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Qué ver en Helsinki el primer día: recorrido por plazas, catedrales y la fortaleza de Suomenlinna

Después de haber visitado las capitales nórdicas de Europa, un aspecto que me llamó la atención de Helsinki fueron sus rasgos sustancialmente distintos a sus vecinos escandinavos. Solemos meter a los países de norte en un mismo saco, al igual que a los países bálticos. No obstante, sus orígenes, cultura e historia no tienen por qué coincidir; Suecia fue un imperio dominante en los SXVI y SXVII, sin embargo, la religión de Finlandia ha sido disputada por fuerzas coloniales suecas y rusas durante cientos de años, y la realidad de Finlandia como país es algo mucho más reciente. Algo parecido ocurre en los países bálticos entre Estonia y sus vecinas Letonia y Lituania, que detallaremos en otro artículo. La realidad y origen de Estonia y su capital Tallin, e incluso el lenguaje, se asemeja más a su vecina Finlandia, que, a Letonia, por ejemplo.

La imponente catedral luterana con nieve

Un poco de historia de Helsinki

Helsinki está situada en el sur de la actual Finlandia, en una zona comercial y estratégica, limitando al sur con el Golfo de Finlandia, a escasos kilómetros al norte de la vecina Tallín, por el este, a unos pocos cientos de kilómetros nos encontramos con San Petersburgo (la otrora capital del imperio ruso), y al oeste por el mar nos encontramos con el Báltico y Estocolmo, la capital sueca.

Debido a las temperaturas extremas en invierno, esta zona no fue colonizada en su día por el imperio romano u otro imperio Mediterráneo. Las bajas temperaturas y dificultad de acceso a estas zonas (parte del mar y de los ríos se congelan en invierno) hacían de esta zona un lugar poco atractivo para dirigir recursos materiales y humanos. Esto permitió que una tribu con orígenes en la Edad de Piedra, llamados tavastianos, pudieran vivir con tranquilidad hasta que los suecos dirigieron una cruzada contra éstos, derrotándolos en el SXIII.

Helsinki fue fundada en el 1550 por el rey Gustavo I de Suecia, es decir, en fecha reciente comparado con otros asentamientos europeos. Su finalidad era rivalizar con la actual Tallin, que en ese momento se encontraba en auge comercial, como parte de la federación comercial y defensiva medieval báltica-germana, llamada Hanseática.

Durante la época colonial sueca, Helsinki apenas ganó en importancia, siendo un discreto puerto pesquero hasta la construcción de la fortaleza portuaria de Sveaborg (conocida actualmente como Suomenlinna o “Fortaleza de Finlandia”), y particularmente, hasta la invasión de Helsinki por las fuerzas rusas, que anexionaron a su imperio como el Gran Ducado de Finlandia.

Fue durante el periodo ruso cuando Helsinki comenzó a ganar en importancia y en esplendor. En primer lugar, se trasladó la capital a Helsinki desde Turku para ayudar a reducir la influencia sueca en la región. En segundo lugar, hubo un incendio en la antigua capital, Turku, que le hizo perder en influencia y posición. Por último, Helsinki, al lograr una mayor prosperidad y crecimiento, también invirtió en arquitectura, en la que tuvo gran influencia por el estilo ruso neoclásico de San Petersburgo. De ahí, que un paseo por Helsinki sea más parecido a encontrarse en la vecina ciudad rusa que a cualquier capital nórdica.

