ambos es que los derviches no son estudiosos como los primeros, aunque son amantes de Alá. Los modestos derviches, que fueron imprescindibles a la hora de expandir el islam, sobreviven a nuestra época a través de sus famosísimos bailes en los que giran y giran sobre su eje durante largos minutos. Bailan mostrando sus sentimientos de lástima para llegar a su Dios.

Justamente enfrente del claustro sufí, podemos apreciar la madraza Nadir Divanbegi. Originalmente, en este lugar, existía un caravasar pensado para financiar los asuntos del claustro sufí que me refiero en el anterior párrafo, sin embargo, después de que el khan en su inauguración la confundiera con una escuela coránica, como la palabra del khan era infalible, nos les quedó otro remedio de reconvertirla en una madraza. De ahí que no tenga una mezquita o clases para el estudio. De hecho, llama la atención la colorida estampa que presenta la fachada, donde se pueden ver dos pavos reales, sujetando corderos a ambos lados de un sol con rostro humano. Resulta curioso que hayan permitido esta imagen puesto que el Islam prohíbe representar seres vivos, y por ello, ninguna otra madraza o mezquita de las descritas representa otra cosa que no sea caligrafía, geometría o representación de frutas como la granada.

La madraza Nadir Divanbegi – se puede observar los pavos reales en la esquina superior del iwán
Dentro de la madraza Nadir Divanbegi hay espectáculos de desfile de modelos bastante prescindibles

En el mismo barrio, pero quizá un poco a desmano, nos encontramos con el encantador Char Minar que significa “cuatro minaretes” en tayiko, que son más elementos decorativos que auténticos minaretes. Este pintoresco lugar fue construido por un rico turkmeno, con 4 hijas, en el que cada uno de los minaretes fue dedicado a cada una de ellas. De ahí que todas sean distintas. Como curiosidad, la cúpula central se asemeja a un gorro derviche.

Char Minar

Bazares cubiertos, seña de identidad de Bukhara

Andando por la parte céntrica de Bukhara, te encuentras pasando por unas cuantas estructuras cerradas con tejados de múltiples cúpulas. Desde la época shaybánida, con el resurgimiento de la ciudad, prosperó el comercio, y en especial los bazares. La zona al oeste y al norte del estanque Lyabi-Hauz era un extenso laberinto de callejones de mercado, galerías y pequeños bazares bajo techos con distintas y variadas cúpulas, pensadas para protegerse del frío o calor, y que corriera el viento en verano. Habría decenas en bazares en su día, cada uno dedicado a una especialidad. Ahora solo quedan 3: 1) Taki-Sarrafon (bazar de los cambistas), 2) Taki-Telpak Furushion (bazar de los sombreros), y 3) Taki Zargaron (bazar de los joyeros).

Taki Sarrafon
Taki-Telpak Furushion
Taki-Telpak Furushion

Hoy en día, al pasar por todos estos bazares, cada uno se dedica a un poco de todo. No me llama la atención que una tenga una especialidad mayor que otra en particular. En Taki-Sarrafon, por ejemplo, compré una pintura a un artista que se especializaba en arte minimalista, mientras que en Taki Zargaron, nos dedicamos a comprar algunas sedas originarias de Uzbekistán. No nos íbamos a ir del corazón de la Ruta de la Seda sin adquirir algunas de las mejores sedas del mundo.

Taki Zargaron
Taki Zargaron
Bazar de Taki Zargaron visto desde el exterior
Taki Zargaron

A continuación Bukhara, capital del imperio Shaybánida.