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La Ópera de Sídney – la maravilla del mundo de Oceanía

Uno de los lugares que más ganas tenía de conocer en nuestro recorrido oceánico era la icónica Ópera de Sídney o “Sydney Opera House” tal y como la llaman en inglés.

La Ópera desde el paseo que va al Jardín Botánico

La Ópera desde
Milsons point

La Ópera de Sídney es uno de los símbolos de Australia y una de las construcciones más conocidas del mundo. De hecho, cuando piensas en Australia o en Sídney, automáticamente te viene a la cabeza esta obra de la arquitectura, declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2007 – siendo una de las construcciones con menos años de existencia con esta insignia.

La Ópera desde el Jardín Botánico

¿pero qué sabemos realmente de este edificio? ¿por qué es tan famoso? o ¿qué hace que sea tan especial?

Desde el Sydney Harbour Bridge

Hasta que no lo visité personalmente y no hice el tour guiado tampoco tenía mucha idea. Después de haber estado allí y haber conocido su increíble historia, se ha convertido en uno de mis lugares urbanos favoritos.

Localización

La Ópera está situada en un saliente / península sobre la bahía de Sídney. Está construido sobre un lugar visible desde prácticamente todos los puntos de tierra que bordean la bahía entera por lo que es visible prácticamente 360º, y lo que es mejor, cada punto de visión es único.

Después de haber abordado la Ópera de Sídney durante mi estancia de 3 días desde el jardín botánico (al sur y al oeste), desde el embarcadero (sur – sureste), desde el famosísimo puente sobre la bahía (“Sydney Harbour Bridge”) y desde el norte (Milsons Point y Copes Lookout); cada uno tiene una visión distinta y especial. Recomiendo encarecidamente que en tu visita a Sídney disfrutes de cada visión que puedas tener de la bahía con esta obra de arte de la arquitectura como telón de fondo.

Desde el jardín botánico
Desde el frontcourt
Desde el puente Sydney Harbour Bridge
Desde Milsons point
Desde el embarcadero

Las Primeras Naciones (the First Nations)

Los australianos actuales se refieren a los aborígenes como “Las Primeras Naciones”. Después de dos siglos (SXIX-SXX) donde prácticamente han desaparecido los aborígenes en Australia (ya sea por la marginación, aniquilación, globalización, etc.), con la llegada del SXXI, Australia ha puesto el foco en recuperar el máximo legado posible de estos primeros hombres que habitaban la isla, descendientes de los homo sapiens que cruzaron desde Asia hará unos 45.000-50.000 años. Cuando hablamos en Nueva Zelanda de los Maoríes, la situación es radicalmente distinta a lo que sucedió en Australia con los aborígenes. Los Maoríes son polinesios y su integración con la población colonial ha sido ejemplar desde el principio. De hecho, la cultura Maorí y Nueva Zelanda son indivisibles, es decir, no se puede entender una sin la otra.

Volviendo al terreno donde querían construir la Ópera, éste tiene una larga historia. Hace miles de años, en este lugar, acababa un bosque que era el hogar de la población nativa llamada Gadigal – una de las decenas de tribus que constituían las primeras naciones y que estaban asentadas en toda la bahía. La península era un lugar donde estos habitantes se reunían, hablaban, hacían danzas, por lo que era un lugar multicultural aborigen (esto no puede dar una idea de la simbología que puede tener construir un espacio multicultural de música y artes en este mismo lugar).

En el año 1788 se empezó a asentar en la bahía la colonia británica que eventualmente se convirtió en Sídney. Este proceso no fue pacífico y a raíz de disputas entre locales y colonialistas, se saldó con muchas muertes de los Gadigal. Ante esta situación, destacó la mediación de un aborigen llamado Bennelong, el cual medió entre ambos bandos. Reconocieron su papel construyendo una pequeña cabaña en esta península, por lo que el lugar pasó a llamarse el punto de Bennelong o “Bennelong Point”. En los años siguientes, la península pasó a tener una mayor importancia debido a su carácter céntrico en la bahía, y debido a su lugar estratégico se construyó una fortaleza hasta el SXX. Posteriormente fue un depósito y lugar de reparación de tranvías hasta los años 50.

Bennelong
Punto Bennelong en 1804
Port Macquarie

Necesidad de una ópera de nivel y licitación competitiva

Después de la segunda guerra mundial, Australia se modernizó y contó con el apoyo de inmigrantes europeos que buscaban en Australia un mundo mejor. La población aumentó por lo que también se empezó a requerir mayores eventos culturales y de entretenimiento. En 1954, el político precursor de la Ópera (el gobernador del Estado de New South Wales, Joseph Cahill) junto con el primer director de la Orquesta Sinfónica de Sídney (Eugene Goossens) decidieron empezar un proyecto de ópera en “Bennelong Point”.