Un estilo que recuerda a San Petersburgo

El SXX fue muy convulso para la historia de Finlandia, y extensivo a Helsinki, violento en cuanto a guerras, importante en cuanto a lucha por una identidad propia, y de un marcado desarrollo económico a finales de siglo. Ya a finales del SXIX empezaron a surgir movimientos nacionalistas, y de la clase trabajadora, donde se oponían a la rusificación que los zares rusos estaban llevando a cabo. El 6 de diciembre de 1917, el Parlamento de Finlandia declaró su independencia del imperio ruso (aprovechando la revolución rusa y la primera guerra mundial). No obstante, esto no le libró de una guerra civil en 1918, que con ayuda alemana pudo sobreponerse a la influencia de la Guardia Roja. Helsinki siguió desarrollándose durante las siguientes décadas hasta que se vio envuelta en una nueva guerra, esta vez con la Unión Soviética; las llamadas Guerra de Invierno (1939-1940) y Guerra de Continuación (1941-1944), donde se vio obligado a capitular y a ceder parte de su territorio a los soviéticos. A pesar de las miles de bombas que los soviéticos lanzaron en los alrededores de la ciudad, las defensas de Helsinki fueron relativamente exitosas y pudieron evitar daños mayores.

La isla de Suomenlinna desde la península

A partir de mediados del SXX, Finlandia se mantuvo como zona neutral dentro del conflicto de la Guerra Fría, y pudo conseguir un hueco y prosperar junto al resto de capitales nórdicas, convirtiéndose hoy en día en un referente industrial, de las telecomunicaciones (Nokia), electrónico y de diseño, entre otros. De ser una región sometida y subdesarrollada a principios del SXX, ha pasado a ser un país innovador, sostenible, en vanguardia educativa, siendo hoy en día uno de los países más ricos del mundo en renta per cápita.

Dos pinceladas de Helsinki

Desde un punto de vista viajero, Helsinki en sí ofrece un buen punto de partida para un viaje a la Laponia finlandesa, o para un recorrido por los países bálticos, e incluso una conexión con la rusa San Petersburgo, que ofrece una versión parecida a Helsinki en cuanto a arquitectura y diseño de las calles.

No desmerezcamos esta ciudad porque merece la pena dedicarle al menos dos días cada vez que te acerques por la zona. Su oferta cultural, gastronómica e histórica no es nada desdeñable, y aunque, dos, tres o cuatro días son insuficientes para conocer y vivir realmente una ciudad europea como Helsinki, sí que puedes llegar a disfrutarla y sumergirte por momentos en la identidad finlandesa. Al ser una ciudad poco turística en términos relativos comparados con otras ciudades europeas, no sufre de la masificación y agobio que podemos encontrar en otros lugares.

La fría Helsinki

En nuestro caso, al igual que el viaje a Venecia y Eslovenia, nos acompañaba nuestro bebé a bordo. En este caso, y a diferencia de la propia Venecia, Helsinki es una ciudad mucho más amigable para pasear con carrito, sin grandes desniveles que haga la visita una odisea. Adicionalmente, cualquier restaurante o lugar de interés, dispone de trona o cambiadores. Y en cuanto a alojamientos, ya casi todos disponen de una cuna de viaje que incluyen de forma totalmente gratuita.

Primer día en Helsinki: recorrido por plazas, catedrales y sabores internacionales

Las zonas de interés de la capital finlandesa son fácilmente accesibles. Se podría decir que Helsinki es una de las capitales que más museos ofrece para el viajero, contando con más de 50 museos y galerías de arte. Por lo que, en una estancia en la capital, es casi de obligación visitar alguna de estas galerías.

Centro de Helsinki, el Kauppatori

El primer lugar donde acudimos es el Kauppatori, o la plaza del mercado de Helsinki, centro neurálgico de la ciudad y punto de partida para empezar cualquier recorrido. La plaza del mercado está situada en el puerto, donde se obtiene si miras al norte, una excelente panorámica del Palacio Presidencial y de la plaza Senaatintori (o plaza del Senado) presidida por el imponente Tuomiokirkko. Al sur se puede contemplar el mar, y a lo lejos, la isla fortaleza de Suomenlinna. Al este nos encontramos con la isla de Katajanokka y la icónica noria que preside la ciudad. Al oeste se puede contemplar el Esplanadi que nos conduce a la parte más comercial y de mayor importancia cultural de la ciudad.

