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El fin o el principio del mundo, Ushuaia

En nuestro recorrido por Sudamérica, decidimos incluir una visita express a la ciudad de Ushuaia, en Tierra de Fuego, la considerada ciudad más meridional del mundo.

Bienvenido a Tierra de Fuego

Tierra de Fuego es la región que queda más al sur del continente americano, estando repartida entre Chile y Argentina. Hay una isla de mayor tamaño llamada Isla Grande de Tierra del Fuego, y otra de menor tamaño, perteneciente a Chile llamada isla Navarino. El mayor puerto y aeropuerto de entrada a esta región es una ciudad al sur de Isla Grande llamada Ushuaia, que linda al sur con el canal Beagle.

Hay que tener en cuenta que esta región, a pesar de ser la región más al sur del mundo, no está tan cerca de los polos, es decir, si nos fijamos en el hemisferio norte, las ciudades más septentrionales como Tromsø o incluso Longyearbyen en las islas Svalbard están mucho más cerca del polo norte que Ushuaia del polo sur. Si ubicáramos a Ushuaia en un paralelo equivalente en el hemisferio norte, estaría a la altura de Dinamarca. De ahí que el clima de en esta región sea más parecido a un clima templado y podamos encontrar bosques variopintos en el Parque Nacional de Tierra del Fuego que un clima extremo de tundra siberiano o canadiense.

Ushuaia: una ciudad costera rodeada de las montañas australes de los Andes
Una postal del Ushuaia del siglo pasado

También no es baladí que Ushuaia, al ser el núcleo de población más al sur, y por tanto, más cercano al polo sur, sea la puerta de entrada al continente más remoto, al que solo unos pocos afortunados pueden acceder al año, la Antártida. Si os fijáis, el continente helado tiene una península alargada que coincide justo con el paralelo de Argentina y Chile. Es una parte sometida a condiciones climáticas menos duras y con mejor acceso a los cruceros que salen desde Ushuaia. Más del 90% de los barcos que van a la Antártida pasan por este puerto y algunos suelen hacer escala en las famosas islas Malvinas y las Georgias del Sur. Lo que sí puedo decir después de informarme allí, es que los viajes son extremadamente caros por lo que, si se dispone de mucho tiempo y quieres abaratarte algo el viaje, es recomendable quedarte a la espera en Ushuaia para una oportunidad de última hora. Sin duda, será un viaje para seres afortunados de poder vivir una experiencia única de glaciares, ballenas, pingüinos e icebergs tan altos como rascacielos.

Un posible crucero a este extremo continente
En la parte de arriba del mapa se puede ver Ushuaia
que tan solo separa el Pasaje de Drake del continente Antártico

Justo al sur de esta región se encuentra el famoso Cabo de Hornos donde se juntan las aguas del Atlántico con las del Pacífico, haciendo este pasaje altamente inestable para los barcos o cualquiera que se atreva a navegar por estas aguas (incluidos los cruceros que se dirigen a la Antártida). Al norte también se encuentra otro paso más tranquilo pero más estrecho y también peligroso, el Estrecho de Magallanes. Con anterioridad a la apertura del Canal de Panamá, todo el tráfico marítimo que cruzaba de un océano a otro pasaba por este punto, desde la primera vuelta al mundo en 1519-22 (de Magallanes – Elcano) quienes abrieron esta ruta, hasta buques y petroleros más modernos. En todas las épocas ha habido multitud de naufragios y accidentes por navegar en estas aguas traicioneras, por lo que la opción Panamá no solo es la más rápida sino la más segura y acaba siendo la más económica (por el ahorro del combustible).

El paso de la expedición de Magallanes-Elcano en 1520

Los indígenas locales, los fueguinos

Después de haber leído y haberme informado sobre los locales que vivían con anterioridad al colonialismo, me da la impresión de que son una especie de esquimales del sur. Son tribus que han habitado esta región desde hace unos 6000 años y que están acostumbrados a vivir en condiciones inhóspitas, adversas con poco contacto con cualquier otro tipo de civilización.

Una foto antigua de los indígenas Onas

Los primeros europeos que tuvieron contacto con esta tierra lo hicieron en el mencionado 1520 (en la expedición de la primera vuelta al mundo), donde vieron desde sus barcos constantes fogatas, denominando a esta tierra como Tierra de Humos, y posteriormente, Tierra del Fuego.