A partir de aquí, sometieron en 1956 el diseño a una competición de ámbito mundial en el que participaron multitud de arquitectos de reconocido prestigio del mundo entero. Al año siguiente se decantaron por un diseño original del joven desconocido arquitecto danés, Jørn Utzon.

Jørn Utzon

Para entender el edificio de la Ópera de Sídney hay que entender todo el legado del genio danés. Su padre era arquitecto naval por lo que Jørn creció con un ávido interés por diseño de barcos y velas (de ahí que el diseño de la Ópera nos pueda recordar en un primer momento a unas velas de un barco). Jørn, una vez formado en arquitectura, viajó por todo el mundo, conoció a los grandes arquitectos de la época (Le Corbusier o Frank Lloyd Wright) y tuvo influencia de distintos estilos. Sin ir más lejos, las escaleras de la base de la Ópera se inspiran en las pirámides y ruinas mayas y aztecas (el Castillo o la mismísima maravilla del mundo, Chichen Itza). También fue influenciado por la cultura y los diseños chinos y japoneses. Todo ello, sumado al entendimiento geográfico de una península en el puerto y la bahía de Sídney hizo que su diseño encajara con la visión del jurado y el diseño de Utzon fuera el ganador.

Jørn Utzon

Ahora bien, Utzon no podía hacer esta obra faraónica por sí solo, por lo que buscó al mejor ingeniero posible de la época para que lo ayudara, Ove Arup. Arup, que creía en la unión de las prácticas de arquitectura e ingeniería como un “diseño total”, ha sido responsable, entre otros, de algunos de los edificios más simbólicos de la época moderna (desde el Marina Bay Sands en Singapur al Millennium Bridge en Londres como la Casa da Música en Oporto). Fue Arup quien tuvo la idea de dividir la construcción de la Ópera de Sídney en tres fases.

Primera fase – El podio o la base (1959-1962)

Aparentemente, la estructura de la base de la Casa de la Ópera era lo menos controvertido. Este tiempo iba a ser utilizado por la dupla Utzon-Arup para pensar cómo realizar el diseño y construcción de las conchas. Sin embargo, la primera fase no estuvo exenta de problemas ya que aunque estudios iniciales concluyeron que la tierra sobre la que querían hacer la construcción era de piedra sólida, posteriormente se analizó que realmente la península estaba hecha de sedimentos depositados allí con el paso de los años. Por tanto, no tenía suficiente base como para sujetar firmemente la futura construcción. Lo resolvieron con refuerzos de hormigón.

El pódium durante la primera fase

Segunda fase – La construcción de las conchas (1963-1967) y la solución esférica

Durante el periodo de la primera fase, Arup y su equipo, junto con Utzon, estaban intentando identificar la mejor manera de realizar las conchas de la ópera. Vieron unas 15 sugerencias, pero ninguna convencía a Utzon. Por un lado, tenía que ser una estructura acorde con el diseño, y por otro, que su producción fuera estándar para evitar un sobrecoste exagerado, es decir, aprovechar las economías de escala.

En 1962, a Utzon se le ocurrió la brillante idea llamada “solución esférica” y que dio solución al problema. Se fijó en que las partes del tejado (las 10 conchas) podían extraerse todas de la superficie de la misma esfera (cuentan que se le ocurrió esta idea pelando una naranja). Esto iba a suponer que todas las partes tendrían una estructura geométrica similar por lo que daba solución para poder hacer solo 14 tipos distintos de moldes de hormigón que acabarían construyendo las 10 conchas en su totalidad. Cabe destacar que a raíz de esta solución cambió un poco el diseño inicial a una estructura algo más recta.

Solución esférica
Solución geométrica

Cada concha se dividía en pequeños bloques curvados de hormigón que fueron prefabricados en una factoría al aire libre en la misma península. Fueron un total de 2194 bloques de unas 10 toneladas cada uno. El primer bloque fue terminado en noviembre de 1963 (¡la segunda fase estaba comenzando 6 años después de la adjudicación a Utzon del proyecto!).

Bloques curvados desde dentro

Durante el traslado de los bloques y la construcción de la concha se usó una innovadora grúa en forma de arco para poder trasladar y desplazar los bloques. También incluyeron dentro de cada estructura de moldes curvados grandes cables con tensión para reforzar la misma. El vídeo a continuación explica muy bien esta complicada fase de construcción.

El making-off
Otro vídeo interesante que detalla la construcción de la Ópera

Otro de los puntos más importantes de la segunda fase fue el decorado de los techos de las conchas. Esto se realizó a través de baldosas, las cuales Utzon estuvo 3 años trabajando en su diseño y su material, junto a la empresa sueca Höganäs. Se realizó de arcilla con mezcla de sílice y alumina, para reducir la rotura de estas baldosas, y de textura rugosa para dispersar el reflejo de la luz (y que tuviera una apariencia de blanca desde media distancia).