Esplanadi

Cada punto cardinal según miras desde el Kauppatori ofrece una ruta para proseguir conociendo Helsinki. El mercado en sí también ofrece multitud de puestos que ofrecen sabrosa comida local, desde sopa de salmón, trucha, reno e incluso pescaditos. La parte negativa de comprar comida al aire libre con temperaturas bajo cero es que se enfría con rapidez, y es ciertamente incómodo comerlo de pie, soportando ventiscas árticas (salvo que seas finlandés, ya que en ese caso el frío no es un obstáculo). De hecho, aprovechamos a desayunar en un puestecito cubierto el famoso pulla o bollo de cardamomo característico con un sabroso café. Cabe recordar que los finlandeses son grandes cafeteros, y prácticamente en cualquier puesto, cafetería y restaurante, si eres aficionado, es obligatorio pedirlo. Ofrecen variedades más allá de los típicos espressos, capuccinos o macchiato, donde juegan con chocolate, canela u otras formas originales que hacen de esta bebida un auténtico manjar.

Puestecitos de desayuno
Pulla o bollo de cardamomo
Puestecitos locales
Una sabrosa sopa de salmón que se enfriaba por momentos

Bordeando la plaza del mercado al sur, podemos encontrar el mercado cubierto o el Kauppahalli, donde se pueden encontrar productos frescos. El también llamado viejo mercado de Helsinki ha estado abierto al público desde 1889 y es el más antiguo de los mercados de Helsinki. Entre los productos de los comerciantes se encuentran quesos, pescados, mariscos, carnes, verduras, frutas y especias, así como café, té y pequeños regalos y artículos para el hogar. Una lástima que la última vez que estuve en Helsinki coincidieran los días festivos de Semana Santa y se encontraba cerrado.

Kauppahalli

Cabe destacar también un proceso velero de época en los alrededores de la plaza. Ese tipo de barcos atracados allí son barcos tradicionales de madera que suelen usarse para excursiones turísticas y eventos privados. No es un barco famoso en el sentido de tener un nombre universalmente reconocido (como podría ser el Suomen Joutsen en Turku), pero sí es habitual encontrar embarcaciones de época en esa zona del puerto para reforzar la imagen marinera y cultural de Helsinki.

Uno de los tradicionales barcos de madera

Suomenlinna

Desde la plaza del mercado, puedes embarcarte en un ferry que, con intervalos de 20 minutos, se dirige a la isla fortaleza de Suomenlinna, la “fortaleza de Finlandia”. Se trata de un grupo de cuatro islas conectadas por puentes. Fue declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad por lo que su valor histórico está reconocido a nivel mundial. Acordaos que la fortaleza fue levantada por los suecos en el SXVIII (Sveaborg) para defenderse de potencias enemigas como el temido imperio ruso.

Un viaje amable desde el barco incluso con bebé
Bienvenidos a la isla fortaleza de Suomenlinna
Una gran fortaleza amurallada para proteger Helsinki

Iso Mustasaari

El ferry te deja en Iso Mustasaari, único lugar de llegada y recogida en la época de invierno-primaveral. Desde aquí puedes tomar un camino, indicado como la senda azul donde te lleva por los principales puntos de interés de las islas Iso Mustasaari y Susisaari. Si bien es cierto que hay una oferta cultural que sobrepasa lo que buenamente le puedes dedicar a esta visita, tienes que elegir a qué partes dedicarle tiempo.

La torre del reloj: entrada al interior a Iso Mustasaari

El primer punto interesante según sales del muelle y del centro de visitantes, es la iglesia construida por los rusos en 1854, sirviendo como culto ortodoxo hasta los años 20, donde se transformó en luterana. Como anecdótico, aparte de una campana enorme que se expone en sus inmediaciones, es la única iglesia en el mundo que además es faro.