Varios pueblos fueguinos han poblado esta tierra siendo los más famosos los Yámana (nómadas que se desplazaban en canoa por canales dedicada a la caza, recolección y pesca) y los Shelk’nam (cazadores de guanacos). Falsamente atribuidos como pueblos caníbales por un desafortunado encuentro con unos exploradores holandeses en 1624 donde desaparecieron parte de los cuerpos colonialistas a los cuales habían matado previamente, fueron duramente descritos en el SXIX por los naturalistas Forster y el más famoso Darwin. Este último afirmó que estos pueblos representaban el estado más bajo de la humanidad. Los consideraba como “antiguos”, “prehistóricos”, “fósiles vivientes” y “representantes de los períodos más antiguos”. De hecho, estas descripciones suscitaron interés en Inglaterra, hasta tal punto de secuestrar por parte del capitán del HMS Beagle, Fitz Roy (que da su nombre a una de las más famosas montañas de la Patagonia argentina), a varios Yámana (incluido un tal Jimmy Button) para llevarlos a Inglaterra para ser exhibidos y educados (no fueron los últimos indígenas en ser secuestrados y llevados a Europa en el SXIX). Esta misión convirtió a Ushuaia en el primer puesto europeo permanente en Tierra de Fuego, y los yámanas fueros gradualmente diezmados, sometidos y desplazados por colonos, misioneros, cazadores de foca, buscadores de oro, y un largo, etc.

Indígenas, Tierra del Fuego
Indígenas llevados a Paris por Mr. Maitre en 1889

En nuestro recorrido por Argentina, llegamos a Ushuaia a principios de enero. Me llamó la atención que las temperaturas fueran agradables (apenas llegan a bajo cero en invierno), que es algo que puede ser normal teniendo en cuenta que no encontrábamos en el verano austral. Previamente habíamos pasado unos días en la Patagonia, más al norte, y la sensación era más acogedora en Ushuaia. No obstante, es un lugar en el que el viento es el protagonista y donde se nota que el clima puede llegar a convertirse en temperamental.

Otra cosa que me llamó la atención fueron los tonos verdes que me sorprendió ver a estas latitudes en el Parque Nacional Tierra del Fuego. No es que me sorprendiera ver un bosque (en vez de una tundra o la escasa vegetación que por ejemplo te encuentras en Islandia) sino que me sorprendió ver tonos de vegetación vivos y claros (recordándome más a la isla sur de Nueva Zelanda).

Por último, el tono del agua de canal Beagle y el movimiento agitado de sus aguas fue otra de las imágenes que más me cautivaron. El canal Beagle, que justamente se encuentra al sur de la ciudad, es un canal que evita que los barcos crucen el Cabo de Hornos a mar abierto, evitando así oleajes mucho más peligrosos. Ahora bien, atravesar el canal es también un peligro en sí por las zonas de poca profundidad que hace que sea más fácil encallar y el oleaje traicionero de hasta olas de dos metros que pueden surgir en cualquier momento (algo parecido a lo que podemos encontrarnos en el Estrecho de Magallanes). El canal Beagle fue el lugar que realmente dominaron los Yámana con sus canoas y que tanto quisieron evitar los barcos ingleses o argentinos durante mucho tiempo.

Ushuaia

La ciudad de Ushuaia tiene poco que admirar, construida hace pocos años, en forma de cuadras con poco que ofrecer más allá de un par de museos (el Museo Marítimo y el Museo del Fin del Mundo), sin embargo, al solo tener un día decidimos ir a los puntos de más interés. Nos dirigimos hacia el Parque Nacional Tierra del Fuego.

Primera parada – Tren del Fin del Mundo

Es una de las opciones para llegar a este parque. En mi opinión costosa y turística pero lo que sí merece la pena es ir a ver el colorido tren y despedir a los pasajeros que viajan en él con destino al Parque Nacional Tierra del Fuego.

Tren del Fin del Mundo

Se trata de un tren construido a principios del SXX para trasladar los presos del presidio de Ushuaia que realizaban el recorrido de forma diaria. También aprovechaban el tren para cargar de vuelta el material recolectado durante su jornada laboral. Al principio, el tren era empujado por bueyes y caballos y luego se añadieron dos locomotoras. En 1949 un terremoto inhabilitó las vías del tren hasta la década de los 90 donde lo devolvieron a realidad formando el conocido “Tren del Fin del Mundo” que cuenta con réplicas de las locomotoras de vapor. El recorrido empiezo a 8 km de la ciudad de Ushuaia y termina en el Parque Nacional de Tierra del Fuego.

El Tren del Fin del Mundo
La Estación del Fin del Mundo
Una de las coloridas locomotoras
Todo en Ushuaia tiene como apellido “Fin del Mundo”

A continuación dejo un enlace a su web, pero hay que tener en cuenta que un solo ticket en este corto recorrido cuesta alrededor de unos 50 euros.