Debido a su proceso de creación también las hicieron durables y casi auto limpiadas en los días de lluvia. Pensad que un total de 996,122 baldosas tenían que ser duraderas en el tiempo y evitar tener que limpiarlas cada poco porque el trabajo manual podría haber sido descomunalmente arduo y caro.

Cabe destacar que para implementar la colocación de estas baldosas en una superficie curva, establecieron un sistema de agrupación de baldosas en figuras “Chevron. Sin duda fue un éxito ya que la gran mayoría de las baldosas, aunque se hayan tenido que reparar algunas, después de 50 años, son las mismas que se pusieron con la construcción original.

Sistema de agrupación de baldosas en figuras “Chevron”
Las baldosas sobre las conchas

Tercera fase – Utzon sale del proyecto (1967-1973)

El presupuesto inicial de este majestuoso edificio fue de 7 millones de dólares australianos, financiados mayoritariamente a través de los impuestos de la lotería. A medida que encontraron problemas, y todo lo que he comentado más arriba de la segunda fase, los costes empezaron a dispararse hasta tal punto en que en 1964 Utzon pidió un aumento del coste a 17,4 millones. Rechazado por el gobierno, se le requirió que se ajustara a los 12,5 millones aprobados anteriormente.

En 1965 cambió el gobierno y un nuevo ministro de obras públicas fue nombrado, Davis Hughes. Davis instauró estrictos controles de costes e hizo que el desarrollo de los esquemas de Utzon fuera extremadamente difícil. Esto condujo a que Utzon amenazara con irse a través de una carta dirigida a Davis que éste lo interpretó como una renuncia formal, en marzo de 1966. Hasta aquí, la participación de Utzon en la Ópera, el cual no volvió nunca a Australia (a pesar de fallecer en 2008) ni vio la Ópera acabada con sus propios ojos (más allá de lo que viera en televisión).

La construcción de la Ópera, huérfana de arquitecto, no se paralizó y continuó el desarrollo de la segunda fase hasta 1967. Peter Hall, arquitecto local con fama creciente fue llamado para continuar con la última fase, los interiores de la Ópera de Sídney. Hall fue básicamente un continuista del estilo Utzon (al principio dudó aceptar el rol ya que entendía que el proyecto era del arquitecto danés). Una vez que Utzon se negó a volver, Hall aceptó el encargo junto con dos compañeros (Lionel Todd y David Littlemore). Una vez se pusieron manos a la obra se dieron cuenta de la magnitud y de la complejidad de lo que quedaba por hacer y las pocas pistas y bocetos de los interiores.

Peter Hall con una maqueta de la Ópera

Uno de los mayores problemas a los que se enfrentaron fue al decidir que la sala más grande no podría albergar ópera, debido a la estructura y acústica de la sala. La sala mayor se diseñó finalmente para conciertos sinfónicos. Llama la atención que la Ópera de Sídney lleve en su nombre la práctica reservada a la sala más pequeña.

Sala Mayor – Major Hall o Concert Hall

Con 2500 asientos y una estructura que cubre la sala entera de madera barnizada australiana, la sala de los conciertos es el interior más impresionante del conjunto de interiores que componen la Ópera de Sídney, siendo el mejor escenario para las compañías sinfónicas más prestigiosas del país y aquellas del mundo que hacen tours por Australia.

El primer concierto fue dado en septiembre de 1973, su punto más alto está a 27 metros sobre el suelo y contiene uno de los mayores órganos del mundo (que también tardaron más de 10 años en construirlo y afinarlo).

Concert Hall

Cabe destacar las impresionantes cristaleras del vestíbulo cuidadosamente diseñadas que maximiza la sala y hace sentirte en un muy abierto espacio aerodinámico – es aquello que rellena el hueco que deja abierto las conchas desde el exterior, es decir, unas cortinas acristaladas que parecen colgar del tejado de las conchas. Fue un trabajo muy complejo que el equipo de Hall lo resolvió con extraordinaria brillantez.

Foto de las cristaleras en nuestro recorrido

Inauguración

Después de 17 años desde la licitación competitiva, un coste aproximado de 102 millones de dólares australianos (recordemos que a Utzon le ajustaron a 12,5 millones y que el presupuesto inicial fueron de 7 millones de dólares), más de 10.000 trabajadores de distintas nacionalidades del mundo entero, arquitectos e ingenieros punteros en aquellos años, la Ópera de Sídney fue inaugurada por la Reina Isabel II el 20 de octubre de 1973. Ante tal expectación, 15.000 habitantes locales se acercaron a la parte delantera de la Ópera, junto con otros miles de ciudadanos que se congregaron en el resto del puerto y una flotilla de unos 2000 barcos en la bahía. Se estima que 3 millones de personas lo vieron en directo por televisión.