La iglesia faro
La campana en sus inmediaciones

En el lateral, también se pueden observar algunas casas decimonónicas que pertenecieron a comerciantes rusos que vivían en la isla bajo el dominio del imperio ruso.

Las casas de los comerciantes rusos

Prosiguiendo por el sur de la isla, hay dos museos interesantes que a la vez exponen temas radicalmente contrapuestos. Uno, el museo militar de Finlandia muestra información y recreación del papel del país en las guerras del SXX, y otro, el museo del juguete, que muestra una extensa colección de muñecas y osos de peluche.

El entretenido museo militar de Finlandia

Aquí nos decantamos por el primero. Estuvimos una media hora larga, lo suficiente para poder observar artillería, tanques, carros de combate y una serie interesante de artefactos, vehículos e infraestructura de las guerras del SXX. Creo que este museo es una buena opción para interiorizar el papel que jugó Finlandia en el SXX en el plano bélico, y en particular, en la Guerra de Invierno (1939-1940) y la Guerra de Continuación (1941-1944) con la Unión Soviética. Si bien el pueblo finés luchó de manera encarnizada por mantener su independencia frente a los opresores comunistas, este esfuerzo no estuvo exento de enormes bajas y la pérdida de un 10% del territorio en favor de la URSS. El museo te detalla paso a paso los antecedentes, el curso de las guerras y las consecuencias de estas.

Procediendo el paseo hacia la isla de Susisaari, nos encontramos con el museo de Suomenlinna que recorre la historia de la fortaleza a través de una exposición detallada de dos plantas. Si bien no vimos el museo, el edificio también alberga una cafetería (y unos baños) ofreciendo así una parada estratégica que te permite tomar algún refrigerio y renovar fuerzas.

Museo de Suomenlinna

Susisaari

Cruzando un pequeño puente nos adentramos en Susissari, la isla más grande y de mayor interés de Suomenlinna. Si sigues la ribera de la isla hacia el sur unos cientos de metros te encuentras con el curioso Vesikko, el único submarino de la Segunda Guerra Mundial que queda en Finlandia. En el momento en el que fuimos se encontraba cerrado, pero merece la pena contemplarlo en su totalidad desde el exterior, ya que lo conservan fuera del agua.

Submarina Vesikko

Volviendo por tus pasos, al adentrarte en la isla, llegas al fabuloso patio de armas, diseñado por Augustin Ehrensvärd (que está enterrado en el centro del mismo), y construido en la década de 1760 como plaza principal de la fortaleza. Sufrió graves daños en el bombardeo de la guerra de Crimea, en 1855, pero actualmente se encuentra en perfectas condiciones.

Patio de armas

Muy cerca de allí, se encuentra también el interesante dique seco de Suomenlinna, uno de los astilleros en funcionamiento más antiguos del mundo. Ganó importancia con la construcción de buques de la flota costera sueca, también en la década de 1760. En la actualidad, te puedes asomar a una terraza donde puedes contemplar su funcionamiento y a trabajadores dedicándose a la restauración de barcos antiguos.

Dique seco

Dirigiéndote al sur de la isla nos topamos con lo que tenemos en la idea de lo que es una isla fortaleza. Una serie de búnkeres, murallas, cañones, y en definitiva, la línea de defensa costera que hacía de esta isla fortaleza un lugar bastante inexpugnable en pleno SXIX. Se puede caminar perfectamente entre estos bastiones, cuidadosamente resguardados de las amenazas exteriores, e incluso en un hermoso día de primavera-verano, no es descartable poder hacer un picnic aquí mismo disfrutando de unas impresionantes vistas de la costa.