Tren del Fin del Mundo Ushuaia Tierra del Fuego Argentina

Segunda parada –entrada al PN de Tierra del Fuego y oficina de correos del Fin del Mundo

Según entras en el parque hay un desvío a mano izquierda que te lleva a uno de lo más icónicos lugares de este parque, la oficina de correos del Fin del Mundo. Esta oficina esta considerada como la más austral del mundo e invita a que puedas enviar una carta o postal ya sea a familiares o amigos, que se llevarán una sorpresa cuando semanas después de enviarla, la reciban en sus hogares, habiendo recorrido miles de kilómetros desde uno de los más remotos lugares del mundo.

El pequeño y escénico Quiosco

La caseta está situada de cara al sur, al borde del canal Beagle. Un lugar salvaje y colorido que hace aumentar el encanto de esta oficina más si cabe. El funcionario que te atiende y envía las cartas ha ido ganando fama hasta tal punto que te sella el pasaporte con una pegatina con su rostro. Obviamente, accedí al sellado del pasaporte, y salvo una vez en Bielorrusia que miraron esta pegatina con lupa y tardaron en dejarme cruzar la frontera más de lo que hubiera querido, no he tenido ningún problema por haber tenido dedicada una página del pasaporte a Ushuaia y a su oficina de correos más austral del mundo.

También sellaron un libro de postales que compré allí

En este primer encuentro con el canal Beagle, me llamó mucho la atención el paisaje tan salvaje que me ofrecía el lugar. La playa estaba desordenada, con una combinación de algas, piedras pequeñas y algo de arena que no invitaba a pasear descalzo ni siquiera en verano. El mar estaba embravecido y se podía intuir un color celeste que en caso de que las aguas hubieran estado calmadas, hubiera sido realmente impresionante. Las montañas al fondo nevadas completaban una imagen que resume esta recóndita parte del mundo: naturaleza, ferocidad, inmensa belleza e inhóspita. Con razón, Magallanes-Elcano tuvieron grandes problemas para sortear estas tierras y estas aguas 500 años atrás que estuvo cerca de acabar con su expedición, antes de encontrar el estrecho de Magallanes.

El Canal Beagle

Tercera parada – el lugar de los carteles

En la mayoría de los lugares que indican el principio o el fin de algo, está lleno de carteles que te indican los kilómetros que tienes que recorrer para llegar a algún lugar o si es el punto más austral o septentrional de alguna región, etc. En este caso, hay un cartel que indica que aquí finaliza (o empieza según se mire) la Ruta Nacional 3 y, en todo caso, la ruta panamericana que atraviesa los continentes americanos de norte a sur (17.848 km de Alaska a Ushuaia). También llama la atención de un pequeño cartel diciendo que las Malvinas son argentinas. Hay que tener en cuenta que si las Malvinas fueran argentinas pertenecerían a la región en la que nos encontramos, “Provincia de Tierra del Fuego”.

Cartelería de la Ruta Nacional 3
Más cartelería

Cuarta parada – Bahía Lapataia y recorridos por el parque y las Lagunas Verde y Negra

El Parque Nacional de Tierra del Fuego solo tiene disponibles unas 2000 hectáreas dotados de paseos cortos y asequibles, más apropiados para familias que para deportistas. El resto está protegido como reserva natural. En realidad, que fuera así era perfecto para nosotros ya que disponíamos de poco tiempo para hacernos una idea de lo más importante del parque. Este es un lugar pintoresco, con bahías, ríos mucho más en calma que el Canal Beagle; bosques originales de allí (coihues), canelos (o árbol de la canela con hoja perenne) o lengas de hoja caduca. En nuestro recorrido, no pudimos ver muchos mamíferos pues normalmente son esquivos de día (zorros por ejemplo), pero sí que pudimos escuchar y ver algunas de las aves típicas de la zona (son típicas de aquí los cóndor, albatros, gaviotas, golondrinas de mar, cormoranes o patos vapor de pico naranja, entre otros).

Empezamos nuestro tranquilo recorrido bordeando la bonita Bahía Lapataia que es una bahía formada por las aguas del canal Beagle. Cabe recordar, que este punto se utilizó como una carbonera a finales del SXIX y principios del SXX, es decir, un lugar donde se almacenaba carbón que usaban en particular los barcos con destino o paso a través de Ushuaia.

Bahía Lapataia

Fuimos recorriendo el camino 3, pasando por una castorera, es decir, un paisaje que ha sido modificado por las construcciones de los castores. Aparentemente bonito pero ecológicamente un desastre, ya que es una especie invasora allí, que modifica el ambiente que coloniza para construir diques y así puede instalar su colonia familiar.

Castorera
Parte del camino

A continuación, seguimos nuestro recorrido entre árboles de hoja perenne y caduca, recordándome el paisaje un poco a aquel que conocí en Nueva Zelanda. Es cierto, que es el lugar más austral del mundo pero al no estar tan cerca de los polos, realmente todavía pertenece a un clima continental donde existe una gran biodiversidad animal, de fauna y flora.