Día de la inauguración de la Ópera de Sídney

Utzon, todavía enfrentado con David Hughes, decidió no acudir a la inauguración de su obra maestra.

La visita a la Ópera de Sídney

La Ópera de Sídney ofrece visitas guiadas de alrededor de una hora donde te explican básicamente lo comentado arriba en este post y te llevan por los interiores de todas las salas.

Subida por las escaleras

Nos reunieron en el exterior de la Ópera, nos contaron el contexto de la construcción y empezamos el recorrido, primero por el “Minor Hall” donde estaban ensayando el “Fantasma de la Ópera”, y luego abordamos el grandioso Concert Hall, imponente en su estructura de madera con un techo de madera suave para hacerlo más acústico. En ninguno de los dos sitios te dejan hacer fotos. Llama la atención de que en directo puedes observar cómo las salas son edificios de madera dentro de edificios de concreto (que son las conchas).

El “Minor Hall” tiene un estilo modernista por dentro y el backstage está por debajo (no por detrás como suele ser en los teatros). Realizan unas 8/9 óperas en un año, unos 2 ballets y un musical. Suelen representar unas 2/3 óperas semanales en temporada de óperas.

El Fantasma de la Ópera

Al recorrido del “Concert Hall” no tengo que añadir mucho más de lo comentado. Es un interior muy trabajado para que albergue a muchas personas y se cuide el aspecto acústico. En él han actuado varios de los cantantes y grupos más importantes del momento (como Elton John, Foo Fighters o Kanye West) y ha servido de multipropósito, ya sea a través de las orquestas y filarmónicas nacionales australianes y locales de la ciudad de Sídney, como a través de charlas, circos, conferencias e incluso peleas de boxeo.

Lo que nos dejaron grabar del “Concert Hall”

Me impresionaron en especial el espacio que crean las cristaleras en los vestíbulos. Crean un efecto abierto y relajante, como si fuera un balcón a la fotogénica bahía de Sídney.

El recorrido lo continuamos por una serie de teatros más pequeños que sirven para ampliar el multipropósito cultural de la Ópera de Sídney. El “Drama Theatre” para obras de teatro. El “Playhouse” para un público más joven donde se puede disfrutar de danza y teatro experimental. El “Studio” que también ha servido para distintos propósitos (comenzó como estudio de grabación para ABC y de ahí su nombre). La explanada exterior o “Frontcourt” donde se han albergado conciertos o eventos más multitudinarios (como la famosa bienvenida al año nuevo desde Australia). El restaurante también está situado en otra sala espectacular que bien merece la pena la visita – no puedo recomendar si se come bien o no pero si compras el ticket del recorrido, por un pico más puedes comer allí.

Drama Theatre
El Studio
Cabe destacar el intento de volver a los orígenes de las Primeras Naciones a través de la música (conciertos), arte (exposiciones) y la danza en la propia Ópera de Sídney
La explanada exterior con el edificio del restaurante al fondo

La Ópera de Sídney

En nuestro recorrido por Sídney, la Ópera es el punto central, aquel lugar que quieres ver y disfrutar en directo a toda costa. Daba igual de qué ubicación vieras la Ópera, podías ver su belleza única desde ese punto de vista. Esto comulga con lo que Utzon quería plasmar en este lugar. Más que un bloque de ladrillos sin personalidad, quería que la Casa de la Ópera fuera como una escultura viviente, algo que pareciera flotar en la bahía, y tengo que decir que después de tantos años de trabajo y de esfuerzo, habiendo innovado en diseños e ingeniería, es algo que lograron.

La bahía con la Ópera al fondo

Crearon la maravilla del mundo del hemisferio sur.

Intro musical de la Ópera de Sídney – 25 aniversario

¿Y Utzon?

El arquitecto danés volvió a colaborar con la Ópera. A finales de los años 90, miembros de la institución de la Ópera de Sídney como el gobernador del Estado de New South Wales, invitaron formalmente a Utzon a volver para seguir colaborando con la Ópera. Si bien por edad no pudo volver, Utzon desarrolló una serie de diseños y una guía para que los arquitectos futuros encargados de las renovaciones y mantenimiento de la Ópera puedan seguirlos sin apartarse de la línea original de Utzon. A raíz de esto, también se reservó un espacio en la Ópera, que también visitamos, que bautizaron como la habitación de Utzon (“Utzon Room”) – un tributo a sus ideas y sus diseños plasmadas en dicha habitación.

Utzon Room

Utzon no volvió nunca pero su legado ha quedado intacto.