Antes de llegar a la zona más defensiva había parajes realmente bellos
Algunos de los búnkeres por los que puedes pasear
Más búnkeres

La senda azul o el camino sobre Suomenlinna acaba en la Puerta del Rey (Kuninkaanportti) entre 1753 y 1754 en el lugar donde el rey Adolfo Federico de Suecia amarró su nave cuando visitó la fortaleza en 1752. Se trata de una muralla de dos pisos a la que se le añadieron un puente levadizo doble y unas escaleras llamadas los “escalones del rey”. En verano parten desde aquí los barcos de regreso a Helsinki, sin que tengas que volver a recorrer las islas de sur a norte. Desafortunadamente, tuvimos que emprender el camino de regreso sobre nuestros pasos, que añadió a nuestro viaje unos 30 minutos extra.

Puerta del Rey

Puedes perfectamente recorrer la fortaleza con un carrito de bebé, tal y como hicimos, pero hay que tener en cuenta que sólo puedes hacer con seguridad y sin gran esfuerzo un día soleado, donde no haya rastro de nieve, agua o barro en el camino.

Isla de Katajanokka

Una vez visitada la isla fortaleza de Suomenlinna, el ferry te vuelve a dejar en la plaza del mercado. Tened en cuenta que si lleváis un carrito con bebé, el pasaje es gratis tanto para el bebé como para su portador. Una vez en el Kauppatori, si nos dirigimos al este nos adentramos en la isla de Katajanokka. Esta isla ofrece algunos de los puntos de interés más importantes y simbólicos de la ciudad.

Para empezar, aquí se encuentra una de las más famosas saunas de la ciudad. Se puede observar desde fuera, cómo de forma incomprensible, decenas de valientes intercambian baños cuasi helados en el mar, con baños de vapor a casi 100 grados. La sauna es probablemente lo más famoso que haya dado el pueblo finés al mundo, y básicamente es un baño de vapor que se realiza en un recinto de madera a muy alta temperatura. Las saunas tienen efectos positivos sobre el organismo, que permite liberar toxinas y activar la circulación sanguínea. Las saunas deben de estar acompañadas de contrastes de temperatura. En cualquier lugar que no sea Escandinavia, con una ducha fría suele bastar, sin embargo, en un país como Finlandia es costumbre incluso llegar a adentrarse en un lago o río helado, llevando el contraste al extremo. En Finlandia es costumbre que cada hogar tenga una sauna, e incluso los propios hoteles ofrecen una sauna en la propia habitación.

Las saunas con el baño helado

Justo detrás de la sauna de la isla de Katajanokka, se encuentra la icónica noria de la ciudad, imagen de gran cantidad de fotos y símbolo de Helsinki. En el momento en el que pasamos por allí se encontraba cerrada.

La noria de Helsinki

Si continúas bordeando la isla por el norte, te encuentras con la flota de los rompehielos que
tanto utilizan en las temporadas invernales, ya que gran parte del mar Báltico y el golfo de
Finlandia se congelan durante unos meses. En la parte sur, hay una terminal de ferries, que
justamente tomamos a la vuelta de nuestra visita a Estonia y Letonia (la llamada Viking Line).

Uno de los rompehielos a lo lejos


También destacar que la primera vez que vine a Helsinki nos alojamos en un interesante hotel
en el área residencial donde predominan los edificios siguiendo el art noveau (y que se
consagró en Riga). El hotel no es Art Nouveau, realmente es una antigua cárcel de 1837
rehabilitada en hotel y llamado hotel Katajanokka. De hecho, al salir de la habitación puedes
observar su estructura en forma de cárcel. El restaurante del hotel se halla en el sótano de la
antigua cárcel, donde hay un par de galerías y celdas que no se han reformado y las han
dejado en su forma original para que el huésped pueda visitarlo.

El logrado hotel que fue en su día una cárcel

Catedral de Uspenskij

En el noroeste de la isla nos topamos con la colorida catedral de Uspenskij o catedral de la Dormición de María. Construida sobre una colina, parece querer vigilar desde lo alto el puerto de Helsinki y el propio Palacio Presidencial. Su fachada de ladrillo rojo, sus torres puntiagudas y las cúpulas doradas que brillan incluso en los días más grises.