Un paisaje vivo
En la foto posando un ave fueguina

Muy cerca se encuentran dos lagunas que evocan paz y tranquilidad, la laguna verde (con tonos de agua más verdosos) y la laguna negra (con tonos de agua más negros). Son coloridos remansos de paz, con aguas tranquilas, rodeadas de vegetación y montañas. La laguna negra es lo que llaman un turbal o turbera, un tipo de humedal con acumulación de materia orgánica de origen glaciar. Tienen un papel importante en retener carbono y combatir el cambio climático y aseguran el agua potable de Ushuaia (y amortiguan también crecidas en los ríos para evitar inundaciones). Las turberas de esta parte de Argentina representan el 95% de las existentes en todo el país.

Laguna Negra
Laguna Negra
Turbera
Laguna verde
Laguna verde

Acabamos el recorrido del parque en el mirador Lago Acigami que significa “cesto” o “bolso alargado” en lengua Yámana. Es un lago que, a diferencia de las lagunas, es un espacio abierto más salvaje con playa de piedras y algo de oleaje. Hay un trekking que se llama Senda Hito XXIV que hace frontera nacional con Chile, sin embargo, es ilegal cruzarla porque no existe un puesto fronterizo que te permita el paso.

Lago Acigami

Recorrido por la Nacional 3

Después de visitar el parque, hicimos un pequeño recorrido por la nacional 3 donde pudimos observar el paisaje de la parte más al este de Ushuaia. Llama la atención la poca cantidad de nieve y glaciares que sobreviven hoy en día por esta zona. Después de haber leído un par de libros que compré en la oficina de correos de Ushuaia, describen un retroceso importante en los glaciares de la región durante los últimos 100 años. En este recorrido, me hubiera gustado hacer el trekking de Laguna Esmeralda, que como su nombre indica, es una laguna de color verdoso entre montañas. Sin embargo, sus 5 km de recorrido y la dificultad y poca señalización de hacerlo en poco tiempo, nos hizo tener que conformarnos con lo visto en el Parque Nacional de Tierra de Fuego. Con más tiempo, invertid en hacer este recorrido.

La Laguna Esmeralda un día soleado
Otrora una región con glaciares

Estancia Harberton

Aun no habiendo visitado este lugar por falta de tiempo, la Estancia Harberton es un lugar con gran significado histórico en la región. Se fundó en 1886, el día 28 de septiembre, cuando el Congreso Nacional Argentino donó ocho leguas de terreno sobre el canal Beagle al reverendo Thomas Bridges, ciudadano argentino.

Thomas Bridges fue encontrado sobre un puente (de ahí Bridges), probablemente en Bristol en el año 1844. Era un niño abandonado. Se lo llevaron a un orfanato, y gracias a su impecable actitud, fue adoptado por el Reverendo Despard, miembro de la asociación de misioneros sudamericanos. En 1856, Despard viajó junto a sus hijos a islas Malvinas, tiempo que aprovechó Thomas a aprender el idioma yámana de Tierra de Fuego. En 1861, cuando Despard se retiró de la misión, Thomas Bridges quedó encargado y empezó a frecuentar Tierra de Fuego donde eventualmente se mudó con su familia, construyendo una iglesia, un orfanato, enseñando a los niños nativos sobre religión, leer, escribir, etc. Thomas Bridges trabajó en su diccionario inglés-yágan, dando un paso adelante para entender a estos indígenas tan poco comprendidos durante cientos de años, y hasta tuvo relación con el famoso naturista Perito Moreno condenados a entenderse por sus trabajos paralelos (uno en Tierra de Fuego y otro en Patagonia). Eventualmente, Thomas Bridges se pasó al bando argentino ya que su gobierno le ofrecía tierras y en 1886, finalmente pudieron empezar a construir su estancia en un terreno de su propiedad. Es oficialmente el lugar donde los primeros occidentales empezaron a vivir en Tierra de Fuego (mucho antes de la urbe que conocemos hoy en día como Ushuaia).

Estancia Harberton actualmente
La Estancia Harberton a principios del pasado siglo

El viaje hasta la Estancia Harberton también merece la pena desde un punto de vista de naturaleza ya que podrás disfrutar de una colonia de pingüinos (llamada pingüinera) en una isla cercana. Al alejarte de la civilización, el canal Beagle te ofrece la posibilidad de acercarte a la vida marina, a través de sus pingüinos, leones marinos, diversas aves, etc. de forma muy parecida a lo que puedes observar en la península de Otago en Nueva Zelanda.

Pingüinera cerca de Estancia Harberton

Ushuaia es un lugar imprescindible al cual volvería para visitar la estancia Harberton y emprender la aventura al continente más extremos, la Antártida.