Iglesia de la Dormición al atardecer

Subir las escaleras que conducen a la entrada ya es toda una experiencia. A medida que ascendíamos, la ciudad se desplegaba detrás de nosotros, con el mar helado y los barcos atracados en el muelle. Una vez dentro, el contraste con la sobria catedral luterana de la Plaza del Senado es inmediato: aquí el ambiente es más cálido, casi místico. Las lámparas de araña, el iconostasio recargado y las pinturas doradas crean una atmósfera propia del mundo ortodoxo ruso, que nos recuerda cuánto influyó este país en la historia de Finlandia.

La Iglesia de la Dormición en otro momento del día

Dicen que es la iglesia ortodoxa más grande de Europa Occidental, y al recorrer su interior no cuesta creerlo. Cada rincón invita a detenerse: desde los frescos en las paredes hasta los detalles tallados que parecen narrar historias en silencio. Y al salir de nuevo a la escalinata, uno entiende por qué este lugar es tan especial: las vistas hacia el puerto, con los rompehielos y los mercadillos de Kauppatori al fondo, convierten el momento en una de las postales más inolvidables de Helsinki.

Si continúas bordeando la isla por el norte, te encuentras con la flota de los rompehielos que tanto utilizan en las temporadas invernales, ya que gran parte del mar Báltico y el golfo de Finlandia se congelan durante unos meses. En la parte sur, hay una terminal de ferries, que justamente tomamos a la vuelta de nuestra visita a Estonia y Letonia (la llamada Viking Line).

También destacar que la primera vez que vine a Helsinki nos alojamos en un interesante hotel en el área residencial donde predominan los edificios siguiendo el art noveau (y que se consagró en Riga). El hotel no es Art Nouveau, realmente es una antigua cárcel de 1837 rehabilitada en hotel y llamado hotel Katajanokka. De hecho, al salir de la habitación puedes observar su estructura en forma de cárcel. El restaurante del hotel se halla en el sótano de la antigua cárcel, donde hay un par de galerías y celdas que no se han reformado y las han dejado en su forma original para que el huésped pueda visitarlo.

Palacio Presidencial de Helsinki

De regreso a la plaza del mercado (Kauppatori), la vista se dirige inevitablemente hacia el Palacio Presidencial, uno de los edificios más emblemáticos de la capital finlandesa. Construido originalmente en 1818 como residencia privada de un comerciante adinerado, fue adquirido poco después por el zar Nicolás I de Rusia y transformado en la residencia oficial de los gobernadores rusos.

Palacio presidencial al atardecer

Con el tiempo, y tras la independencia de Finlandia en 1917, pasó a convertirse en la residencia presidencial. Hoy, aunque el presidente suele residir en otra residencia más discreta, el edificio sigue siendo sede de recepciones oficiales, banquetes de Estado y ceremonias de alto rango (al igual que ocurre en muchos otros lugares, donde el tradicional palacio presidencial ha dejado de ser la residencia del monarca – como en el Palacio Real de Madrid). Su estilo neoclásico, con una fachada sobria y equilibrada diseñada por el arquitecto Carl Ludvig Engel, refleja perfectamente la influencia rusa de principios del siglo XIX. Desde la plaza del mercado, el palacio luce imponente con sus tonos claros y sus columnas que se alinean con la armonía urbanística que Engel imprimió a todo el centro de Helsinki.

Palacio presidencial en otro día

Plaza del Senado (Senaatintori)

Subiendo apenas unas calles desde el puerto llegamos a la plaza del Senado, el corazón histórico y arquitectónico de Helsinki. Esta plaza rectangular es probablemente el lugar más fotogénico de la ciudad, diseñada también por Engel a principios del siglo XIX con la intención de crear un conjunto urbano armónico al estilo de San Petersburgo.

Plaza del Senado

La plaza está rodeada de edificios monumentales que representan las tres grandes esferas de poder:

  • La Catedral Luterana (Tuomiokirkko), que domina la plaza desde lo alto de una escalinata.
  • El Palacio del Consejo de Estado, sede del gobierno.
  • La Biblioteca Universitaria y el edificio principal de la Universidad de Helsinki, símbolos del conocimiento y la educación.

En el centro de la plaza se encuentra la estatua del zar Alejandro II de Rusia, erigida en 1894 en agradecimiento a las reformas que otorgaron más autonomía a Finlandia. Aunque durante la independencia se planteó retirarla, los finlandeses decidieron conservarla como símbolo de un momento histórico en el que el país ganó mayor autogobierno.

En invierno, la plaza se transforma en un lugar mágico con mercados navideños y luces que iluminan la monumental escalinata, mientras que en verano suele acoger conciertos y eventos culturales. Es un punto de encuentro tanto para locales como para viajeros.

La plaza desde lo alto de la catedral

Catedral de Helsinki (Tuomiokirkko)

Imposible no levantar la mirada hacia la imponente Catedral de Helsinki, uno de los iconos más reconocibles de Finlandia. Construida entre 1830 y 1852 como homenaje al zar Nicolás I, destaca por su estilo neoclásico, líneas puras y sus cúpulas verdes coronadas por cruces doradas.

Catedral de Helsinki

La catedral se alza sobre una escalinata blanca que convierte el edificio en protagonista absoluto de la plaza del Senado. Desde lo alto, las vistas hacia el puerto y el mar son espectaculares, especialmente en días soleados cuando el blanco de la fachada resplandece contra el cielo azul.

Catedral de Helsinki

El interior de la catedral es sorprendentemente austero en comparación con su exterior, siguiendo la tradición luterana: paredes blancas, decoración mínima y una atmósfera de calma y sobriedad. De hecho, es una de las anécdotas que más me sorprendieron, ya que uno espera con esa fachada y exterior imponente, que el interior esté a la altura. Sin embargo, no vale nada y se puede incluso obviar en tu visita a Helsinki.

El interior austero de la Catedral de Helsinki
Aun así cuenta con un órgano muy interesante

Aun así, acoge regularmente conciertos y ceremonias que llenan de vida este templo, visitado cada año por más de 300.000 personas.

La escalinata se convierte en verano en un lugar de encuentro para jóvenes y turistas, que se sientan a disfrutar del sol de medianoche, mientras que en invierno la nieve convierte el conjunto en una postal nórdica inigualable.

Cena Internacional Georgiana en Rioni

Tras un día intenso de paseos por fortalezas, catedrales y plazas, la jornada terminó con un toque inesperado en pleno centro de Helsinki. Caminando por la elegante Esplanade, encontramos el restaurante georgiano Rioni, una auténtica embajada del Cáucaso en tierras nórdicas.

Dentro, el ambiente acogedor y cálido nos hizo olvidar por un momento el aire gélido del exterior. La carta era un viaje en sí misma, y nos dejamos tentar por varios clásicos de la gastronomía georgiana: los khinkali, jugosas empanadillas rellenas de carne que se comen sujetándolas por el rabito de masa; el adjaruli khachapuri, ese irresistible e icónico pan en forma de barca relleno de queso, mantequilla y un huevo que se mezcla justo antes de probarlo (plato inconfundible de la comida georgiana); y el mtsvadi, brochetas de carne marinada y asada a la brasa, tierna y sabrosa, que llegó a la mesa desprendiendo un aroma inconfundible.

Khinkali
Adjaruli khachapuri
Mtsvadi

Cada bocado era un contraste con lo vivido durante el día: de las cúpulas doradas de la catedral ortodoxa a los sabores intensos del Cáucaso, todo enmarcado en una ciudad que demuestra su carácter abierto e internacional. Helsinki nos había sorprendido no solo con su historia y arquitectura, sino también con su capacidad para reunir culturas en un mismo espacio.

A continuación Helsinki en dos días: museos, parques y la iglesia de piedra Temppeliaukio.